sábado, 5 de noviembre de 2011

Y después de las elecciones, ¿qué?

Dicen las malas lenguas que parece preocupado el PP, a tenor de las últimas encuestas, por el descalabro del PSOE en las próximas elecciones generales. Según se dice, los populares prefieren una mayoría absoluta con un PSOE no tan débil, porque entonces la oposición se trasladará a la calle. Tampoco parece esto muy entendible ya que el propio Rajoy ha afirmado en varias ocasiones que (…) adoptará medidas que no van a gustar a mucha gente, más aun, que no van a gustar a nadie (…), con lo que da por hecho el incremento y la frecuencia de las movilizaciones ciudadanas. Lo que será más que plausible dado que las medidas que viene apuntando el PP con respecto a la crisis para el gobierno de España,  habrán de estar en línea con lo que viene haciendo en las CC.AA. que gobierna y las que viene tomando así mismo el resto de la UE y que lo que están haciendo no es otra cosa que aumentar las dimensiones del problema. Los resultados son más que evidentes, más desempleo, perdida de beneficios sociales, reducción de servicios públicos, en definitiva una merma continua en la calidad de vida de las clases medias y trabajadoras, en beneficio de las clases altas, ensanchándose cada vez más las diferencias entre esta y el resto. Valga como ejemplo que, a la vista de los últimos datos, la venta de artículos de lujo se han disparado mientras que, en general, el resto del consumo interno se ha desplomado.

Por muy evidente que esto resulte y sean palabras del propio Rajoy, serán los medios afines y los voceros y voceras habituales del partido los que se encarguen de hacer creer a la opinión pública que, llegadas esas movilizaciones, estarán manipuladas por el PSOE para desacreditar al nuevo gobierno o que serán los izquierdistas radicales –a saber: perroflautas, malolientes descerebrados, castristas, chavistas y toda la retahíla a las que nos tiene acostumbrados estos politiquillos y tertulianos de pacotilla, interesados propagandistas de la furibunda neoliberal-, intentando convencer al pueblo de que lo que realmente hacen estos ciudadanos es echarse a la calle para “pasárselo en grande” despachándose a su gusto contra el Partido Popular. Más o menos lo que han venido diciendo de las movilizaciones del 15M desde el principio.

El argumento que verdaderamente habrá echado a la calle a la gente no solo serán los recortes y las medidas de austeridad que (…) se habrá visto obligado a imponer a la sociedad española el nuevo gobierno, consecuencia de que el legado dejado por los socialistas es mucho peor de lo imaginado  (…) –la letanía de la herencia recibida, como de costumbre-, sino que, como decíamos antes, será la evolución lógica de la situación a tenor de las desafortunadas medidas que se están tomando contra la crisis no solo en España sino en toda Europa y cuyos catastróficos resultados saltan a la vista. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y la historia, con la sucesión de hechos acaecidos durante la Gran Depresión de los 30, de poco parece servir nuevamente.  Poco o nada podemos esperar de esa misma filosofía ultra-liberal que ha liderado el mundo desarrollado desde los 90 y que, como entonces, ha dado lugar a una crisis sistémica de un tamaño y profundidad inusitada. ¿Dónde estarán ahora aquellas afirmaciones del G7 y el G20 acerca de la necesidad de “refundar el capitalismo”? No pasó ni un día para que todas estas proposiciones se quedaran en agua de borrajas ante la fiereza del capital y la baja condición de los políticos responsables. Solo Obama intento “enfrentarse a ellos” y entre la Fox y el Tea Party lo han terminado amedrentando.

Sin inversión pública y lastrada y acomodada la privada, solo con recortes y más recortes no puede haber crecimiento. Y basar este en la exportación, además de insostenible, cuando el decaimiento tiene carácter mundial, es absolutamente insuficiente. Si el paro persiste y los salarios quedan reducidos a la miseria, ni siquiera el beneficio del poco trabajo existente será suficiente para acallar a las masas, máxime las extraordinarias desigualdades que se han generado entre clases. Si no hay trabajo y salarios dignos no puede haber consumo y si no hay consumo no puede generarse riqueza para el general de la ciudadanía… ¿o no será que eso es lo que quieren para nuestro futuro quienes someten a los pueblos a la dictadura de “los mercados”?

2 comentarios:

  1. El problema es difícil. Si no hay trabajo no hay consumo y si no hay consumo, no hay trabajo. Por ina parte, los "mercados están preocupados por el crecimiento económico, pero las políticas de austeridad, impuestas por el FMI, dificultan ese crecimiento y la creación de empleo; por otra parte, no podemos seguir por la senda del crecimiento económico. Quizás sea interesante los argumentos de los no patidarios del crecimiento por razones ecológicas; y analizar la opinión de Jeremy Rifkin en su libro "El fin del trabajo", acerca del papel que puede jugar el tercer sector.
    Habrá que seguir hablando de ello.
    Un saludo

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  2. Qué duda cabe que habrá que buscar nuevas alternativas pero, en cualquier caso, si aceptamos que lo más parecido a esta crisis sería la Gran Depresión, recordemos que el presidente Hoover adoptó medidas en línea con las actuales y el hundimiento aún fue mayor. Tuvo que llegar Roosevelt y su New Deal (al que teambién hoy se cuestiona como a todo lo público), para dar un nuevo impulso a la sociedad en todas sus facetas. Después vendría la guerra, etc. etc. pero ese impulso perduró, caló en la sociedad norteamericana y fue el germen de las políticas públicas que recuperarían más tarde la Europa de la postguerra. Gracias por tus comentarios.

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