miércoles, 2 de noviembre de 2011

El referéndum griego

Quizá lo haya hecho en alguna ocasión en este blog pero vale la pena recordar aquel artículo de Miguel Herrero de Miñón, aparecido en el diario Hoy cuando más arreciaba la tormenta sobre el “No a la guerra” de Irak, en el que cuestionaba la actitud del presidente Aznar, en relación a la fiabilidad de la democracia. Herrero se preguntaba hasta que punto estaba legitimado un gobierno para actuar en contra de su propio pueblo cuando en una cuestión concreta como era la decisión de llevar al mundo a un escenario tan infausto, más del 90 % de la población, según las encuestas facilitadas por los propios órganos de la administración, se manifestaba abiertamente en contra de ello.

Los gobiernos de la UE y, prácticamente todos sus correligionarios han puesto el grito en el cielo ante la decisión de Papandreu, primer ministro de Grecia, de convocar a referéndum a su pueblo para que se postule ante las últimas resoluciones propuestas en el seno de la misma acerca de la crisis griega y del que ya advirtió en su momento a la cúpula comunitaria . Técnicamente no podemos saber la viabilidad de tales resoluciones y lo peor es que, probablemente y a la vista de los resultados de las enésimas cumbres habidas entre tan altos dignatarios, es evidente que ni ellos lo saben a ciencia cierta. Quizá, incluso, el resultado de esa consulta, pueda estar mediatizado por dos años ya de esta nueva tragedia que está padeciendo el pueblo griego consecuencia de la infame gestión de quienes les gobiernan, les gobernaron, la cúpula política europea y toda las perversas y facinerosas entidades e instituciones financieras que han provocado la misma. Quizá, si el resultado del mismo es negativo a los postulados de la cúpula europea, pueda traer graves problemas para el resto del continente lo que, en ningún caso, podría achacársele de forma exclusiva a Grecia. Pero, de ahí, a cuestionar por un solo momento la legitimidad y el derecho del pueblo griego para decidir su futuro es algo que debería resultar inadmisible en todos aquellos estados que se autodefinen como demócratas.

¿O es que cuando el parlamento federal alemán toma sus decisiones y están son tomadas como una exigencia por la Sra. Merkel para el resto de los países comunitarios, eso sí es democracia? ¿Y si el pueblo español, o el italiano, o el francés, o el húngaro o el austriaco, no están de acuerdo? ¿Algún ciudadano de estos países han elegido a la Sra. Merkel o a esos miembros de su parlamento? ¿No quedamos que para eso estaban las instituciones europeas, con la Eurocámara a la cabeza? ¿Para qué sirve votar entonces en las elecciones europeas si al fin y al cabo solo se hace lo que decide el, o la, más fuerte, entre imposiciones y amenazas? Y, por último, ¿si el acuerdo de la pasada cumbre es tan bueno como dicen para Grecia, que temor hay a la respuesta del pueblo griego?

En definitiva, ante la evidencia de las respuestas a todas estas preguntas solo queda por hacer una nueva interpelación:

¿Qué quedó entonces de la democracia?

3 comentarios:

  1. Aplaudo la decisión de Papandreu. Los ciudadanos griegos tienen todo el derecho de opinar. Los islandeses también fueron convocados a un referendum y decidieron que los ciudadanos no tenían porqué hacer frente a los errores e ilegalidades cometidos por l sector financiero.
    Un saludo

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  2. Pero al final todo ha quedado en agua de borrajas. Una vez más el pueblo ha quedado supeditado al chantaje de los políticos, suyos o ajenos. El otro día veía al subdirector de El Mundo -vaya usted a ver-, como decía en relación al dueto Merkel-Sarkozy: "quien paga manda". Luego vuelvo a preguntarme ¿que queda entonces de la democracia? Gracias por tus comentarios.

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  3. Lamento que todo haya quedado en agua de borrajas.
    Un saludo

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