jueves, 29 de diciembre de 2011

La república española, solo una más...

Al margen de los dineros reales que acaban de publicitarse por primera vez desde la restauración de la monarquía –es inconcebible que haya tenido que ser de motu proprio y no a instancias de una norma establecida por las leyes-, y ahora que la misma parece en entredicho por una parte de la población consecuencia de las presuntas actividades delictivas de Iñaki Urdangarin, muchas personas, entre las que yo mismo me encuentro, que no pueden entender su modelo sucesorio basado en el orden dinástico “por la gracia divina”, añoran la instauración de una república como forma del estado. Sin embargo el régimen franquista durante sus casi cuarenta años de dictadura, así como los nuevos “revisionistas”  de la historia mantienen imbuida a una parte importante de la población española en la creencia de que la república es poco menos que una forma demoniaca de gobierno que solo conduce a la más cruentas de las tragedias, y que fue la primera causa de la guerra civil española, por mucho que hasta en los institutos haga ya muchos años que se desterrara tal idea.

Por esto me había propuesto escribir un documentado artículo acerca de los hechos ocurridos desde la proclamación de la II República Española, el 14 de Abril de 1931, hasta su liquidación con el final de la guerra. Sin embargo como quiera que han corrido auténticos ríos de tinta sobre ello -con el inconveniente muchas veces de la falta de rigor y objetividad al respecto, por su exceso de celo y dada la proximidad histórica-, creo ahora más interesante intentar desterrar la falsa idea de que la república conduce a la más cruel de las vilezas, la guerra, que por muy sorprendente que pueda parecer hoy en día, todavía es una idea con mucho calado en esta España del siglo XXI. Por realizar un único apunte sobre el trágico devenir de la sociedad española de los 30 y que se consumó en el fallido golpe de estado de 1936 que acabó propiciando la contienda, hay que entender de una vez por todas que lo que realmente condujo a la misma fue la convulsa situación social reinante consecuencia de los efectos de la Gran Depresión, el extraordinario atraso social, las enormes diferencias entre clases, la concentración de la mayor parte de la riqueza y el poder real en un reducidísimo porcentaje de la población,  la radicalización  y polarización de las posturas políticas consecuencia de esto último y la arrolladora irrupción de las ideologías de carácter fascista en Europa occidental que, del mismo modo, acabaron arrastrando al continente a la 2ª. Guerra Mundial.

Pero en ningún caso, porque esa misma sociedad española adoptara un sistema político determinado como fue la república, desarrollado hace ya más de veinte siglos y con tanto arraigo en países de nuestro entorno como Francia, Alemania, Italia o los propios EE.UU.  Y menos aún, por la absurda creencia de que los españoles sean un pueblo ingobernable si no es por la fuerza y partidario de la escenificación continua de la violencia como uno de sus estigmas tradicionales. Esta última y disparatada teoría que llena tanto la boca de los que caen en tal elucubración no es más que la consecuencia de casi cuatro décadas de deformación y mediatización de la realidad a través de la censura, lo que supuso un aval para la persistencia de la dictadura. Del mismo modo que muchos, en sus respectivos países, todavía echan la vista atrás con nostalgia a regímenes como el de la extinta URSS o los de Pinochet y Videla en Chile y Argentina respectivamente, por poner solo algunos de los ejemplos más conocidos. O, por citar un recientísimo caso, el fenómeno Berlusconi que ha sido durante tantos años premier italiano ante la sorpresa de propios y extraños, lo que solo puede justificarse en dos cuestiones, por un lado la borrachera neoliberal de la época y su control –es el propietario-, de la mayor parte de los principales medios de comunicación de su país.

Volviendo al tema que nos ocupa, la república no es más en si misma y según lo define la Rae, que la  “Organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un período determinado”. Y según la wiki “(…) es un sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley y la igualdad ante la misma como la forma de frenar los posibles abusos de las personas que tienen mayor poder (…)”. Y así puede establecerse de diferentes modos, presidencialista como es el caso francés o federal como sería el caso alemán, por citar dos ejemplos también muy próximos. Ni más, ni menos. La república como tal no es de izquierdas ni de derechas porque sencillamente no es una ideología política sino un modelo de estado. De hecho Francia es una república y está gobernada por la derecha, como es el caso de Alemania en la actualidad y no digamos ya los EE.UU. de G.W. Bush que fue, en su día, un auténtico botón de muestra de la derecha más recalcitrante del siglo XX en Norteamérica.

Por tanto no es posible pues justificar la existencia de la monarquía como el único modelo posible y viable para organizar el estado español, sino que verdadera y realmente fue el único que posibilitaron los plutócratas que dominaban la nación española a la muerte del general Franco, para permitir el acceso del pueblo a la democracia.

De lo segundo, de esa burda estupidez acerca del carácter virulento de los españoles, os dejo con este video y uno de los himnos de la Transición…

5 comentarios:

  1. Pienso que una república participativa -y no representativa- es el camino a seguir para solventar los obstáculos que se nos han arrojado sobre el camino en nuestro tiempo. Los medios de comunicación, Internet, etc., permiten hoy en día una interacción Estado/ciudadano nunca antes vista, que paradójicamente está muy mal aprovechada, porque no interesa.

    En cuanto a la monarquía, en fin, es un modelo obsoleto, herencia de la estrechez de miras, que a estas alturas deberíamos haber superado ya. Y no solo por las escandalosas cifras salariales de una familia real que poco hace -o nada-, y cuyos actos necesitan refrendo para tener validez.

    Tengo la sensación de que Felipe gobernará, pero dudo que la corona pase a una generación posterior. Siglo XXI, crisis, recesión, depresión... Aquí no hay cabida para los anacronismos feudales, o no debería.

    Gran artículo, como siempre.

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  2. Excelente artículo, más claro imposible. En España nos colaron la monarquía a través de la Constitución. Ni siquiera la pudimos votar en un referéndum. Para mí la monarquía española carece de legitimidad.

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  3. Muy agradecido a ambos por hacer más enriquecedor este blog con vuestros comentarios.

    Sí, claro que tienes razón Elemento Cero, hoy disponemos de la tecnología suficiente para propiciar que el pueblo participe de su propia gobernanza. Evidentemente dentro de unas normas y unas reglas acordes a lo que corresponda que, de hecho, ya hay alguna iniciativa en internet con datos y ejemplos al respecto que, ahora mismo no recuerdo donde lo he leído y no he tenido la precaución de "guardar".

    En lo referente a la monarquía yo también creo que Felipe VI -si no cambia el título a última hora-, probablemente reinará aunque sea por una mera cuestión de tiempos, pero dudo mucho que lo hagan sus herederos. Y aquí enlazo con Lorenzo, yo no creo que España sea un país monárquico. Juancarlistas, en un momento dado, lo habremos sido muchos empujados por las circunstancias pero de ahí a ser partidarios de la monarquía dista un auténtico abismo.

    Gracias, nuevamente, por seguir ahí.

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  4. Yo solo quisiera añadir a esta magnífica exposición, que aquellos que idolatran a La II República, se leyeran "Casas Viejas" de J. Sénder. Seamos críticos, aplaudamos las luces y reconozcamos las sombras.

    ¡Salud buen 2012!
    http://15mikel.blogspot.com/

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  5. Siempre me gusta decir Miguel que las cosas no son ni blancas ni negras, suelen serlo grises y a saber cual de las millones de tonalidades de grises resulta ser la correcta.

    Por desgracia el episodio a que te refieres no fue el único trágico de los acaecidos durante la II República. pero no debemos achacar tales hechos al concepto de república como tal. Creo que deberíamos entender el periodo que comprendió la II República más como una triste etapa de la historia española que podría extenderse practicamente hasta finales del siglo XIX que la consecuencia de un modelo de estado hubiera sido el que fuere.

    A todo esto la II República arrancó en un momento extraordinariamente convulso, no solo de la historia de España, sino de todo el devenir europeo de la época. Tanto es así que sirvió de testigo para una nueva guerra civil que, a su vez, sirvió de prolegómeno del mayor disparate que ha conocido la historia, como fue la 2ª. Guerra Mundial.

    Pero los tiempos pasan y si de algo sirve la historia es para aprender de ella y evitar que sucesos como los que ocurrieron en su momento no vuelvan a repetirse. Por desgracia, esto no sucede siempre así y quizá sea este el motivo por el que tantos descerebrados, arrastrados por su vehemencia, hagan arder las bibliotecas.

    Gracias por tu comentario, un saludo y Feliz 2012.

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