domingo, 13 de enero de 2013

Un dólar de platino para salvar el mundo.

Bueno, la idea de acuñar una o una serie de monedas de platino, dotarlas de un valor de un billón de dólares y ponerlas como garantía para que la Reserva Federal imprima dinero suficiente para cubrir los gastos de la administración norteamericana y a su vez permita circular dinero con mucha mayor fluidez es, como poco, distinta y cuando es apoyada por economistas de la talla de de todo un Nobel como Paul Krugman no debe ser tan descabellada. Al menos sí que pone de relieve que hay otras administraciones de cierta prestancia, como nada más y nada menos resulta el gobierno del país más poderoso del planeta, que creen que el estado debe asumir la responsabilidad directa de patrocinar el crecimiento, por el contrario de la mayor parte de los del viejo  continente que siguen empeñados en sus políticas austeras en las arcas públicas, aunque ello este llevando a millones y millones de personas al pozo de la miseria.

Y curiosamente en especial a las clases trabajadoras y buena parte ya de la otrora clase media, mientras que los de siempre se hacen cada vez más ricos y la distancia vuelve a ensancharse entre las partes. Como si, en algún momento del pasado reciente, les hubiera molestado a los últimos el progreso de los primeros.

Oliver Blanchard, economista jefe del FMI, ha hecho público un informe sobre la situación económica actual reconociendo los errores cometidos por el organismo –el enésimo desde su fundación tras los Acuerdos de Bretton Woods en 1945-, donde pone de manifiesto que el uso y abuso en los recortes a la inversión pública haciendo soportar todo el peso de sus políticas de austeridad sobre el grueso de la población, solo genera mayor retraimiento a la economía. Lo que resulta obvio, cuanto más desempleo y salarios más bajos y precarios, menos consumo lo que disminuye los ingresos para las empresas desembocando en más y más desempleo. O lo que es lo mismo, las políticas de miseria solo producen más y más miseria. Del más puro y lógico sentido común para todos salvo para, en su momento, los señores del FMI, que ahora –realmente desde hace casi un año-,  lo vienen ronroneando aunque solo se atrevan a reconocerlo entre medias tintas,  ya que tanto su presidenta como sus aventajados alumnos centroeuropeos y sus fieles escuderos –como nuestro Presidente Rajoy y resto de acólitos-, no parecen dispuestos en cejar en su empeño. Ya lo ha advertido Miss Merkel, “austeridad a toda pastilla”o, lo que es lo mismo, “sálvese quien pueda”.

Por estos lares, en un alarde de optimismo, aunque intente parecer moderado, el gobierno y sus adláteres, están muy satisfechos con la bajada de la legendaria prima de riesgo y los tipos de interés a los que se financia la deuda española.  Y todo el aparato de propaganda ya empieza a hablar de buenas sensaciones. Vamos lo que en otra época fueron los famosos “brotes verdes” que sirvieron de escarnio y cachondeo para los mismos que ahora se vanaglorian de tener  el trabajo bien hecho. Es decir de joder a esos millones de familias que decíamos antes. Aún siendo una buena noticia y como llevamos viendo hace ya un buen número de meses, esto en el corto o medio plazo no repercute para nada en la economía real y está por ver si lo hace incluso a la larga ya que hace solo unos meses esas mismas cifras causaban pavor entre los que ahora se felicitan. Me inclinaría yo a creer más que esos que dicen en llamarse mercados están aburridos de no ganar dinero con la deuda alemana y están asumiendo algo de riesgo pero con mejor rentabilidad un poco más abajo.

Pero en la calle las perspectivas son cada vez más negras, el paro y la precariedad siguen creciendo, todos los días nos enteramos de un amigo o conocido que han echado a la calle, de un comercio o una empresa  que ha cerrado o de cómo un empresario sin escrúpulos se aprovecha de la situación para sacarle la pringue a sus trabajadores. Y no digamos de las diferentes y variadas corruptelas políticas que aparecen, ahora que se están dando los primeros pasos serios para privatizar la sanidad. Un sistema público universal del que hace solo unos días muchos se vanagloriaban de ser el mejor del mundo mundial y sin embargo, ahora por lo que parece, ha dejado de serlo en dos telediarios.

Pero de eso, hablaremos ya otro día…

3 comentarios:

  1. Eso es como añadir más locura a la locura. Más leña al fuego. Acabaremos mal, se ve venir a la legua.

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  2. La situación actual es un absurdo, más que por sus características por la inacción que la circunda. El FMI mejor que se quede callado, porque no hay que ser ningún genio de las finanzas para tomar decisiones mejor pensadas que las que aplicaron en su momento. Porque aquí es todo una cortina de humo, esto es precisamente lo que querían: crisis para recortar sueldos y controlar más a la población. No se está luchando por recuperar el consumo, se está luchando por controlar el siglo XXI, la escalada de libertades civiles y la libertad cuasiabsoluta que permite Internet. Si no encadenan al gigante de raíz, a estos corruptos y fachendosos les va a explotar una gran pelota en la cara, y es lo que no quieren bajo ningún concepto.

    No obstante, también he de decir que hará cosa de dos semanas firmé un contrato indefinido a jornada completa y con buenas condiciones laborales (de ahí mi ausencia los últimos días). No sé si está relacionado con las políticas del PP, pero lo mío roza lo imposible con la que está cayendo y sé de buena tinta que las empresas están hasta el cuello... A ver lo que dura.

    Un saludo.

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  3. Enhorabuena Oscar!!! Con la que esta cayendo... y no, no creas que tienen que ver nada las políticas del PP. Yo tengo mi empresita y tengo tres trabajadores por los cuales ni el PP ni nadie, nada más que ellos y yo mismo, han hecho nada por mantener su puesto de trabajo. Las circunstancias no son buenas y ya el año pasado no pude subirles el sueldo más allá del IPC pero, mientras pueda -y sin ningún ánimo de arrogarme nada-, lo seguiré haciendo y no esa porca msieria que recomienda el gobierno. Enhorabuena, francamente y que dure.

    Por lo demás, tanto como dices tu como Lorenzo en vuestro comentario, creo que en verdad lo que se esta librando es una extraordinaria batalla, que quizá no ha hecho más que empezar, entre los que creemos en la necesidad de un mundo mucho, muchísimo más justo y solidario y los que, presa de su egoísmo,están empeñado en controlarlo todo y pasar por encima de todos para aumentar su cartera hasta límites fuera de todo lo imaginable. Una nueva especie de fascismo con el que tendremos que enfrentarnos a cara de perro si queremos salir adelante.

    Un saludo a ambos.

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