jueves, 6 de octubre de 2011

El escándalo de los bancos

El 14 de Octubre de 2008 la Bolsa islandesa se desplomó completamente con una caída del 77 %, donde perdieron prácticamente todo su valor tres bancos privados del país. El motivo del crash bancario fue, en primer lugar, la desregulación absoluta del sector financiero en 2001 a cargo del gobierno conservador y en segundo lugar la ambición desmedida de sus directivos con la puesta en marcha de productos financieros de altísimo riesgo. Sin embargo, al contrario de lo que ocurriría después en el resto de los países europeos, el pueblo islandés promovió un referéndum por el que se opuso a que el estado reintegrara de sus arcas públicas el dinero a los inversores –básicamente ingleses y holandeses-, que habían arriesgado su capital en entidades de titularidad privada. Al día de hoy Holanda y el Reino Unido han llevado a Islandia a los tribunales a este respecto, mientras el antiguo primer ministro conservador es acusado por el pueblo, ante la justicia islandesa, de llevar al país a la bancarrota.

Cuando el castillo de naipes levantado durante la década anterior se derrumba definitivamente en 2008, los diferentes gobiernos europeos acuden en ayuda de los bancos –en su inmensa mayoría privados, salvo en el caso de las Cajas de Ahorro-, prestándoles, para evitar así su quiebra, ingentes cantidades de dinero procedente del erario público a un mínimo interés con la intención de sanear sus cuentas y permitir el flujo de dinero hacia las empresas y consumidores. Esa actuación, además de no conseguir sus propósitos, llevó a la descapitalización de los diferentes estados y provocó que estos tuvieran que pedir después dinero prestado nuevamente a los bancos para poder mantener los diferentes servicios públicos y sus propias infraestructuras, suscitando así un extraordinario negocio para la banca que acabó prestándoles el mismo dinero que había recibido de ellos, pero a un interés muchísimo más alto. Un negocio descomunal para unos pero que ha llevado a la ruina a Grecia, Irlanda y Portugal, ha puesto al borde del precipicio a España e Italia y contra las cuerdas a toda la U.E. La banca alemana, una de las principales propiciadoras del desastre –lo que ya provocó la dimisión del Ministro de Finanzas germano, Oskar Lafontaine en 1998, por advertir que su filosofía conduciría al hundimiento de Europa-,  tuvo a su disposición en ese mismo 2008 casi medio billón de euros del estado alemán al objeto de evitar su quiebra. Los bancos alemanes, por ejemplo y como víctimas igualmente de su ambición, alentaron la inversión en productos financieros en Grecia aún a sabiendas que la economía griega se tambaleaba y era fruto más de una ficción que de una realidad. Además, en esta cascada de desmanes, la banca norteamericana cuenta también con inversiones en la banca alemana y una posible quiebra de los bancos alemanes podría causar una nueva oleada de estropicios a la economía de los Estados Unidos.  Motivo este de la enorme preocupación de los inversores al otro lado del Atlántico y de ahí también –entre otros motivos-, que A. Merkel, goce de mejor reputación fuera de sus fronteras que en su propio país, por entender la población que a quien realmente esta defendiendo es a su todopoderosa banca en detrimento del resto de sus conciudadanos.

Da que pensar que la verdadera razón de la ineptitud de la mayor parte de la clase política más determinante que asola la UE desde hace ya casi veinte años y que domina el Parlamento Europeo con el PPE (Partido Popular Europeo, donde se encuentra el PP) y el Grupo Socialista (Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, donde se enmarca el PSOE), es la sumisión de la misma al poder económico y financiero representado en las grandes corporaciones supranacionales. No es fácil digerir que ante la evidencia histórica, las rotundas afirmaciones de numerosas e importantes personalidades de referencia mundial en todos los ámbitos, las olas de movilizaciones populares por todo el planeta in crescendo y lo que resulta más obvio y evidente el mero sentido común, que dicha clase política haya podido alcanzar tal grado de ineficacia.

Tal es el caso, en España, de las Cajas de Ahorros, instituciones financieras de carácter semipúblico pero que, en cualquier caso, son administradas por unos consejos elegidos por los políticos en cada comunidad autónoma. Ahora nos hemos encontrado con los casos de Novacaixagalicia, la CAM y, antes, la Caja Castilla la Mancha, donde ni los representantes de los partidos políticos integrantes de sus consejos de administración sabían bien lo que firmaban y menos aún quienes tenían que supervisarlos a su vez,  las cúpulas de los gobiernos autonómicos de Galicia, Valencia y Castilla la Mancha respectivamente, así como el propio Banco de España que, como estamos viendo, ni siquiera conocían ¿? las condiciones laborales de sus máximos responsables.

Pero seguimos a lo mismo y otra vez tenemos a nuestra querida Merkel y toda su corte de adláteres y chupatintas pidiendo más de lo mismo también. ¿Hasta cuándo podrá soportar el pueblo tanta negligencia y tanto desatino?

1 comentario:

  1. ¿Hasta cuándo podrá soportar el pueblo tanta negligencia y tanto desatino?
    Hasta que se dé cuenta de que es posible otro mundo más justo y humano y advierta que el camino para llegar es cambiar la economía de mercado por una economía que gire akrededor de la solidaridad y empatia, hermosas cualidades humanas.

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