El que la reunión de los
ministros del interior de la UE, después de los atentados de Bruselas haya
pasado sin pena ni gloria, no ha de sorprendernos.
En su línea habitual, sin novedad con respecto a tantas anteriores. Más o menos
lo mismo que si hubiera sido de jefes de gobierno aunque, eso sí, con bastante
menos parafernalia. Cierto que no es bueno tomar decisiones en caliente pero
siempre se espera bastante más, por muchos fiascos que nos hayamos llevado
hasta la fecha. De haber sido así, si hubieran mostrado alguna efectividad, a
lo mejor, nos hubiéramos evitado otro desfile de cadáveres.
Ahora, el gobierno belga
va a enviar sus F16 a Siria e Irak a bombardear posiciones del ISIS. Esas
mismas en las que, según los observadores, han perecido más de mil civiles bajo
las bombas de la coalición que lidera EE.UU. Como si no tuvieran ya bastante
con el régimen de terror al que los tienen sometidos la vehemencia islamista.
Meses y meses de bombardeos con resultados más que discutibles.
Pero los yihadistas no solo
vienen de Oriente Medio. Muchos de ellos han nacido y se han criado entre
nosotros. La mayoría ni siquiera han estado nunca allí. Son franceses, belgas,
españoles, ingleses... tan ciudadanos europeos como nosotros. Pero se han
radicalizado a costa de sufrir y no saber hacer frente a las envenenadas consecuencias
de un modelo económico desastroso, capaz de generar una riqueza casi sin
límites a la vez que unos desequilibrios sociales gigantescos.
A costa de dichos
desequilibrios, unos han abrazado el fascismo y cada vez de forma más multitudinaria
e incluso en países donde nunca tuvieron arraigo: Francia, los países escandinavos,
el Reino Unido, Países Bajos... Y renacen con fuerza en otros a los que pasaron
factura: Alemania, Austria, Chequia, Hungría... Como en su día lo hicieran
"los camisas pardas", irrumpe con fuerza en Hungría bajo la forma de
la Guardia Húngara, el brazo militarizado del Jobbik, la 2ª fuerza política del
país, mientras que las autoridades de Bruselas, para no variar, miran a otro
lado.
Guardia Húngara del Jobbik |
Otros, que han pasado su
vida en los cinturones de tantas ciudades europeas, herederos de aquellos
inmigrantes turcos y de otras zonas del cercano oriente, que llegaron a Europa
hace décadas al albor del milagro europeo y del que muchos solo pudieron
mascullarlo a distancia, han encontrado en el misticismo religioso del islam
más radicalizado, una respuesta a la continua marginación en la que pervive su
entorno.
Los efectos de la crisis
económica de 2007/8 y la nefasta gestión de la misma desde entonces, han aumentado
exponencialmente los focos de pobreza y alimentado de manera tan inconsciente
como negligente ambos radicalismos embebidos de una violencia sin límites. Unos
por su carácter xenófobo, buscando en lo diferente las causas de sus males y
otros amparándose en la fe para dar rienda suelta al odio más extremo hacia el
conjunto de la sociedad a la que culpa de su permanente deterioro social.
Mientras que las élites
políticas no sean conscientes de esto, de que uno de los principales caldos de
cultivos de la violencia más extrema, son la pobreza, la miseria, la
precariedad y otros muchos desatinos propiciados por un modelo económico radical
que prima el enriquecimiento individual y el cortoplacismo por encima de
cualquier otra consideración social, será imposible hacer frente a esta lacra.
Por último, con casi el 90
% de los atentados del ISIS en tierras árabes y contra los propios árabes, en
especial en los territorios ocupados por los mismos, como poco produce sonrojo
que esa misma clase política que permite el contrabando de armas que termina en
manos de estos, que no impide el mercadeo de petróleo barato de los pozos controlados
por los terroristas, que no pone trabas a los movimientos de capitales procedentes
del yihadismo o que vuelve la cara a los huidos de esa tragedia, pretenda
hacernos creer que los atentados en suelo europeo, hechos por europeos, tengan
como finalidad acabar con nuestra civilización.
Las élites políticas son conscientes de esto, y lo promueven esperando que una guerra destruirá a buena porción de la humanidad para poder comenzar luego. Destruir para reconstruir, es lo que han hecho siempre y esperan volver a hacer. Todo obedece a una agenda planificada.
ResponderEliminarEl recurso del miedo, de forma interesada, está causando estragos entre la población. Eso y el convencimiento del "esto es lo que hay", "no se puede hacer otra cosa", en todos los aspectos de la política, la economía y la vida cotidiana, está dando lugar a una deriva más que peligrosa.
EliminarUn saludo.
El día 20 de este mes ya le dije que " aquello " lo de los campos de refugiados no es de ahora , también le digo que lo del terrorismo internacional NO es tampoco de ahora . Lo de Europa ya no tiene ni calificativo , ni en lo de la economía , ni en lo de la política , ni en los de los campos , ni en lo del terrorismo ni en nada de nada , Europa ahora mismo es un " monstruo " político / administrativo CARISIMO de mantener y no solo ineficaz , es ! vergonzoso ! y los ciudadanos ademas de pagarlo con nuestro dinero , ademas les VOTAMOS ¿ que mas puedo decirle que usted no sepa ? saludos
ResponderEliminarDesde luego, se puede decir más alto pero no más claro.
EliminarSaludos y gracias por sus comentarios.
Europa se está dirigiendo a su destrucción, en el sentido político. Posiblemente en diez años cada país vuelva a estar por su cuenta, quizá con una moneda única pero con gobiernos totalmente independientes. Se han encargado de matar el concepto de Europa y por otro lado no dejan de alimentar a la bestia de ISIS.
ResponderEliminarCon los atentados, los terroristas -pagados por un oscuro sector de occidente- están consiguiendo lo que se busca: crear miedo para justificar cualquier medida opresiva por parte de los gobiernos, incentivar el odio europeo hacia los inmigrantes, captar a esos mismos inmigrantes que no encuentran asidero en Europa, conseguir tropas, reforzar su causa y repetir el proceso hasta que la guerra, "Full-out war", sea inevitable.
En ese momento, los neo-fascismos tomarán forma, muy bien disfrazados, y el verdadero objetivo será revelado: mermar la población, apropiarse de recursos escasos y postergar un sistema caduco otras cuantas décadas.
Palabra de honor.
Es evidente que el pronóstico, aun sumamente pesimista, pudiera responder a los hechos pero esperemos que sea erróneo Óscar y que el pueblo sea capaz de evitarlo.
EliminarUn saludo
Por así decirlo, el poder en Europa está en las manos de los fascistas.
ResponderEliminarPor eso al neoliberalismo se le tilda de próximo al fascismo.
EliminarSaludos
Próximo no, fascismo auténtico.
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