domingo, 15 de enero de 2012

Corrupción desatada

En 1932 el escritor británico Aldous Huxley publicó “Un mundo feliz”. La legendaria novela se ambienta en una sociedad futura donde la tecnología ocupa un lugar primordial y con ella se ha alcanzado una imaginaria “utopía” donde todo está perfectamente controlado y donde todas las personas son felices pero, a cambio de haber perdido  otras cosas tan intrínsecamente humanas como la familia, el arte, la literatura y un sinfín de etcéteras que, en la práctica, les empuja a la carencia de los sentimientos y de la propia humanidad. En el caso de que estas carencias afloren en algún miembro de la comunidad el soma será la droga –el elixir que distribuye el estado entre sus conciudadanos para mantener intervenidas sus emociones-, con la que menguarán dichos “deseos”. Y si no fuera suficiente serán otros los que se encargarán a través de la hipnopedia –el control del sueño y de la mente-,  de volver a encarrilarlo dentro del rebaño.

Dos presidentes autonómicos, Jaume Matas de Baleares y Francesc Camps de Valencia, están siendo juzgados en los tribunales de justicia por presuntos delitos de corrupción. Además, la comunidad valenciana se ha evidenciado en la práctica bancarrota –descendida su deuda ya al nivel de bono “basura” por las inefables agencias de calificación-, tras casi veinte años de gobierno del mismo partido al que pertenecen ambos encausados. Las certidumbres del despilfarro y el derroche además de la prepotencia y la actitud chulesca de algunos de sus dirigentes –como Carlos Fabra, con su aeropuerto desierto y sus efigies multimillonarias o Rita Barberá y sus bolsos de aristócrata, sin cargo-, sobrepasan cualquier duda razonable desde hace mucho tiempo pero, a pesar de ello, tanto en las elecciones municipales como en las autonómicas y generales del pasado año el partido al que representan ha arrollado en las mismas.

La pregunta consiguiente no tiene duda: ¿cómo puede ocurrir esto?

¿Habrá sido posible que la fastuosidad traducida en codicia y avaricia haya sustituido al soma, la droga del “mundo feliz” y una premeditada y malintencionada utilización de los medios de comunicación, en sustitución de la hipnopedia de la novela, hayan nublado tales evidencias en buena parte del electorado, sea cual fuere el color político que se trate?

Que duda caben que serán necesarios políticos y políticas como la que aparece en el siguiente video para salir de este letargo y empezar a darse cuenta de lo que está pasando.

4 comentarios:

  1. Muy buen artículo. El vídeo tampoco tiene desperdicio. Llego a las mismas conclusiones que tú: hoy se premia el robo y la canallería. Cuanto más avaro y ruin eres más te idolatra la gente. Para la mayoría los ladrones aupados en el poder son el ejemplo a seguir, son los hóroes modernos, ellos sí que saben cómo engañar a la gente. No quiero ser agorero, pero en 1912 hubo el hundimiento del títanic. En 2012 ha habido el hundimiento del Costa Concordia. ¿Qué ocurrió dos años más tarde, en 1914? ¿Y qué ocurrirá dos años más tarde, en 2014? Un saludo.

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  2. Gracias por tu comentario Lorenzo. Yo tampoco quiero ser agorero pero nos han llevado a una situación donde mucha, mucha gente está pasando ya auténticas penalidades. Y otra mucha también no es consciente de lo que está pasando y sigue aupando a esta pandilla de politiquillos de tres al cuarto. De aquí el populismo radical media solo un paso y si fanáticos como Hitler o Mussolini pudieron hacerlo sin que existiera "la tele", ¿qué no podrá ocurrir ahora?

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  3. El comentario eliminado es mío, mis disculpas.

    La mujer del vídeo... con un buen par, sí señor. Yo creo que hacían falta más personas así, todos los días, de forma incansable, dándoles la chapa en sus sedes, en los ayuntamientos, en las Cortes, etc.

    Sabemos que son corruptos, lo sabemos, y sin embargo mucha gente les vota. ¿Ceguera? Puede ser, pero como bien decís, hoy en día cualquier persona con un poco de labia podría movilizar a la población de muy mala manera... Vivimos sumergidos en el caldo de cultivo ideal de polvorines y conflictos.

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  4. Absolutamente de acuerdo y, desgraciadamente, elemental.

    Un saludo Oscar.

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