miércoles, 23 de enero de 2019

¿Podemos?

El 15 de Mayo de 2011, una manifestación convocada por diversos colectivos que terminarían acampando en la Puerta del Sol de Madrid, daría el pistoletazo de salida al que inmediatamente se conocería como Movimiento 15M y que en numerosas ciudades de España se personificó en diferentes grupos, especialmente de jóvenes, que reivindicaban otro modelo económico, político y social a raíz de la crisis económica desatada unos años antes.

Poco después Podemos, una nueva formación política a escala nacional, pretendió aglutinar buena parte de las iniciativas propuestas por aquel movimiento y tras un sorprendente arranque en las elecciones europeas de 2014 alcanzaría su techo electoral en las elecciones generales del 26 de Junio de 2016 consiguiendo 45 diputados, el mejor resultado para una fuerza situada a la izquierda del PSOE de la actual democracia española. Pero a partir de ahí Podemos no ha dejado de perder apoyos y son varias las circunstancias que le han llevado ello.

Sin obviar la furibunda campaña mediática desatada en su contra por las fuerzas conservadoras, qué duda cabe que la gestión del partido ha sido y es en buena parte responsable de ello. Podemos en principio dio la idea de no ser un partido al uso y pretendió hacer de la transversalidad su modos vivendi asumiendo en un primer momento similares  sensibilidades existentes en todo el territorio nacional. Pero con el tiempo ha venido a cometer los mismos errores de aquellos partidos a los que no quería imitar y ha terminado consagrando a la marca y a la figura del líder el poder hegemónico del mismo con una evidente estructura de orden vertical como en el resto.

De este modo Podemos se encuentra hoy con problemas de todo tipo en varias autonomías y especialmente en el caso de Cataluña, Galicia, Madrid, Navarra o Extremadura debido a sus confluencias con otras formaciones políticas que se presentaron en las pasadas elecciones municipales cuando Podemos no lo hizo o donde desde el partido se impulsaron lo que el mismo llama «partidos instrumentales», pero con absoluta independencia legal. En la mayor parte de los casos el problema surge por querer imponer desde Madrid y sus más disciplinadas delegaciones los criterios del «aparato», tanto en los puestos de responsabilidad que se traten como en la actualidad para la confección de las listas electorales, independientemente del apego que cuenten unos y otros con respecto a sus votantes.

Es aquí donde Podemos ha fallado como lo han venido haciendo históricamente los partidos tradicionales. En vez de aplicar un evidente criterio de oportunidad, sabiendo dar un paso atrás allá donde sus socios gocen de buena salud lo que correspondería a un auténtico razonamiento de transversalidad Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza y toda su corte de adláteres, ha pretendido interferir en todos y cada uno de los procesos locales y autonómicos, imponiendo sus candidatos y su marca por delante de la realidad existente. Y es que algo debe fallar en la cúpula de Podemos cuando de sus fundadores solo queda ya Pablo Iglesias, con Juan Carlos Monedero en la sombra. El resto de aquella «cuadrilla de amigos» o bien han abandonado la política o se han ido distanciando de manera más o menos brusca del híper-liderazgo de Iglesias.

Pablo Iglesias, a pesar de alardear de todo lo contrario y a través de teledirigidas decisiones asamblearias, ha caído en los mismos errores de los grandes partidos que han hegemonizado el poder político en España desde los años 80, haciendo prevalecer por encima de todo la marca y la figura de un líder que además de asumir la representación de los militantes se sirva de los mismos para lograr el poder. Tanto en el PSOE como en el Partido Popular –quizá algo menos en este último por su carácter conservador- las decisiones de la dirección del partido a la hora de confeccionar listas y nombrar cargos han resultado en muchos casos tumultuosas por cuanto éstas se producen de manera directamente proporcional al grado de disposición del interesado o la interesada con la cúpula del mismo. En el caso de los populares, en la mayoría de las ocasiones, ni siquiera sus candidatos han sido el resultado de un proceso de primarias sí no que han sido elegidos «a dedo» por la dirección cuando no directamente por su presidente. 

Cada país, cada región, tiene su propia idiosincrasia. Quizá España, desde el primer momento, enfocó mal el modo de organización territorial y debería habérsele dado mucho más protagonismo a los ayuntamientos, primer referente de la administración pública para los ciudadanos como ocurre en otros estados europeos. Además, en el caso concreto de nuestro país, la falta de contundencia ante los incontables casos de corrupción de los dos partidos que han acaparado la política española desde los años 80, PP y PSOE, se lo ha puesto cada vez más difícil a sus respectivas agrupaciones locales a las que, en cada caso y en cada momento, han pasado factura las tropelías de unos y otros a lo largo y ancho de la geografía española amén de provocar el lógico efecto contagio en numerosas de ellas.

Pablo Iglesias no ha sabido aprovechar las sinergias y experiencia de multitud de grupos políticos que, de una manera u otra, con mayor o menor vinculación a Podemos, herederos de aquel movimiento de indignación surgido en 2011, se presentaron en las elecciones municipales de 2015 y han venido desarrollando en muchos casos una intensa labor en sus respectivos ayuntamientos y otras administraciones. Iglesias y su corte de incondicionales han preferido priorizar su marca, su color morado y la figura de su insigne secretario general desalojando a sus antiguos compañeros de viaje sin tener en cuenta la labor realizada. 

La supuesta transversalidad inicial de la que tanto hizo gala Podemos ya no tiene cabida en el mismo, solo tendrán su sitio en el paraíso aquellos que acaten sin rechistar los pronunciamientos, formas y maneras de su líder y rindan culto a la marca. Lástima en un momento crucial para España con un futuro más que incierto por delante, con otro periodo de recesión económica en ciernes de dimensiones planetarias y una extrema derecha que vuelve a posicionarse en España y en toda Europa como en tiempos pasados. 

Podemos, por sus prejuicios, errores y una ferviente devoción a su líder parece abocado sí no a su desaparición a tener un papel poco o nada relevante como el que ha venido teniendo Izquierda Unida la mayoría de las veces. Ya casi no queda tiempo ante la inminencia de los próximos envites electorales del mes de Mayo, pero solo ese paso atrás de la formación en beneficio de aquellas personas que durante estos últimos años han contado con el beneplácito de la ciudadanía en consideración al trabajo realizado, podría mantenerle aún con vida. Y con lo que es más importante para todos: la esperanza. 

8 comentarios:

  1. Hoy día 25 " parece " que la situación de Podemos ha empeorado con lo de Ramon Espinar ,¿ o puede ser que sea el comienzo de una " mejora " ?

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    1. Podría serlo pero a cuatro meses de un proceso electoral es difícil que ello cale debidamente en el electorado y recuperar lo perdido se me antoja poco menos que imposible. Incluso dando ese paso atrás que cito en el artículo.

      Un saludo

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    2. Esperemos a la reunión del día 2 próximo en Podemos , pudieran haber sorpresas . Un cordial saludo

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  2. Ya no es el día 2 , ahora será el día 30 de enero , " la cosa " se acelera

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  3. Dentro de nada sabremos el resultado. De momento parece que Izquierda Unida quiere separarse.

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    1. Quizás lo mejor hubiera sido que no se unieran nunca . A Podemos solo le ha traído perdida de votos , dos millones en las generales y perdida también en Andalucía

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  4. Me temo que, al menos cara a las elecciones de Mayo, cualquier cosa que hagan, habrán llegado tarde. La verdad que ha tenido mala suerte. Todo ha sido a prisa y corriendo, en una situación y un ambiente político extraordinariamente difícil y eso provoca errores de bulto. Veremos.

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  5. Podemos solo tiene 5 años , otros partidos como el PSOE con mas de 100 años de antigüedad también ha tenido lo suyo en mas de una ocasión y Alianza Popular tubo que " reconvertirse " en el PP actual , por no hablar del PCE , UCD o de CIU , de cualquier forma ahora las cosas de la política van muy rápido y quizás lo mas importante , la ciudadanía española en general ha " mejorado " en esto de la política . Como usted muy bien dice VEREMOS . Reitero el saludo

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