sábado, 29 de octubre de 2011

¿Qué más quieren?

Me disponía esta tarde a redactar la segunda entrega de mí artículo “Despidos y salarios”, donde quedará expuesto debida y razonadamente como nos llevan años engañando, tanto políticos como usureros de la banca y las grandes empresas, haciéndonos creer que las remuneraciones de todos los mortales en España han ido subiendo por igual. Cuando en realidad los ingresos de los más ricos se han multiplicado, mientras que el de los trabajadores prácticamente se ha mantenido parejo, al menos, desde que arrancó el SXXI. En esas andaba cuando ha caído en mis manos un artículo aparecido en el diario HOY de la fecha, cuyo titular dice que Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, alerta del riesgo de deslocalización de las grandes empresas en España.   

Como de costumbre, una de las razones por la que Sánchez Galán afirma que las empresas españolas pierden competitividad y por tanto se asume el riesgo de que sean desmanteladas del territorio nacional –curiosamente siempre a países del tercer mundo, no sabemos por qué nunca a Alemania o a Francia de quienes dicen ellos mismos que tenemos tanto que aprender-, es “la rigidez de nuestro mercado laboral”.  Vamos, hablando en plata que si mi fábrica la traslado a cualquier país del tercer mundo, los trabajadores me costarán cuatro duros trabajando de sol a sol, además con unas condiciones laborales paupérrimas, y ganaré mucha más “pasta” que si la sigo manteniendo en España o en cualquier otro país de similares características. Y si no quiero seguir enredándome aún así la vida, tengo siempre la posibilidad de dejarlo todo para después comprar por catálogo en algún fabricante chino, sin mayores complicaciones.

Los cuatro de marras
Pero veamos ahora quienes son o mejor, cuánto ganan, estos señores que con tanta facilidad hablan de "rigideces laborales", como Ignacio Sánchez Galán en su faceta de presidente de Iberdrola y su partenaires en la misma jornada del Congreso de Directivos, donde ha efectuado tal afirmación. Entre sus contertulios, en primer lugar, nos encontramos a César Alierta, presidente de Telefónica, que cobró 8.6 millones de euros en 2010; Antonio Brufau de Repsol, 7 millones de euros; Antonio Vázquez de Iberia –más modesto-, 645.000 euros anuales y por último nuestro iluminado Sánchez Galán, 7 millones de euros (o lo que es lo mismo 1.164 millones de las antiguas pesetas), al año. O lo que es lo mismo lo que ganan 700 mileuristas españoles (1.000 si hablamos del salario mínimo). O lo que lo mismo casi 2.000 trabajadores chinos (más de 4.500 con el salario mínimo), de la China, la de allá, en el otro extremo del mundo.

En fin, ante estos datos solo me queda por decir que siempre me asalta la misma duda…

¿para que coño querrán tanto dinero?

2 comentarios:

  1. Según el actual sistema económico, la oferta de trabajo debe equilibrar a la demanda, si hay paro no es por culpa del sistema, es porque los trabajadores son unos ambiciosos y nada más que piensan en altos salarios.
    ¿Ha oido que Reagan dijo, en una ocasión, que para que el sistema económico funcionase bien era necesaro que existieran más personas muy ricas?

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  2. Del mismo modo que, al unísono, con Margaret Tatcher dijo Reagan aquello de "el Estado es el problema y no la solución". Y así nos ha ido. La empírica nos demuestra que hasta prácticamente los 90, Europa se construyó desde el punto de vista de la solidaridad y el bien común precisamente para evitar los males de la década de los 30 que acabó como acabó. Lástima que la avaricia y la vanidad de unos cuántos haya desembocado en la perdición de muchos. Porque... ¿en cabeza de quien cabe que en España se puede vivir con 600 euros al més como pretenden inculcarnos estos cerebritos de pacotilla? Un saludo

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