miércoles, 22 de junio de 2011

Grecia vs Europa. El fin de una época.

Grecia se hunde y con ella la Europa de la ficción que hizo creer a tantos millones de personas, que todas sus ilusiones y deseos estaban a la alcance de su mano solo con un pequeño esfuerzo y que sino para eso estaban los créditos –la capacidad de endeudamiento, sin límites-, créditos fáciles que acabarían llevando el sueño de todo un continente a la peor de sus pesadillas. 

Ahora, los que promovieron tal desastre, los bancos –esos mercados sin nombre que están detrás de todo-, los que impregnaron de su misma avaricia y codicia a la inocente e ingenua plebe, exigen lo suyo o lo que creen que es suyo sin ningún tipo de consideración, miramiento o respeto hacia la vida de las personas. El único tipo que conocen es el de su “interés” y los únicos tipos que manejan son los de los políticos y sus interlocutores de los que se sirven para dictar recortes y más recortes sobre los ciudadanos para recuperar su inversión e incrementar sus beneficios, si cabe hasta el infinito. Cual señores feudales que cedían sus tierras a los campesinos a los que solo quedaban las migajas de sus vastas cosechas y acababan decidiendo sobre su vida y su muerte.

Y en este desorden de cosas, Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo y uno de sus voceros, dice que los más débiles están pagando injusta, desproporcionadamente y sin remedio una factura que no les corresponde y… se queda tan pancho!!! El 15 de Junio pasado, cuando Artur Mas hizo extensivo a todos los que se manifiestan públicamente contra tales desatinos,  el apelativo de “kale borrocos” –aunque solo fueran unos pocos, viejos conocidos de la policía por cierto, los que provocaran los altercados frente al Parlament catalán-, no le hemos oído ningún comentario acerca de la noticia aparecida ese mismo día en el Financial Times en la que se informaba que el salario de los banqueros había subido una media del 36 % durante el 2010. Ni sabemos que dirá cuando el alcalde del PSC de Mollet del Vallés (Barcelona) se suba su salario un 32 % más, hasta los 78.000 euros anuales y, cómo no, con el apoyo del PPC y de CIU. 

Politiquillos de tres al cuarto que se creen legitimados a volver la espalda al pueblo a costa del voto que les prestamos –y muchos ni eso-, que quieren poner ahora una mordaza en la boca a la multitud para que no les incomoden. Y que aprovechan esa prensa servil para con una ominosa clase de potentados que se desgañita todos los días para arrojar cuanta armas encuentre a su paso contra aquellos que creen que otro mundo es posible y no están dispuestos a que esta nueva dictadura del poder y el dinero se lleve su vida y la de sus vástagos por delante.

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