viernes, 1 de julio de 2011

Nuestros amigos los chinos

En Noviembre pasado recibimos por estos lares –a Europa me refiero-, la visita del Presidente de la Rep. Popular China, Hu-Jintao. Y ahora ha apostado igualmente sus posaderas por el viejo continente su primer espada Web Jiabao con su legión de ministros. Muammar Gadafi –otrora querido Muammar-, es bombardeado por nuestras fuerzas aliadas reprochándole su dosis de barbarie para con su propio pueblo. Y puestos a hacer demagogia, si los que dicen que nos representan lo hacen a diario, no estaría de más probar su propia medicina.

Según todos los datos recabados por los principales organismos internacionales China es, probablemente, el régimen más opresor y criminal de toda la esfera planetaria. En China son ejecutadas anualmente casi el 70% del total de las condenas a muerte que se producen en el mundo. En ese saco no hay trato discriminatorio alguno y son ajusticiados con tamaña crueldad menores de edad y deficientes mentales. La libertad de expresión es un mito por su ausencia, los presos políticos se cuentan por millares, la tortura es una práctica habitual, la persecución religiosa es un hecho con desplazamientos de millones de personas, la explotación infantil es una práctica consumada y un largo etcétera de inmundicias que han sido suficientemente expuestas en numerosos medios y corroboradas una y otra vez por dichas instituciones.

¿Esto es demagogia? No, estos son hechos ciertos e irrefutables. Pero si que estaría cargada de la misma, con toda seguridad, la respuesta que nos diera el primer ministro español, francés, italiano, alemán o cualquier otro de nuestros queridos socios comunitarios a una pregunta tan sencilla como esta: ¿cuántos inocentes más han de morir para retirarle el saludo a sus verdugos?

Al menos esperemos cuando entre chinos y mercados se adueñen de la mayor parte de los activos europeos, nos permitan respirar el poco aire que nos quede.

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