domingo, 8 de enero de 2012

El futuro del PSOE

La primera semana del próximo mes de Febrero el PSOE, en su Congreso Federal, decidirá quién va a ser su nuevo Secretario General y de no haber sorpresa de última hora solo habrá dos candidaturas, las de Alfredo P. Rubalcaba y Carme Chacón. Dos caras excesivamente conocidas por el electorado del partido y que, aún con diferencias, están ligadas a un gobierno que abandonó las tesis tradicionales por las que contó con el apoyo de dicho electorado, para terminar naufragando por adoptar políticas propias de la derecha ultra-liberal encarnada en su principal oponente, el Partido Popular.

No vamos a entrar aquí a desgranar la personalidad de cada uno de los candidatos aunque, si bien es cierto que rectificar es de sabios, difícilmente pueda resultar creíble que un político de la relevancia de A. P. Rubalcaba, tras tantos años con enormes responsabilidades en diferentes parcelas del gobierno, pueda ahora cambiar de actitudes y otras disposiciones tan fácilmente. Por el contrario, Carme Chacón, aunque no haya alcanzado tal relevancia en la cosa política eso no le exime, si realmente estaba tan disconforme con las políticas liberales que se estaban llevando a cabo desde el gobierno que ella misma conformaba, de haber presentado su dimisión de los cargos que ocupaba. Y no valen aquí ni medias tintas, ni las excusas habituales acerca de la responsabilidad para con el puesto o la oportunidad del momento. De haber tenido esa actitud, hoy le daría un marchamo de valor inestimable.

Como inspirador de ambos, José L. Rodríguez Zapatero, tras su llegada a la Secretaría General del PSOE el 22 de Julio de 2000, puso en marcha dentro del mismo lo que denominaría la “Nueva vía”, la versión española de la “Tercera vía”, una corriente programática acuñada para si por Tony Blair y Gerhard Schröder –aunque sus orígenes se remonten a mediados del siglo XX-, que pretendía hacer coincidir las tesis socialdemócratas con la filosofía liberal cada vez más imperante, con la intención de adaptar la de los partidos socialistas democráticos europeos  a los tiempos. Es absolutamente indiscutible que las diferentes ideologías sufran adaptaciones conforme a  la lógica de la evolución de sus sociedades contemporáneas pero, en este caso ni se eligió el mejor momento, ni el mejor camino para enfrascarse en la conjugación de unas ideas basadas en la solidaridad y el bien común como ha representado siempre la socialdemocracia con el furibundo modelo individualista que toma por referencia  el capitalismo más salvaje. Proyectado este por las tesis de teóricos como Milton Friedman o Friedrich Hayek o apasionadas declaraciones de intenciones como las del Consenso de Washington, resultan estas completamente contrarias a un modelo que había funcionado, no con  ciertas imperfecciones como es indudable, pero que estaba basado en la intervención del estado como garante del bienestar común en las sociedades occidentales desde el final de la 2ª. Guerra Mundial hasta, prácticamente, la década de los 90.

La llegada a la presidencia del gobierno de Rodríguez Zapatero, tras las convulsas elecciones del 14 de Marzo de 2004 resultado de los atentados islamistas de Madrid tres días antes,  vino a consolidar esa citada “Nueva vía”, subiéndose a la misma ola de despropósitos que había dejado el gobierno neoliberal de su antecesor, el presidente Aznar, a lomos de una burbuja financiera e inmobiliaria que, si bien aparentaba un crecimiento endiablado de la economía española, no era difícil adivinar que se estaba construyendo sobre un castillo de naipes –basado en la ficción crediticia-, que al más mínimo viento de cambio acabaría desplomándose. Como así sucedería tras el estallido de las subprime en 2007 en EE.UU y la quiebra de Lehman Brothers, el paradigma de la banca de inversiones, un año más tarde. A partir de aquí el gobierno Zapatero, intentó una vuelta a sus orígenes poniendo entonces en marcha una serie de medidas de carácter keynesiano, el más importante el Plan E, que ni funcionaron ni podían funcionar, por una parte por su deficiente gestión y por otra porque eran diametralmente opuestas a todo ese gigantesco entramado del poder económico y financiero que, gracias a las políticas neoliberales puestas en marcha más de una década atrás, se habían adueñado de la mayor parte de las sociedades occidentales. Víctima de la salvaje presión exterior y de sus propios despropósitos, el gobierno Zapatero se creyó obligado en 2010, antes que propiciar su renuncia, a tomar una serie de medidas impulsadas por el binomio Merkel/Sarkozy –auto-encumbrados por si mismos ante la debilidad de la U.E.-, y toda esa serie de instituciones supranacionales de más que dudosa solvencia, BCE, FMI, Agencias de Calificación, etc. que, por el momento solo están conduciendo, además de la intervención de hecho y de derecho de países enteros, a la ruina de millones de familias en todos los países del continente y a la pérdida de sus señas democráticas. Consecuencias todas ellas, cómo se ha repetido en numerosas ocasiones en otros tantos foros, de intentar solventar la crisis implementando y aumentando el rigor de las condiciones que condujeron a la misma.

Resumida esta estela de acontecimientos es difícil suponer que dos personas, sobre todo en el caso de Rubalcaba, que formaron parte activa de ellos puedan ahora pretender que su electorado crea en un ejercicio de rehabilitación de las mismas. Quizá no quepa duda de su sano interés en ello, pero el PSOE necesita nuevas caras y apostar por un renacimiento de la socialdemocracia clásica que devuelva la cordura a tanto desatino. Y esto no ha de significar un paso atrás en la historia. Es la misma historia la que nos demuestra que el advenimiento del Renacimiento a finales del SXV, bebió de las fuentes de la cultura clásica para abrir un camino de esplendor en las ciencias, el arte y la cultura como nunca se había conocido hasta entonces. Quizá, atenazados por las prisas de los desastres electorales del año que acaba de terminar, los sucesos se están encadenando especial y rápidamente. Quizá ya no se puede dar marcha atrás, a las puertas de un Congreso Federal, pero esto no ha de ser óbice para que se pueda abrir el camino a una nueva filosofía y, ocupe quien ocupe la Secretaría General del mismo, promueva la renovación del partido y, tras un proceso de primarias abierto a toda la sociedad, elegir otras personas que lo revitalicen.

8 comentarios:

  1. Has hecho una estupenda recapitulación del gobierno socialista de Zapatero. Estoy de acuerdo con que el partido necesita renovarse. Hay que ver al frente del mismo caras nuevas, gente que no participó en la gran debacle del anterior gobierno.

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  2. OK. Gracias por tu comentario Lorenzo.
    Un Saludo.

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  3. Ahora si tengo algo más de tiempo. Efectivamente Lorenzo, ha de ser así. El PSOE necesita caras nuevas, gente nueva, nuevas ideas. Además necesita implicar a otros partidos socialdemócratas europeos que sean capaces de sacar esta Europa en el atolladero en que se encuentra. De no ser así, la secuencia de los acontecimientos van cogiendo cada vez mayor semejanza con los que se dieron en otra época, no muy lejana, con las trágicas consecuencias que todos conocemos y que acabaron desembocando en la 2ª. Guerra Mundial.
    Esperemos que tengan la visión suficiente para no cometer los mismos errores.
    Saludos.

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  4. No sé por qué, pero desde hace tiempo la impresión de que los políticos son meros títeres, ya sean de un partido u otro, y que su voluntad en realidad bebe de fuentes que nosotros desconocemos. Tienen su papel en la historia, por supuesto, pero al igual que un producto creado en una inmensa cadena de montaje, hacen aquello para lo que han sido construidos.

    Dicho esto, me gustaría que los partidos políticos del futuro, de lo que está por venir, sean capaces de renovar sus filas y atreverse a dar pasos valientes. Con un poco de suerte, los jóvenes y adultos que hoy protestan contra el sistema, quizá mañana estén ahí, dando la cara ante las urnas. Sería un paso importante, necesario.

    Veremos a ver qué ocurre.

    Excelente artículo, por cierto.

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  5. Gracias por tu comentario Oscar.

    Con respecto a lo que dices, por lo que conozco hay de todo. Es decir hay personas que entran en política porque creen realmente que sirven para ello y pueden poner sus conocimientos a disposición de la sociedad. Esto, que quizá fuera lo normal en otra época, que duda cabe que, a la vista de los acontecimientos de las últimas décadas, parece que escasea.

    Otros, no tienen realmente, ni siquiera, una adscripción política expresa. Conozco casos que lo único que pretenden es satisfacer su ego y si no han encontrado acomodo en el PSOE se han ido al PP y curiosamente, han triunfado. Como ocurrirá en el caso contrario.

    Y otros, los que solo pretenden un puesto de trabajo más y son, desgraciadamente, los más proclives a la corrupción, al carecer de un mínimo sentimiento idealista.

    Te recomiendo esta entrevista a Mario Soares, el antiguo presidente de la rep. portuguesa que publica hoy El País que podría vales a estos respectos.

    http://www.elpais.com/articulo/internacional/generacion/politicos/europeos/sabe/decir/elpepiint/20120109elpepiint_2/Tes

    Por lo demás, esperemos que aparezca esa nueva raza de políticos que, sobre todo hagan uso del más estricto sentido común y recuerden siempre que hay que tener presente a la gente de la calle, de donde muchos salieron y se olvidaron después, que son los que conforman el grueso de la ciudadanía.

    Saludos.

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  6. Interesante entrevista. Después de leerla, creo que gente como Mario Soares es el tipo de político que necesitamos. También espero que sus "predicciones" se cumplan -en referencia a que Europa cambiará a tiempo-. Lo deseo y espero de todo corazón.

    Un saludo.

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  7. Me ha parecido excelente el resumen que has hecho: totalmente de vosotros. Creo que el socalismo europeo debería corregir la trayectoria que ha seguido hasta ahora, quizás creyendo que podría convivir con las instituciones nacidas del Consenso de Washington. Visto a donde conducen esas instituciones, me gustarían caras nuevas con valentía suficiente para no arrodillarse ante ellas. Por ejemplo, me pareció muy mal que Carmen Chacón actuase como actuó en el caso de Somalia: no me diga que no sabía lo que estaba sucediendo porque sería mucho peor.
    Un saludo

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  8. Ok. Oscar, esperemos que así sea.

    Gracias por tu comentario Juliana. Por ello, por numerosos casos como pueda serlo el que narras o cualquier otro, es dificilmente creible que se le pueda volver a dar la confianza a una persona que ha ocupado dos carteras ministeriales como Carme Chacón. Insisto que rectificar es de sabios pero han sido 7 años de gobierno y cuatro más desde la llegada de Zapatero a la secretaría del partido, suficientes para no haberse dado cuenta que se estaban traicionando las bases del mismo. Si muchos nos dimos cuenta nada más su llegada al gobierno ¿cómo no pudieron verlo el resto?

    Son precisas caras e ideas distintas. Sin duda.

    Saludos.

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