viernes, 21 de diciembre de 2012

La Economía del Bien Común, ¿realidad o utopía?

Christian Felber
Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.” (Constitución española, art. 128)

Este artículo recogido en nuestra Constitución, de forma más o menos parecida, podemos encontrarlo en cada una de las leyes fundamentales de todos los estados de la U.E. Así, Christian Felber, un polifacético economista austriaco, tomando como referencia el artículo de la Constitución de Baviera que dice: “Toda actividad económica sirve al bien común”, ha desarrollado un modelo alternativo a la economía capitalista de mercado y que, del mismo modo, se le denomina “Economía del Bien Común”.

Al contrario de la brutalidad del actual modelo capitalista basado en la competitividad a toda costa en aras del máximo beneficio y en pos de lo que se ha dado en llamar “el crecimiento perpetuo” por encima de cualquier tipo de consideración ética, moral, humana, social o política, la Economía del Bien Común se basa precisamente en tomar estos mismos valores como principios básicos para su implantación y desarrollo. De este modo tanto las empresas productivas como financieras acogidas a este modelo, matizan sus ganancias en relación directa al beneficio proporcional que puedan repercutir en cada uno de sus participantes, añadiendo a las citadas premisas conceptos como solidaridad, cooperación, responsabilidad, apego, etc. lejos de los desequilibrios existentes de la interpretación más radical de la Economía de Mercado que ha abrazado el actual modelo neoliberal.

Al final de este artículo hemos incluido dos links con sendas entrevistas a Christian Felber y Francisco Alvarez, el que en su día fuera Vicepresidente de la Bolsa de París y es el principal exponente de la Economía del Bien Común en España, donde se presentan con bastante claridad los fundamentos y exposiciones prácticas y reales del modelo, tal como se están llevando a cabo en la actualidad. Del mismo modo, nos hemos permitido la libertad de incluir otro link al post al respecto de una de nuestras comentaristas habituales en este blog, Juliana Luisa, donde documenta ampliamente el desarrollo del mismo.

Hoy en día un buen número de empresas tanto productivas como financieras -en este último caso, probablemente, sea Triodos Bank el mayor exponente de un modelo de estas características dentro de la llamada “Banca Ética”-, que están acogidas a esta filosofía con buenos resultados, en especial en una situación de crisis sistémica como la actual. Sin embargo, no pretendemos ahora hacer excesivamente extenso este artículo por cuánto ya se aporta suficiente documentación externa al respecto para comprobar la veracidad de estas inquietudes, ni vamos a pormenorizar una por una y por este mismo motivo las claves y la metodología del sistema pero sí que vamos a detenernos, por citar un ejemplo, en una cuestión que puede dar una idea bastante clara acerca de lo que son sus pronunciamientos sobre la economía real.

Como ya saben los habituales lectores que escudriñan las tribulaciones de este blog, quien suscribe el mismo es propietario de una pequeña empresa con varios trabajadores a su cargo. La Economía del Bien Común plantea numerosas cuestiones en torno a lo que ha de ser la relación entre empleados y empleadores en aras del mejor rendimiento de la empresa que deberá redundar en beneficio de los primeros y los segundos. Pero en el actual modelo liberal y de mercado nadie pone en duda que es la dirección de la empresa la que decide los salarios de sus trabajadores pero... ¿quien decide cual ha de ser el beneficio de esta?

Francisco Álvarez
¿Cual debería ser entonces mi salario con respecto al de mis trabajadores? ¿5 veces más que el que menos gana? ¿10, 20, 100 veces? Nadie puede poner en duda que si una empresa se encuentra en un momento extraordinariamente difícil, habrá de recurrir tanto a reducir los beneficios de la misma como los salarios de sus trabajadores y si cabe al despido de algunos o muchos de los mismos con el objetivo de subsistir. Sin embargo, la crisis actual ha puesto en evidencia -con la anuencia de las autoridades públicas-, como numerosas empresas con un rango de beneficio importante están reduciendo sus plantillas de manera frívola, sustituyendo incluso a unos trabajadores por otros a cambio de remuneraciones que rayan la miseria, mientras los salarios de sus ejecutivos siguen manteniéndose del mismo modo o, aún a la baja, resultan poco menos que escandalosos. Por poner algún ejemplo de ello nos hemos encontrado recientemente el caso del ERE del diario El País, donde a pesar de las dificultades económicas que viene presentando en los últimos años, su presidente, Juan Luís Cebrián, percibe del mismo unos emolumentos que superan los diez millones de euros anuales. O, por el contrario, el caso de Emilio Botín, quien a la cabeza del Grupo del Banco Santander, con unos beneficios multimillonarios va a cerrar 700 oficinas con la integración definitiva de Banesto en su estructura comercial, además de llevar reduciendo su personal de forma constante desde el inicio de la crisis. Mientras, su Consejero Delegado, Alfredo Saez, otro de los asalariados mejor pagados de este país era indultado por el gobierno Zapatero.

Probablemente hayamos recurrido a ejemplos casi extraordinarios pero, en cualquier caso, el salario medio de los directivos de cualquier empresa de cierto porte en España se sitúa en niveles absolutamente desorbitados en relación a sus mismos trabajadores de base. Tanto que están incluso por encima de los de sus homólogos de otros países de la U.E. cuando los salarios de la inmensa mayoría de los españoles de a pie están muy por debajo de los de sus vecinos. ¿Puede haber una justificación razonable a todo esto? Humana, moral y razonadamente no. Peor aún en un ambiente tan hostil como el actual donde suena casi a una vejación hablar de sueldos millonarios para los ejecutivos de numerosas empresas que se simultanean con hordas de despidos y contrataciones con condiciones más propias de otras épocas. Como en aquella tragicómica chanza, seremos perfectos desconocedores de lo que cuesta mantener un jet privado, un yate en Puerto Banús o un palacete en Pedralbes pero sí que sabemos de cuanto dolor y cuanto sufrimiento entre tantas y tantas personas que se encuentran en desempleo o con unas condiciones laborales absolutamente precarias y una familia a la que atender.

En definitiva, desde mi pequeña empresa, una vez que haya cubierto mis necesidades básicas... ¿dónde está el límite a mis caprichos? Eso, ni más ni menos, es lo que viene a enjuiciar e intentar resolver la Economía del Bien Común.

Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida. “ (La nación española proclama su voluntad de...” Constitución española, Preámbulo)



11 comentarios:

  1. ¿Qué diferencia existe entre el trabajo del director de una empresa y uno de sus trabajadores? Nuestro sistema económico dice que el segundo es una mercancia que se debe comprar al menor precio posible, respondiendo al principio de la oferta y demanda.

    Estamos en lo de siempre: la diferencia existente entre el trabajo intelectual (aunque habría que ver qué trabajo intelectual desarrolla el directivo de una gran empresa) y el trabajo manual o asalariado. Eso no sucede en una cooperativa. Si todos son trabajos, ¿por qué si las cosas van mal no deciden entre todos qué se puede hacer?

    El sistema económico, repito, es inhumano e injusto, y debemos, porque podemos, cambiarlo.

    Muy acertado tu análisis
    Un saludo

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    1. Muchas Gracias Julian por haberme permitido la libertad de utilizar un post tuyo.

      Con respecto a lo que dices no puedo estar más de acuerdo. Y claro, yo también creo que podemos cambiarlo y además pienso que, aún lentamente, estamos en el camino. Hay ya mucha gente en la calle cada día y, aunque por desgracia sea una cuestión de paciencia, si persistimos en ello tarde o temprano lo conseguiremos.

      Eso espero.

      Saludos

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  2. Totalmente de acuerdo con lo expuesto. Lo que hay que tener en cuenta es que todos somos seres humanos y tenemos una necesidades muy parecidas; no es de recibo que mientras unos nadan en excesos y opulentas cuentas bancarios, otros tengan que ser despedidos para evitar la caída en desgracia de los primeros. No es lógico, ni siquiera humano, que por un fajo de billetes se condene una vida inocente.

    El desarrollo social pasa por relativizar el valor de las ganancias materiales y buscar una armonía con los sentimientos y las emociones.

    Un saludo.

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    1. Hola Oscar

      Y, por añadir algo más, peor aún ver como se reconoce dede los estamentos públicos como han cometido numerosos actos fraudulentos banqueros y multimillonarios y, sin embargo, se van de rositas y aún más ricos de lo que eran, cuando los demás sufren todo el peso de la ley -leyes más que injustas en muchos casos-, sobre sus cabezas, sus familias y su propia vida.

      Un saludo.

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  3. Y lo peor de esto es que las diferencias entre pobres y ricos no cesa de aumentar no ya de año en año, sino de día en día. En realidad, el capitalismo es un sistema basado en el mantenimiento artificial de pobres y ricos. Promueve una sociedad de casta donde las diferencias quedan establecidas por el nivel económico, la posesión de riquezas. Esto es fuente de tantas injusticias y abusos, además de tantas masacres y deterioro del medioambiente, que solo puede abocar en una revolución o bien, si el pueblo no se subleva, en una destrucción de los recursos naturales, hasta que nos muramos literalmente de hambre.

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    1. Efectivamente. Este es el gran error del capitalismo, peor aún llevado a sus límites más extremos tal es el caso. Capaz de generar un extraordinario volumen de riqueza pero, a la vez, una desigualdades terribles. Y como bien dices, a más riqueza mayores desigualdades.

      Al leer tu comentario Lorenzo y ante las posibilidades de un futuro más o menos cercano,de no poner remedio, se me ha venido a la cabeza "Blade Runner", la mítica película de Ridley Scott, donde se presenta un futuro aterrador, con avances tecnológicos espectaculares pero con una sociedad absolutamente destruida en manos de unos pocos.

      Esperemos que podamos evitarlo.

      Un saludo.

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    2. Precisamente, esa es mi película preferida. La mejor para mí de todos los tiempos.

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    3. Más allá de las Puertas de Tannhauser...

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  4. ese es el único futuro posible, fuera competividad agresiva, la economia del bien común, pero sinceramente y ojalá me equivoque, ya no creo que pueda suceder si nos dejamos manejar en manos de las grandesultinacionales.
    o se rompe este sistema corrupto o no podremos cambiar.

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