martes, 17 de marzo de 2015

De salarios y otras mentiras

Resulta cuánto menos curioso que la singular teoría liberal basada en la devaluación salarial para fomento del desarrollo a través de la competitividad,  donde menos se cumple es, precisamente,  en la cúpula de las empresas que más enconadamente la defienden.

Hace solo unos días hemos vuelto a comprobar que desde que se desatara la crisis en 2007, las retribuciones de los ejecutivos del Ibex 35, que concentra las mayores empresas de este país,  se ha seguido multiplicando aún cuando alguna de ellas presentaban balances negativos y reducían y animaban a otras a reducir el salario de sus trabajadores más próximos a los mortales.

Así nos hemos encontrado que en la actualidad,  mientras el salario medio de los casi 15 mill. del grueso de los trabajadores españoles se aboca al mileurismo -estando entre los más bajos de Europa en relación a los países de similar desarrollo-, la percepción media de estos ejecutivos está en los 2,2 mill. de euros anuales -de las más altas del continente-.  Sin que en muchos casos tan exageradas retribuciones estén justificadas por su productividad o aportación a los valores de la empresa pero sí sirvan para repercutir tan disparados costes en los bienes y servicios que suministran a esa misma clase trabajadora a la que rebajan sus salarios.

Desde hace unos años,  el actual gobierno, nos repite machaconamente la idea de que muchas de sus reformas del mercado laboral nos equiparan a las condiciones para el mismo existentes en el resto de países europeos. Sin embargo no nos dice que la relación entre el nivel de precios al consumo y los salarios reales de la clase trabajadora española es por completo desproporcionada con la de esos mismos países y donde, además,  el nivel de prestaciones sociales es tan superior que, en todo caso, cubre generalmente las necesidades básicas de sus ciudadanos.

En definitiva el que se den tan extraordinarios desequlibrios salariales,, conlleva inevitablemente una merma del desarrollo conjunto de toda la nación, al concentrarse la riqueza en unas pocas manos y evitando así que su mayor y mejor distribución propicie el común  beneficio de todos.

Dicho de otro modo, el Papa Francisco ha descrito muy certeramente este modelo diciendo "que el capitalismo se basa en que con lo que rebosa del vaso, el resto de la sociedad se satisface pero el problema que nos encontramos hoy es que el vaso se hace cada vez más grande y no acaba de rebosar nunca".

¿Hasta cuándo?



3 comentarios:

  1. El capitalismo quiere para los otros lo que no quiere para sí. Jamás predican con el ejemplo, en eso se parecen a los curas. No olvidemos que el capitalismo es la religión más reciente de la historia. Y una de las más fanáticas con la que jamás nos hayamos enfrentado.

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  2. Esto ocurre porque sigue habiendo clases altas y clases bajas. Con la revolución industrial y la necesidad de una mano de obra cualificada, se extendió la educación pública, pero no para que las personas progresasen, sino para que supiesen trabajar en edad adulta. Ello, por supuesto, no implicó cambio alguno en la concepción del trabajador, por lo que su vida sigue siendo irrelevante.

    En años de bonanza, el trabajador se endeuda, en consecuencia, hasta las orejas, arrastrado por el consumismo y las necesidades artificiales que ciertos sectores necesitan crear. En años de crisis, el trabajador se equipara al esclavo egipcio y el ejecutivo sigue nadando en riqueza. No hablo de los pequeños empresarios o autónomos, que a fin de cuentas son una clase intermedia y a la hora de enfrentarse a la vida, las pasan muy perras, pues no pertenecen a la "clase alta".

    En resumen, lo que dice la ley y lo que dicen los grandes empresarios son meras tretas para maximizar y exprimir a la mano de obra. Viven en un mundo irreal y se aprovechan de ello; viven tan lejos que no ven el suelo. Pero todo lo que sube...

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  3. El trabajador se endeuda en exceso por que no existe un control en el estado para evitarlo. Antiguamente, los bancos centrales controlaban ese derroche subiendo los tipos de interés y cuando la situación se reconducía los intereses bajaban para que pudiera volver a circular el dinero.

    No era un sistema perfecto pero mucho más que el actual donde dichos bancos han desaparecido y el BCE, el sustituto de todos ellos, no se diseñó para esto si no para controlar una inflación inexistente.

    Los bancos intentaron hacer su agosto... y al final lo hicieron por que fueron rescatados con dinero público y se han acabado yendo de rositas.

    Saludos.

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