jueves, 10 de octubre de 2019

La tormenta perfecta


Cuando la Unión Soviética ejerció su poderoso influjo en Mongolia se construyeron enormes edificios en sus ciudades para la población rural dispersa por todo su territorio. Pero cuando el imperio soviético desapareció y en los años 90 la democracia se abrió paso en aquel enorme país, algunos de los que ocuparon aquellos edificios volvieron al campo con sus pequeños caballos, su ganadería y a dormir en sus yurtas. Lo hicieron por una sencilla causa: porque esa era su manera de ser felices...



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