miércoles, 14 de septiembre de 2011

Merkel, Sarkozy y… ¿dónde están los demás?

La UE la forman 27 países que agrupan a más de 500 millones de personas. De ellos 17, unos 320 millones de individuos, constituyen lo que se ha dado en llamar “la eurozona”, es decir los países que tienen en el euro su moneda oficial.  Por su parte entre Francia y Alemania suman un total, aproximado, de unos 150 millones de personas por lo que, evidentemente, tienen un peso específico muy importante dentro de la Unión y más potencialmente en la eurozona, pero… en estos momentos, ante la mayor crisis sistémica conocida desde hace casi 100 años ¿el resto de jefes de gobierno europeos qué es lo que hacen al respecto? ¿qué es lo que opinan? ¿deciden en algo? ¿sirve para algo el Parlamento Europeo? ¿Y la Comisión, el Consejo, etc.?

Hasta ahora, hoy mismo una vez más, lo que estamos viendo es que Francia y Alemania son los auténticos amos y señores del continente y las decisiones del Sr. Sarkozy y sobre todo la Sra. Merkel, tienen en jaque al 70 % de la población de toda Europa, ante la inhibición del resto de líderes de los países europeos. ¿Esta es la UE que queríamos? ¿Esta es la UE que votamos? No, por supuesto que no y si esto era así, de haberlo sabido los ciudadanos seguro que jamás hubiesen permitido que echara a rodar la misma. Mientras, el propio Sarkozy pierde posiciones en su carrera por la reelección en el Eliseo y la Sra. Merkel pierde, una tras otra, las elecciones en los diferentes estados federados –lander-,  alemanes. Pero a pesar de ello, se permiten el lujo, de decidir sobre las vidas de más de 500 millones de personas, sobre su trabajo, su  sanidad, sus escuelas, sus caminos y carreteras, sus comercios, sus fincas, redes de transportes público, sus pensiones, sus guarderías, la atención a sus mayores, su desarrollo, su tecnología, su política, su democracia y lo que es más aún su libertad y sus miserias.

Nicolas Sakorzy y Angela Merkel no están defendiendo a sus respectivos pueblos –al menos es lo que se deduce de las encuestas que se publican en Francia y Alemania-, ni siquiera pueden predicar con el ejemplo, sobre todo la canciller -clarificador artículo de Ángels Martínez Castells-, su objetivo es seguir defendiendo sobre todo a sus entidades financieras que son las principales acreedoras de una Grecia a la que se le exige unas vez más que se apriete el cinturón cuando ya solo lo que le queda es comérselo. Pero cuando la locura colectiva se había instalado en Europa –desde los 90-, ¿dónde estaban los prestigiosos economistas de la banca alemana y francesa que no se dieron cuenta del peligro de invertir sus fondos de inversión y de pensiones en Grecia? ¿Se sienten ahora engañados por que el anterior gobierno griego falseo sus cuentas? Y si eso es así, ¿cómo han podido nombrar al italiano Mario Draghi nuevo presidente del BCE, cuando era el vicepresidente para Europa de Goldman Sachs, en el mismo momento que su banco ayudó al gobierno heleno a falsearlas?

Es increíble. Estamos en manos de una auténtica banda de ineptos e insolidarios líderes políticos que, además de ser incapaces –por calificarlos de una manera condescendiente-, de prever que las políticas económicas que se estaban llevando a cabo desde la década de los 90 tendrían el resultado que han tenido –se les fue en ello la lucidez-, y ahora siguen erre que erre intentando aplicar para salir de la crisis, pero con aún mucha mayor dureza, las mismas fórmulas que acabaron conduciendo a ella. ¿Qué tendrá que ocurrir para que tanta gente se de cuenta de tan fenomenal fracaso?

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