A pesar de encontrarnos ante un problema de escala global pero con unos focos en su origen muy determinados, los dirigentes europeos en general y españoles en particular, siguen empeñados en una solución local al problema. La cuestión no está solo en la existencia de estos vehementes asesinos si no en la causas que dan a lugar a esa extrema interpretación de su creencias. La miseria, las extremas desigualdades sociales y la ortodoxia religiosa, suman un peligrosísimo caldo de cultivo de consecuencias fatales. Y es ahí, donde las naciones han de intervenir.
La solución al problema, difícil sin duda, no puede pasar sin la actuación forzosa sobre el terreno. En Siria, por ejemplo, están muriendo cada día cientos de personas a manos de una auténtica tribu de salvajes enmarcadas en lo que se ha dado en llamar el EI, mientras los líderes de occidente miran a otro lado. Y no solo miran a otro lado si no que no hacen nada por impedir la venta del petróleo islamista “a quien corresponda” y con cuyos beneficios adquieren las armas que posteriormente utilizaran para sus fechorías. Armas que, por cierto, no se fabrican en lejanos lugares ni en países del tercer mundo. ¿Demagogia? No, demagogia es lo que hacen nuestros representantes mientras miles de inocentes son asesinados cada día.
Estos enemigos de occidente son imprescindibles para mantener esto a flote. Con su presencia lejana, con sus amenazas dirigidas a nuestro modo de vida, los gerifaltes de turno se garantizan la permanencia en el poder y la instauración de todos los mecanismos de control y fiscales necesarios. Hay que mantener un ejército, un orden, unas leyes...
ResponderEliminarExcusándose con el calificativo de terrorista, ¿podrían meter en prisión perpetua a algún disidente político? Porque al final las medidas de seguridad coartan las libertades de los ciudadanos, pero poco hacen frente a los terroristas.
Comercian con ellos porque son parte de la cadena parasitaria del siglo XXI: petróleo, miedo y dinero.