jueves, 28 de junio de 2012

Mutualizar pérdidas y beneficios: la crisis minera

El que el carbón español es caro y de baja calidad es algo ya sabido desde decenios. Ahora, estamos asistiendo a un episodio más de un drama que lleva viviendo este país desde la profundidad de los tiempos y que ha acabado convertido en un auténtico círculo vicioso donde una industria, altamente deficitaria, se viene manteniendo irresponsablemente por parte de las administraciones públicas, casi desde entonces. En los últimos 30 años las explotaciones de las cuencas mineras del carbón han pasado de los 40.000 trabajadores a los poco más de 4.000 actuales, a base de prejubilaciones –incluso a personas poco más por encima de los 40 años-, con un extraordinario coste para el estado pero sin buscar una alternativa real para redirigir el empleo a otras actividades y al subsiguiente desarrollo de las diferentes comarcas afectadas cuyo sustento básico de forma directa e indirecta ha sido la minería.

Ahora, cuando la situación parece haberse hecho límite para las arcas del estado por innumerables razones, el gobierno ha vuelto a elegir la fórmula más fácil rebajando las subvenciones a las cuencas mineras de tal manera que va a significar el desahucio de la actividad y por ende la condena de miles y miles de personas que pasarán a engrosar las listas del paro, arruinando de paso el futuro de comarcas enteras.  O que, en el mejor de los casos, pasarán demasiado pronto a la situación de prejubilados desperdiciando todo su potencial humano como fuerza del trabajo, amén de representar un coste más al erario público. No vamos a repasar ahora el número de ministros de industria que han pasado por los sucesivos gobiernos, solo desde el arranque de la democracia, pero es más que evidente que este desastre no deja de ser más que la consumación, una vez más, de la ineptitud de la clase política para gestionar debidamente el área económica e industrial de este país.

Mi buen amigo José María, en nuestras diarias tertulias del café de las 10, me decía hace unos días que aún entendiendo la desesperada e injusta situación de estas familias, en las circunstancias actuales que se encuentra el estado, tampoco puede ser entendible que, de forma indirecta, haya que suprimir, por ejemplo, centros de salud para poder seguir manteniendo una industria tan deficitaria como la explotación del carbón español. Tan dubitativo planteamiento encaja perfectamente con lo concluido en el párrafo anterior: la nefasta gestión política de la cuestión desde hace décadas. ¿Cuál es entonces la solución para semejante dilema? Para la ortodoxia liberal dominante, la asunción de responsabilidades es sencilla, recayendo estas básicamente en los mineros por cuánto ni trabajaron lo suficiente, cobraron en exceso y no quisieron emanciparse profesionalmente acomodándose en  las subvenciones. Del mismo modo que para la misma la causa principal del desempleo es el desinterés por el trabajo de los desempleados ávidos del subsidio y  sus exageradas retribuciones y derechos, mientras que en el otro lado y desde ese mismo punto de vista, el pequeño empresario o autónomo que se viene a pique es por su deficiente gestión al frente de su pequeña empresa o negocio. Es ese concepto de sociedad individual tan idealizado por la doctrina neoliberal  donde la acción del estado debe quedar reducida a la mínima expresión por cuanto coarta la libertad de las personas. En el caso concreto de los mineros las tribunas más apegadas a esa misma ortodoxia consideran unos privilegiados a los mismos por cuanto perviven de lo que consideran  cuantiosas  jubilaciones anticipadas fruto de la solidaridad española, cuando lo realmente cierto es que lo que desearía la sociedad española es que esos ingresos procedieran de las rentas del trabajo y fueran fruto de la rentabilidad y viabilidad de sus empresas.

No estamos capacitados desde esta tribuna para aportar una solución al problema y seria de necios apostillar una respuesta a un rompecabezas tan complejo y que viene deteriorándose desde hace tanto tiempo. Pero no es menos cierto que nunca podremos apostar por una solución en detrimento de un tejido laboral como el español tan brutalmente vapuleado o la compostura por parte del  estado vía subsidios en detrimento también de esas mismas fuerzas del trabajo, menos aún, cuando no se hayan acometidos verdaderas reformas de peso en otras parcelas del estado mucho menos sangrantes para el general de la ciudadanía. Por ejemplo en la propia clase política donde el número de políticos supera al de médicos, policías y bomberos juntos -con unas dádivas muy superiores a estos-, en un estado extraordinariamente pesado, más aún que el de las repúblicas federales al uso, y con una alta clase dominante y privilegiada que ha quedado bien demostrado que poco o nada aporta al bien común. Mientras no se den los primeros pasos en esta dirección de forma real y fidedigna  no podremos asumir ni dinamitar, nunca mejor dicho, las comarcas mineras ni la supresión de servicios públicos básicos de tan vital importancia como es la atención primaria para los ciudadanos a la que muy racionalmente se refería mi amigo José María.

5 comentarios:

  1. querido Felipe, el problema de los mineros ya no es el carbón es la globalización y mala gestión de todo hasta el momento.

    De todos es sabido como la globalización hace que las materias primas entren y salgan dentro de los paises sin ningún tipo de control haciendo una injusta competencia entre paises. En el caso de España se está deteriorando muchísimo por eso mismo, por comprar producto del exterior y dejar de producirlo en el propio pais. Tambien por exportar a gran escalar comenzamos a carecer de productos en España, caso de los huevos, que han cerrado panederias y pastelerias por no tener huevos, sí no es broma, esto no deja de ser sorprendente y es que resulta que todos de venden fuera.

    La globalización y el mercado libre sin ningún control, ha hecho que este desbarajuste de mundo este agonizando sin remedio.

    Respecto a esos pobre mineros sin futuro, el gobierno debería de redireccionarlo a otros empleos, como construir una planta de generar energía eléctrica con biomasa, que resulta ser muy viable, además de generar trabajo, se limpian los montes, hay menos incendios y se regenera el rural, volviendo a plantar árboles.

    No hay escusa pero si dinero. O acaso ¿ somos idiotas todos? no vemos como se derrocha el dinero en esta época austera, en cemento, alquitran, ladrillo y más obras faraónicas, seguimos gastando lo mismo que antes o más.

    Pero sólo se enriquecen los que reunen el dinero como alguien que todos sabemos , en bolsas de basura y lo llevan fuera de españa.

    Ojo no hay sólo un Julian pantoja en España, el problema es que casi en todas partes hay julianes que nadie denuncia y se quedan con el dinero de los ciudadanos.

    Esto es injusto, no hay derecho que recorten más el dinero de los pobres y los que roban sigan robando bajo la palabra austeridad.
    Buen fin de semana.

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    1. Poco más que añadir, en todo caso sobre la globalización decir que podía haberse tratado de una gran idea que hubiera permitido el desarrollo común de los pueblos pero, como bien dices, la falta de control por parte de los estados y las organizaciones inernacionales ha hecho que si bien han irrumpido con fuerza algunos países, los BRICS, ello no ha venido a solucionar, ni siquiera a minimizar, las grandes diferencias ente clases en todo el mundo.

      Un saludo y buen fin de semana igualmente.

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  2. Magnífico artículo, Felipe, y también excelente comentario el de Mar.

    Creo que ambos apuntáis en la dirección adecuada cuando decís que el gobierno debería reconducir esos empleos hacia otros sectores. Pienso que el Estado, como tal, debe buscar lo mejor para su país, para la gente que representa, y eso es imposible si no se invierte en I+D, en nuevas tecnologías, etc.

    Puede que el carbón fuese importante en su momento, puede que el petróleo sea imprescindible en el presente, puede que la construcción fuese el motor de España... Pero son sectores que, por su propio funcionamiento, no son eternos. Entonces, cuando estos empiezan a agonizar, de muy poco sirve tratar de mantenerlos a flote.

    Para ello, la clave del presente, pero sobre todo del futuro, está en inventar nuevas tecnologías. Tenemos mentes privilegiadas capaces de ello y de más, con la inversión adecuada. Lo mismo algún científico español descubre un motor revolucionario e inaugura una época de oro. Porque esos inventos, al final, se exportan y se convierten en una riqueza para el país que ni siquiera el dinero puede igualar.

    Entonces, lo que decíamos, hace falta invertir en buscar nuevas alternativas, nuevas vías y, por supuesto, recortar donde hay que recortar: en políticos inútiles.

    Un saludo.

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    1. Se puede decir más alto pero más claro imposible. El otro día leía un artículo con una entrevista a un catedrático de la Univ. Complutense de Madrid que decía que la mejor elección para un recien titulado unviersitario era, en el corto y medio plazo, la emigración. Aún siendo triste que una persona desde esta posición pueda decir esto no es menos reprochable que el enorme coste para las familias y para el propio estado que ha repesentado la enseñanza de estos alumnos, sus resultados acabem dando sus frutos allende de nuestras fronteras.Tal es el caso de mi propio hijo que acaba de terminar su carrera y se marcha a Canada en pos del desarrollo de su profesión ante la falta de expectativas aquí, peor aún con las pírricas retribuciones existentes y la durísima precariedad laboral.

      Sí que puede ser achacable todo este cúmulo de circunstancias a la pasividad de la ciudadanía ante la nefasta situación social, económica y política que nos ha tocado vivir pero no es menos cierto también que los principales responsables de ello han sido y es esta clase política que víctima de su servilismo y su egocentrismo se ha distanciado de forma tan extraordinaria de la realidad de aquellos mismos que, con su voto, les dieron su confianza. O lo que es lo mismo de la realidad de su propio pueblo.

      Un saludo y gracias por tus comentarios.

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  3. Estoy de acuerdo, la globalización y europa...pudieron haber sido...brillantes ideas, pero nos olvidamos de un pequeño detalle...CONTROLAR LA AVARICIA DEL SER HUMANO, simplemente...legislando la mano que mece la cuna.
    Gracias a los dos!!!

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