sábado, 25 de enero de 2014

El bagaje del primer ministro

Anda uno ocupado estos tiempos con su pequeña empresa, preparando una nueva campaña y, a fuerza de ser sincero también, venga a echar números para ir salvando los muebles de esta quema a las que nos tienen sometidos por una parte los que dicen que mandan y de otra los que verdaderamente lo hacen, en aras de mantener el culo en el asiento los primeros y de seguir engordando sus desvergüenzas los segundos. He de aquí que no podamos dedicarle el tiempo que deseáramos a mantener un cierto ritmo para plasmar, cuando menos, todo ese chorro de pensamientos con el que acudimos, cada vez que podemos, a este blog. Peor aún, cuando enchufados a los veredictos de la historia, no pretendemos pasar nunca de largo de esta y nos venimos esforzando para quedar plasmado en nuestros artículos su sello, sobre todo ahora como respuesta a toda esta sarta de mentiras y disparates con las que pretende atribularnos nuestra descastada clase política.

Puesto a dilucidar de lo ocurrido esta última semana, válgame entre otras siniestras bagatelas –ayer mismo anunciaba la vicepresidenta Soraya, casi a bombo y platillo, la reducción del IVA cultural para… la compraventa de arte-; sí para que los ricachos de este país que son los que mercadean con el mismo, puedan ahorrarse un buen pellizco en algunas de sus patológicas inversiones, mientras que a los que gustamos del cine y el teatro que nos sigan dando allá donde nos quepa, dos cosas me han llevado a recobrar este puñado de letras. Por una parte el resultado de los datos de la EPA y de otra la entrevista al presidente del gobierno en la televisión.

Lo primero porque no puede resultar más escandaloso que después de dos años acumulando miserias para el general de la población, en beneficio de no se sabe bien que causa, el nivel de desempleo vuelve a elevarse por encima del 26 % y si, por el contrario, ha descendido levemente el número de parados lo es más por las decenas, centenares ya, de miles de personas que huyen de España en busca de un futuro mejor que por haberse generado empleo. Empleo, cuanto menos, estable ya que si al poco trabajo que se crea añadimos sus condiciones laborales –temporalidad, parcialidad, salarios de miseria, etc. -, valdría decir que lo que se está produciendo es una verdadera transformación del modelo laboral, más próximo a la de los países en vías de desarrollo que a la de los países desarrollados. Dicho de otro modo, lo que se ha dado en llamar “achinización” de la vida laboral. Peor aún en el caso de nuestros jóvenes licenciados, doctorados y graduados que después de haber invertido sus padres y el propio estado toda una pequeña fortuna en su formación, sin duda, acabarán viendo el fruto de sus estudios en otros países.  

Mientras, a pesar de la elocuencia de los datos, todavía desde la tribuna mediática que da sostén al gobierno, se nos quiere hacer creer que los datos son optimistas y presagian un “repunte de la economía”, cuando la realidad es todo lo contrario y que, incluso, desde una institución del prestigio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se advierte de los graves problemas que conlleva para el desarrollo unos porcentajes tan altos de desempleo y  como se consolida el aumento de las desigualdades consecuencia de las políticas económicas aplicadas tanto antes como durante la crisis.

Y lo segundo la tediosa, aburrida y soporífera entrevista en A3 al presidente del gobierno que, aún las circunstancias por las que atraviesan el grueso de los ciudadanos y lo esporádico de sus apariciones ante los medios de comunicación, no solo no aportó nada nuevo, si no que no se atisbó en la misma la más mínima argumentación sólida cara a un futuro ciertamente mejor para todos y que, en todo caso, lo único a lo que se atrevió por otro lado, casi desafiando a la justicia y de forma impropia para el cargo que ostenta, fue a asegurar la inocencia de la infanta Cristina de las acusaciones que se vierten contra la misma. Lo que, sin embargo, a la vista de declaraciones pasadas del propio Rajoy sobre los Matas, Bárcenas o Fabra, no puede presentar peor augurio para la “ingenua” princesita. Además de volver a soltar la consabida perorata sobre el asunto catalán que tan bien le ha venido tanto a él como al presidente de la Generalitat en estos momentos para distraer a la opinión pública de los verdaderos problemas de la ciudadanía.

En fin que, a pesar de todo, seguiremos andando por aquí, entre escarceo y escarceo de nuestros deberes y nuestro ratos de esparcimiento. Y si no con la regularidad debida, al menos más de vez que en cuando, para reprocharles a quien corresponda que quieran robarnos nuestras ilusiones y nuestras vidas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario