viernes, 17 de junio de 2011

El Pacto del Euro

 El 19 de Junio “Democracia Real Ya” ha convocado manifestaciones por la mayor parte de la geografía española en protesta por el Pacto del Euro suscrito por los representantes de los países de la U.E. el pasado mes de Marzo, con la intención de dar un impulso a la economía y poder dejar atrás la crisis económica y financiera. Pero, una vez más como ha ocurrido históricamente, Europa vuelve a dar otra vuelta de tuerca más con una serie de medidas que lo único que van a servir es para garantizar ingentes beneficios para las grandes corporaciones industriales y financieras de carácter transnacional en detrimento de las clases media y trabajadora. 

¿Qué es el Pacto del Euro? Básicamente se trata de reproducir, una vez más, las políticas neoliberales que al cabo de casi dos décadas de gobernanza social y económica ha llevado a la ciudadanía europea a la mayor recesión acaecida en estos mismos términos desde los años 30. De hecho sociedades como la irlandesa, la griega o la española instrumentalizadas por la esencia del liberalismo económico más radical –en el caso español personificada en primer lugar en la figura de José Mª. Aznar y continuada en la de José L. Rodríguez Zapatero-, alardeaban de ser el prototipo del éxito y hasta el modelo a seguir por el resto, para acabar sucumbiendo finalmente al mismo. Un estilo basado en un crecimiento desmedido a costa de la economía especulativa en detrimento de la productiva, la privatización y reducción de los servicios públicos, el descontrol del estado (laissez faire), para con los movimientos financieros en general o la disminución de la recaudación fiscal especialmente al gran capital y cuando no en el desarrollo de gigantescas burbujas financieras o inmobiliarias. Pues bien, básicamente estas son las líneas maestras en las que se basa el Pactose puede leer en la web del Consejo Europeo-, es decir el fomento de la competitividad, la moderación salarial y flexibilización laboral para la creación de empleo, la contención del gasto público en pensiones y prestaciones sociales, y la coordinación de las políticas fiscales, entre otras “perlas”.

En el Pacto del Euro todo pasa por el citado fomento de la competitividad es decir una disminución de los precios en los productos a la búsqueda de un incremento en las exportaciones y que sean estas el motor para la salida de la crisis –a pesar de la nefasta experiencia alemana de la última década-. Para conseguir esa bajada de precios se contempla principalmente una rebaja de los costes laborales, es decir del salario y los derechos de los trabajadores bien en lo pecuniario, bien a través del aumento de la jornada laboral. No hay que ser un lumbreras en conocimientos de economía para imaginar que esta política acabará resultando un desastre para el conjunto de los ciudadanos ya que si los salarios se reducen, no habrá ya dinero para gastar más allá de lo imprescindible, por consecuencia el consumo bajará y como quiera que los países europeos basan mayoritariamente su crecimiento en el mismo, será imposible que pueda crecer la economía si la gente no tiene dinero para gastar. Y como el 70 % del empleo procede de la pequeña y mediana empresa, al no tener dinero disponible los asalariados para comprar, no entrará dinero suficiente en estas obligándolas a incrementar el número de despidos con lo que aumentarán más las listas del paro, bajará aún más el consumo, la recaudación fiscal y, en consecuencia, las prestaciones sociales, las aportaciones a la educación, al I+D y a los servicios públicos en general, en un bucle sin fin.

En definitiva el Pacto del Euro de no dar macha atrás en un breve plazo de tiempo, representa el ahondamiento en una filosofía liberal que ha arruinado ya a millones de familias y ha situado a un buen número de países al borde de la quiebra y de la que solo salen beneficiados los mismos que han presionado para su desarrollo, las grandes compañías multinacionales y las corporaciones bancarias –las que financian la famosa deuda-, con sus accionistas y particularmente sus cuerpos directivos que actúan en un marco globalizado con el apoyo y sumisión de la clase política lo que les permitirá gozar, aún más, de la impunidad necesaria para poder aumentar sus beneficios sin el menor atisbo de decencia.

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