miércoles, 18 de enero de 2012

La deuda: verdades y mentiras sobre la misma. (I)

La habilidad del discurso político radica muchas veces en su misma ductilidad para hacer creer al pueblo lo que se dice, cuando realmente nada de ello se haya pronunciado en discurso alguno. Así, una buena parte de la población española cree que la tan manida “deuda” ,que se tiene en boca de forma casi monótona, es consecuencia directa del derroche y despilfarro en tanto en cuanto al amiguismo, el enchufismo, las prebendas o el ventajismo habido en los últimos años en la esfera pública desde las filas de las instituciones administradas por el partido socialista.  Sin embargo, si bien esto ha sido una maniobra que ha tenido excelentes resultados desde el punto de vista electoral, dicho festín de dispendios  se han evidenciado y compartido tanto por el partido socialista como por el partido popular.

Sin entrar en más detalles porque podrían ser innumerables al margen del color que se trate –valga solo como ejemplo que, al día de hoy, están sentados en el banquillo dos antiguos presidentes de sendas comunidades autónomas, pueden estarlo pronto algún ex-director general, algún ex-ministro y quién sabe si también un significado miembro de la familia real-, lo que realmente hay que pormenorizar es que, al margen de la realidad económica que se trate, dichos actos no pueden permitirse en ningún caso, que la fuerza de la ley debería caer con todo su rigor cuando corresponda y los partidos políticos no pueden hacer caso omiso ni discriminatorio de los mismos estableciéndose la normativa legal necesaria para ello.

Ahondando en esto es absolutamente insostenible e incluso rayano al borde de la cordura la extraordinaria proliferación de infraestructuras que aún siendo de prever su nula eficacia se han construido más por una ceguera recelosa entre las diferentes administraciones públicas que siguiendo criterios racionales de viabilidad. Así nos encontramos por toda España infinidad de aeropuertos absolutamente irrentables que ni siquiera  se les puede considerar que presten el debido servicio público además de contar con un número muy superior al de nuestros homólogos europeos. O autopistas radiales completamente deficitarias ya que carecen de un sentido lógico de su ejecución. Líneas de AVE que no responden a las expectativas creadas con un coste en su construcción y mantenimiento multimillonarios. Palacios de Congresos en cada pueblo y otras muchas edificaciones que se asemejan más a mausoleos ante el déficit de uso de las mismas.
 
Es incomprensible que hayan podido disponerse ingentes cantidades de dinero en obras que ya se presumían ineficientes mientras las carencias de otras sean manifiestas. Tal es el caso de guarderías, residencias de la tercera edad y especializadas, hospitales o centros de salud, por no citar las sustanciosas mejoras por hacer en numerosas universidades, institutos o colegios por poner solo algunos ejemplos de relevancia. Todo esto sí que hubiera promovido realmente el bienestar de la población, en primer lugar, en cuánto al servicio público imprescindible que este tipo de instituciones prestan, además de la mano de obra especializada que requieren su construcción, soporte y mantenimiento y que, sin duda, acabaría redundando en el incremento general de la riqueza en todo el país.

Dicho esto y en relación al tema que nos ocupa, “la deuda”, lo primero que hay que advertir que la misma es el resultado de la suma tanto de la deuda pública como de la deuda privada y que esta última a su vez puede subdividirse en la deuda que tienen las familias y la deuda de las empresas. En España, por ejemplo, la deuda pública representa menos de la tercera parte de lo que representa el total de dicha deuda mientras que en el otro lado, solo el endeudamiento de las empresas representa casi el doble del total del que tiene el estado.  De hecho la deuda pública española a pesar de todo el enorme número de disparates en los que se han malgastado ingentes cantidades de dinero a lo largo y ancho de toda la geografía española, supone actualmente el 66 % del PIB quedando muy por debajo de países como Francia, Alemania o Italia.

Fuente: McKinsey & Company

El problema en España y que ha acabado desatando una deuda total que ronda el 350 % del PIB, en este si caso sí que por encima de las de franceses, alemanes e italianos es el extraordinario volumen que ha adquirido la deuda privada, mayormente la que tienen las grandes empresas y los bancos.

En el siguiente gráfico podemos ver como no solo ha sido la deuda pública española la que ha aumentado sino que esto es algo común a los países desarrollados desde que se destapó la crisis en 2007.
 Una vez que los gráficos han prestado una cobertura más que fehaciente de la realidad de los hechos, la pregunta que queda por formularse es: ¿cómo se ha llegado a la actual situación y en tan breve lapso de tiempo?

6 comentarios:

  1. Interesante artículo, la verdad es que da pie a tratar muchos temas, todos ellos interrelacionados.

    En primer lugar, tenemos el asunto de la corrupción. No es admisible, ni remotamente, que en puestos de responsabilidad, que deciden el futuro de una nación, estén afincadas prácticas tan repudiables e indignas. Personalmente, creo que si la justicia existiese de verdad, tendría que tomar aquí cartas en el asunto, inhabilitar a los susodichos personas para cualquier cargo público y obligarles a devolver lo robado.

    Luego está el tema de las infrastructuras en España. Eso que dices es muy cierto, parece que se han puesto a construir sin ton ni son, atendiendo más en el resultado de cara a la opinión pública que a la utilidad real de la obra. Estos días estoy planeando un más que posible viaje a Manchester -quien sabe si para quedarme allí para siempre-, y observando mapas uno ya se da cuenta de que la organización del espacio sigue principios muy diferentes. Aquí están acuchillando el medio para nada, para hacer una carretera nueva al lado de una exactamente igual pero, eso sí, expropiando a los aldeanos todas sus tierras de cultivo.

    Para acabar, y ya en relación con la deuda privada, diré que no entiendo el sistema. Mejor dicho, no quiero entenderlo. Esto de la deuda me supera, porque me parece una tomadura de pelo. Si las empresas -más bien bancos- son los culpables ulteriores de cifras tan elevadas... bien podríamos pensar que, efectivamente, hay una intención secundaria en sus tejemanejes.

    Eso confirmaría el sorprendente desapego a su dignidad que tienen los políticos, buscando contentar, por encima de todas las cosas, a los caudillos monetarios. Entre tanto, el ciudadano de a pie se ve arrastrado por el viento como si fuera un triste jirón de tela.

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  2. Pasa un poco como en el caso de Grecia, se quiere echar la culpa de la crisis a quien no la tiene verdaderamente, es decir, los trabajadores.

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  3. La verdad es que es dificil entender que ocurre con la clase política. Hasta no hace mucho pensaba -creo que lo he comentado en alguna ocasión-, que la mayoría de las personas que entraban en política lo hacían porque verdaderamente tenían un sentimiento altruista que les abocaba a hacer lo mejor que sabían para mejorar al país y a sus gentes. Hoy ya casi es una utopía creer en eso.

    El por qué de tanto desapego, de tanta gentuza, es casi inexplicable y me temo que solo queda la calle, tendremos que hacer de muchas Islandias por delante sino queremos que esto acaba realmente mal.

    En fin, gracias por vuestros comentarios. Quiero aprovechar ahora para deciros que por razones de temporada, vamos estar bastante liados durante dos o tres semanas en mi pequeña empresita y la frecuencia de mis artículos va a decaer durante ese tiempo. Improvisaré alguna cosa más breve cuando el tiempo y el descanso me lo permita. Os pido disculpas por ello y, en la medida que podáis echad un vistazo de cuando en cuando por si acaso. Os agradezco mucho que aportéis vuestros comentarios a esta humilde morada y, del mismo modo seguiré aportando mis ideas y mis humildes conocimientos en vuestros blogs. Gracias por estar ahí.

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  4. Muy buen artículo, si señor,vivimos en una mentira constante, más deuda más mentira...

    Ni los economistas saben ya de que vá todo esto, se han perdido los límites de los excesos en todo.

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  5. Bienvenida a este modesto blob. Gracias por comentar Mar.

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