lunes, 13 de febrero de 2012

La reforma laboral y otras tuercas más.

Ni puedo, ni creo que una gran parte de la población pueda suponer que con una reforma laboral que lo que promueve, básicamente, es el abaratamiento del despido y la reducción salarial a la clase trabajadora, en definitiva, la precariedad laboral aunque ahora pretenda sustituirse el término por el de “flexibilidad”, añadida al saneamiento de las entidades financieras con la intención de facilitar la acción crediticia, a costa de descapitalizar el estado –o lo que es lo mismo al pueblo que lo conforma-, pueda esto crear millones de empleos dignos ni el corto, medio o largo plazo.

Por el contrario la empírica, una vez más la ciencia y la historia, pone de manifiesto que la aplicación de tales medidas, en todo o en parte, cuando así se ha hecho a lo largo de los últimos cien años solo han generado más pobreza para el general de la ciudadanía y una enorme concentración de la riqueza en un reducidísimo porcentaje de la misma. Baste echar una ojeada a cualquier enciclopedia para saber que la asunción de tales políticas, tras una época de vorágine consumista sin límites y triunfo de la economía especulativa sobre la productiva como fueron los Felices 20, por parte del presidente Hoover  en los EE.UU. sumergió a estos en una profunda depresión hasta la llegada de Roosevelt a la presidencia cuatro años más tarde de aquel trágico Octubre de 1929. En Europa, ensimismados en ese modelo político basado en la austeridad del gasto, el servicio y la inversión pública, acabó conduciendo a tales dosis de miseria que dieron pie a los movimientos populistas que terminarían desencadenando la Segunda Guerra Mundial y solo fue tras la destrucción de casi todo el continente europeo y la muerte de 40 millones de sus conciudadanos cuando pudo dar a luz a un nuevo modelo basado en la solidaridad y el bien común que ha propiciado, con sus altibajos, problemas y dificultades, el mayor momento de bienestar a la sociedad europea hasta, prácticamente, el fin del milenio.

La historia vuelve a repetirse y no sería tarea difícil encajar estas mismas piezas en el escenario actual de los últimos diez o quince años. Luego no puede ser explicable, desde una óptica objetivamente racional, que las clases políticas dirigentes tanto españolas como europeas puedan estar en la inopia de tales acontecimientos y acometer, desde el afloramiento de esta crisis con el estallido de las subprime en EE.UU. en 2007 y la confirmación de la misma con la caída de Lehman Brothers un año más tarde, políticas que, desde entonces, vienen provocando el deterioro continuo e inexorable de la sociedad. Incluso, premiando tales actitudes como es el caso de los actuales máximos responsables del BCE, Mario Draghi que fuera vicepresidente para Europa de Goldman Sachs o del propio ministro español de economía, Luis de Guindos que fuera consejero asesor para Europa y director de las filiales en España y Portugal del mismísimo Lehman Brothers, ambos, auténticos paradigmas como unos de los causantes de la crisis actual.

Es sumamente difícil prever el futuro, ni siquiera el más inmediato, más allá de una versión absolutamente pesimista del mismo pero, volviendo nuevamente a la empírica, lo que sí resulta evidente es que los argumentos y las medidas aplicadas en toda la U.E. han sido un absoluto fracaso y que, a pesar de ello, de un modo u otro tanto el anterior como el actual gobierno de España las han puesto en marcha igualmente. El porqué de todo esto el tiempo lo dirá pero la elevación de tales falacias, a pesar de dicha evidencia, a un mantra del actual pensamiento único puede llevar a creer, como leía en un fragmento del prólogo del “mundo feliz” de Huxley, a un:

(…) Estado totalitario realmente eficaz (…) aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Inducirles a amarla es la tarea asignada (…) a los Ministerios de Propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela.

9 comentarios:

  1. No se puede añadir mucho más a tu artículo, pues ya hemos hablado en numerosas ocasiones de este tema, y no se han producido cambios sustanciales al respecto. Esos grupos de poder, golpistas declarados, siguen persiguiendo un nuevo holocausto, quizá, para que las aterradas ciudadanías acepten sin rechistar la servidumbre de la que hablaba Huxley.

    Personalmente, que no cuenten conmigo. Si en el futuro me veo obligado a meterme en una trinchera y presentar batalla, lo haré. Prefiero morir de pie que vivir de rodillas.

    Me alegro de volver a verte por aquí. Un saludo.

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  2. Gracias por seguir ahí Oscar.

    Un Saludo.

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  3. Esto se pone cada vez peor. O el pueblo olvida un poco su egoísmo y se une o nos van a comer con patatas. Mi pesimismo de hace unos años va a ser ingenuo optimismo comparado con la que nos va a caer encima. Me veo al borde del precipicio y unos canallas empujando por detrás para que caigamos antes. Tienen tanta prisa en reunir dinero que no pueden esperar. Siguen empujándonos al abismo como dementes, caníbales, bestias salvajes, ya no sé como llamar a esa panda de H de P.

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  4. Se puede decir más alto, pero no más claro Lorenzo.

    Gracias por seguir ahí.

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  5. sólo añado que Merkel dicta y ordena lo que a ella le han ordenado y nosotros, ganado seguimos ordenes, nada más.

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  6. O también es posible que Merkel forme parte del mismo tinglado.

    Un saludo Mar.

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  7. claro pero es que en realidad todos formamos parte del tinglado, todos, incluidos los ciudadanos, que somos los que aportamos los bienes y beneficios...

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  8. Nada tengo que añadir a los comentarios anteriores. Solo veo algunas islas de salvación, que, dentro de mis limitadas fuerzas, intento que vayan aumentando de tamaño.

    Un saludo

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  9. Probablemente Mar, tengas razón y lo peor, que haya muchas personas que no sean conscientes de ello.

    Por tu parte Juliana ójala que entre todos podemos hacer que estas islas puedan servir de refugio y motivación a muchos para luchar por un mundo mejor.

    Gracias a todos por venir.

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