Dice la RAE que la palabra “mantra”, viene del sánscrito,
literalmente se podría traducir por “pensamiento”. El mismo diccionario
califica como “mentira oficiosa” la que se dice con el fin de servir o agradar a alguien. Lo cierto
es que la combinación de ambas expresiones, la utilización de la primera al
servicio de la segunda y la persistencia en su repetición continua y
sistemática a través de cualquier foro acaba trayendo como consecuencia tal
deformación de la realidad que, como todos sabemos, acaba convirtiendo una
mentira en una verdad. Y lo que es peor aún, como carece de todo fundamento no
se precia de ser justificada ni desde la empírica ni desde la historia, sino
que lo es porque si y porque nos lo dice quien no tiene que decir otra cosa que
lo queremos oír.
Desde que a mediados de 2007 el estropicio
de las subprime echara sus tentáculos por todo el mundo desarrollado y
desencadenaran la mayor crisis económica y social desde la Gran Depresión, al
menos en España país en campaña electoral permanente, las huestes del Partido
Popular se han empeñado en culpabilizar de la misma, prácticamente en
exclusiva, a la figura del gobierno socio-liberal de Rodríguez Zapatero. Poco
antes de ganar las pasadas elecciones Mariano Rajoy llegó a prometer que
no haría uso de este tan manido argumento como justificación de sus
acciones de gobierno. De hecho nada más su llegada al mismo, de forma
subliminal, se lanzó toda una campaña a través de su poderoso brazo mediático
para responsabilizar de la situación de España a la coyuntura internacional,
especialmente la europea.
Sin embargo y como quiera que tanto las
medidas impuestas desde Bruselas, a las órdenes de la Sra. Merkel, como las
actuaciones del propio gobierno de España lo único que están provocando es un
deterioro cada vez más lesivo para la ciudadanía en todos los contextos, nuevamente
se ha puesto la maquinaria ultraconservadora en marcha para culpabilizar al
anterior gobierno no solo de provocar la crisis y no saber reconducirla sino de
esquilmar la supuesta y magnífica herencia recibida de los gobiernos de José
Mª. Aznar. O, utilizando la misma expresión, es la
herencia recibida del anterior gobierno Zapatero –cuesta mucho llamarle
socialdemócrata y menos aún socialista-, la culpable del imparable deterioro de
la sociedad española.
Que el gobierno de Rodríguez Zapatero ha
sido nefasto para la nación española no cabe la menor duda pero de ahí a
culpabilizarle de todos los males del mundo mundial –incluso la pericia de la
derecha extrema ha conseguido inculcar en algunos ciudadanos que el presidente
Zapatero y el PSOE estaban
detrás de los atentados del 11M-, resulta cuanto menos injustificable tales
teoremas ya que, sin poner en duda su baja talla política, no es mucho peor que
la del resto de los dirigentes de los países de nuestro entorno. De hecho el
calado de la crisis es tal en todo el continente que, independientemente del
color del gobierno que se tratase –por
cierto mayoritariamente conservadores neoliberales-, ha
cambiado en once de los doce procesos electorales habidos en Europa desde el
inicio de la crisis.
Para colmo menos aún se sostiene el
argumento primigenio de ese maravilloso país que se encontró ZP a su llegada al
gobierno. A no ser que entendamos por maravillosas las burbujas financieras e
inmobiliarias –aunque sí que pudieran considerarse de este modo ya que han
sido las más importantes de la historia europea de los 80 años-, la desregulación y descontrol de las
actividades comerciales, industriales y financieras así como el debilitamiento
del sector público en beneficio del capital privado y en perjuicio, muy
especialmente, de los asalariados. De hecho el salario real de la gran masa
salarial española prácticamente quedo congelado desde finales del milenio
pasado, habiendo
lógicamente disminuido en los últimos tiempos. En definitiva el
desmantelamiento –como en el resto de Europa-, de la economía productiva a
favor de la economía especulativa.
Baste un solo dato irrefutable, como
podemos apreciar en la siguiente gráfica, tal era el despiporre de la vorágine
consumista en aquellos años que el precio de la vivienda subió de forma
continua y sostenida un 180 % en el periodo 1998-2008. O lo que es lo mismo
desde la proclamación de la Ley del suelo del gobierno Aznar en 1998 –otro
éxito más en la carrera del por entonces vicepresidente del gobierno y ministro
de economía, Rodrigo Rato-. Que permitía hacer acopio a cualquier
administración pública para reconvertir su suelo disponible en urbanizable y
favoreciendo con ello la especulación como fuente de recursos de los mismos. Y
de ahí… “hacia el infinito y más allá”.
Por último, es incuestionable, que uno de
los mayores errores de la carrera política de José Luis Rodríguez Zapatero fue
subirse a la cresta de la ola de una burbuja inmobiliaria que, era más que
previsible, acabaría pinchando tarde o temprano al más mínimo viento de cambio,
como así ocurrió estallándole en sus propias narices.
Desgraciadamente la obsesión por mantener
ese mismo modelo económico, doctrinario de la teoría neoliberal, arraigado en
el establishment convertido en la clase dominante y del que la clase política
parece incapaz de desmarcarse, está sumiendo al pueblo europeo a una catástrofe
que no parece tocar fondo. Es imposible conocer el final de esta travesía
aunque la persistencia en ese mismo modelo está haciendo surgir largas sombras
que parecen ir solapándose con los mismos acontecimientos que en la década de los 30 del
siglo pasado acabaron en la peor de las tragedias.
El gran mal de nuestro tiempo: la especulación. El beneficio obtenido después de mercadear con "aire", en el que sectores tan importantes como el bancario se fundamentan de pies a cabeza. Se inflan los valores y se "crea" más y más dinero, independientemente de que eso favorezca a la humanidad de algún modo; la consecuencia es un flujo continuo de billetes que van a parar a las mismas manos de siempre, empobreciendo al resto de la población.
ResponderEliminarNo obstante, creo que existe cierta esperanza. A diferencia de los años 30, la gente de hoy en día tiene acceso a mucha información -aunque sea falsa o sesgada-, y hay un descontento notorio orientado hacia gobiernos y entidades financieras. Si bien mala hierba nunca muere, quizá esta vez el pueblo pueda dar un do de pecho y cambiar el rumbo del barco.
Lo que venga después ya es pura adivinación.
Un saludo.
Digo lo mismo que Óscar. Enhorabuena por tu artículo. En breves razones das con las claves de los problemas que nos agobian hoy en día. Un saludo.
ResponderEliminarBravo, he conseguido solucionar mis problemas a la hora de enviar mensajes en blogs que pedían verificación de palabra.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Por cierto, a mí me han cambiado, bloguer obviamente, "las tripas" del blog y me encuentro con algunos problemas. Os ha pasado algo de esto. Por ejemplo, para poder insertar las imágenes tengo que hacerlo desde el modo html porque desde el normal me sale una ventana en blanco y pierdo en ocasiones todo el texto cuando quiero salir de ella. Y los videos son imposible. Si os pasa algo de esto os agradecería que me ayudaráis.
ResponderEliminarSaludos.
A mí también me ha cambiado el interior del blog, pero nada de lo que tú dices. Lo que me pasaba era que me saltaba publicidad cada vez que pinchaba un enlace, para mí que se me había metido un virus. Ahora me he pasado a Linux. Un saludo.
ResponderEliminarEso de la publicidad suele ser cosa de los contadores de visitas, que al llegar a un determinado número, cuando ven que hay bastante tráfico en el blog, empiezan con sus trapicheos publicitarios. No obstante, Linux es buena opción ;).
EliminarExcelente análisis, una realidad clara que ahora pagamos sus consecuencias.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios Mar. La cuestión es: ¿a pesar de las experiencias adquiridas, cómo es posible manipular tan facilmente a la gente?
ResponderEliminarSomos unos simples borregos presa de lobos hambrientos de sangre(dinero).
ResponderEliminarEn realidad todo es tan simple...