En la mañana del 7 de Mayo de 1945, en Reims (Francia), el
general Alfred Jodl, jefe del estado mayor del ejército alemán, firmaba la
rendición de Alemania a las fuerzas aliadas –aunque hubiera de ser ratificada
un día después, explícitamente, ante el ejército soviético-, tras casi seis
años de un conflicto que, además de haber devastado la mayor parte del
continente europeo, había dejado tras de si un balance de casi 40 millones de muertos. Ante las
dimensiones que había alcanzado la tragedia, los responsables de la política
europea acabarían dándose cuenta que debían evitar que se dieran nuevamente toda
la serie de circunstancias que habían propiciado la misma y afrontar para ello
un futuro donde la justicia social, el progreso y bienestar de los ciudadanos así
como la solidaridad entre los pueblos fueran
el marchamo principal del continente.
Así, el escenario europeo posterior a la Segunda Guerra
Mundial, hasta la llegada del nuevo milenio y a pesar de sus indudables
vicisitudes, se convertiría en un modelo
de bienestar y desarrollo social y político como nunca antes se había dado en
la historia de la humanidad. Desgraciadamente los desencadenantes de la actual
crisis y el posterior desarrollo y gestión de la misma por parte de las
autoridades está haciendo retroceder a la sociedad europea, ante la continua
merma de buena parte de sus derechos conquistados a fuerza de un extraordinario
esfuerzo por parte de sus antecesores, a retomar escenarios que, aun estando
todavía distantes, recuerdan en cierto modo a la antesala de aquella tragedia.
Veamos entonces ahora, a través de esta breve serie de artículos, cómo renació
Europa de sus cenizas, cómo se artículo su estado del bienestar y cómo
surgieron las instituciones europeas en un intento de la extrapolación por lo
largo y ancho del continente, de los beneficios sociales y económicos logrados.
De materia escolar, son varias las causas que dieron lugar a
la guerra. Probablemente las más reconocidas y decisorias para la debacle
fueran las desorbitadas sanciones del Tratado de
Versalles sobre el pueblo alemán tras su derrota en la 1º. Guerra Mundial,
la atropellada aparición de los movimientos
fascistas al socaire de esto, las consecuencias de la Gran Depresión y la
necesidades de expansión del gigantesco emporio comercial e industrial del
nuevo estado alemán, desarrollado a
la sombra del nazismo.
Por su parte, tras el fin de la contienda tres cuestiones se
planteaban fundamentalmente en Europa, por un lado no volver a cometer los
mismos errores que se sucedieron tras el final de la Guerra del 14, por otro la
reconstrucción, rehabilitación y recuperación económica y social de la mayor
parte de la geografía continental y por último, frenar el avance del bloque
comunista soviético desde el este europeo. Para ello contaría con el
indiscutible apoyo de los EE.UU. convertidos tras la guerra en la primera
potencia mundial. Los EE.UU., habían sobrevivido a la guerra en unas
condiciones óptimas para ocupar el liderazgo consecuencia de diferentes
factores, entre ellos su enorme riqueza natural, el desarrollo tecnológico de
toda su vasta maquinaria industrial al servicio de la guerra y el hecho de que
su territorio no había sido golpeado por los avatares de la misma. Además la propia guerra y los buenos
resultados del New Deal, el
programa para la recuperación económico-social de la nación que había puesto en
marcha el presidente Roosevelt para salir de la Gran Depresión, habían
posicionado en inmejorable condiciones al gigante norteamericano.
Además, como quiera que el desarrollo europeo habría de
contribuir a la mejora de los intercambios comerciales con su aliado del otro
lado del Atlántico lo que aumentaría el crecimiento y expansión de las
actividades industriales de los EE.UU. estrechando a la vez sus lazos frente al
potencial de un posible enemigo que se hacía cada vez más patente, la U.R.S.S.
, los EE.UU. decidieron apostar fuerte en el continente con una iniciativa que,
sin duda, marcaría la historia inmediata del mismo, que tomo su nombre de su
Secretario de Estado y que, aunque su denominación oficial fuera la de European
Recovery Program (ERP), pasaría a la historia con el de Plan Marshall.
¡Vaya una lección de historia! Estupenda
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias Juliana
EliminarEl único problema es que no voy a poder terminar esta serie pronto. Espero publicar la 2ª. entrega en breve pero la próxima semana, mi mujer y yo, nos marchamos a Canadá a ver al chico y, claro está dada la distancia, estaremos allí 15 días.
Pero, advierto... volveré.
Un saludo.