martes, 20 de diciembre de 2011

Amaiur

¿Debe poner la democracia, siempre, la otra mejilla?

El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), fue autorizado en Alemania durante la Rep. de Weimar y concurrió en las diferentes elecciones en el país, hasta las de 1932, cuando se convirtió en el más votado de las mismas. Lo que llevaría al presidente Hindenburg a poner en manos de Hitler la cancillería alemana al año siguiente. Seis meses más tarde, en Julio del mismo año, todos los demás partidos quedaron prohibidos y el poder absoluto quedó concentrado en la persona de Adolf Hitler. Los nazis se habían valido de la democracia para alcanzar el gobierno y, desde ahí, eliminarla. De lo que pasó después todos conocemos la historia.

Por contra, el 26 de Diciembre de 1991, en la primera vuelta de las elecciones legislativas de Argelia, el FIS (Frente Islámico de Salvación, un partido de marcado carácter islamista radical), se impuso sobre el resto de las fuerzas políticas, pero ante el temor de una revolución al modo iraní como había sucedido en 1979, el presidente argelino en ese momento, Chadli  Benyedid, dio un golpe de estado “desde dentro”, impidiendo la celebración de la segunda vuelta de dichas elecciones, ordenó la disolución del FIS y la detención de sus principales dirigentes. En este caso, por el contrario de lo ocurrido en Alemania, la democracia no admitió su uso en vano. Aunque tampoco puede decirse que la historia argelina desde entonces haya sido un modelo de virtuosismo democrático.

En España, desde su regreso a la democracia en 1976 se han producido, igualmente, diferentes singularidades. Por ejemplo, mientras que se ha cuestionado en numerosas ocasiones la participación en los procesos electorales de los representantes de la izquierda abertzale por su ligazón con el entorno terrorista de ETA –hasta llegar de hecho a la prohibición de alguna de sus numerosas agrupaciones políticas en 2003, consecuencia de la Ley de partidos aprobada un año antes, realmente instruida para la exclusión expresa de los mismos- , no se ha puesto nunca en tela de juicio, la inclusión en las listas electorales de partidos como Falange Española o Democracia Nacional que, a pesar de sus diferentes refundaciones y fusiones, en ningún caso ocultan su cariz al margen del modelo democrático actual y con innumerables nexos con acciones marcadamente violentas.

Ahora nos encontramos con el caso de Amaiur, una coalición política que dentro del orden legal establecido, ha concurrido a las pasadas elecciones generales, habiendo obtenido 7 escaños , por el respaldo de más de 300.000 votantes. A partir de aquí se inicia el debate sobre la posibilidad de que la coalición tenga su propio grupo parlamentario que exige para si, del mismo modo que lo hace UPyD, con dos escaños menos pero con 800.000 votos más –por las particularidades del régimen electoral español-. Ninguno de los dos partidos, en cualquier caso, cumplen la normativa obligatoria para constituirse como Grupo parlamentario pero, tradicionalmente y de hecho el Tribunal Constitucional en su momento acepto de la costumbre la flexibilidad de la aplicación de las normas establecidas para ello, induciendo a que las mismas se hayan ido sorteando, una y otra vez.  Curiosamente, UPyD, después de las pasadas elecciones e incluso durante la pasada campaña electoral advirtió que no utilizaría ningún ardid al respecto que pudiera permitir la creación de Grupo y sin embargo al final lo ha terminado haciendo, apoyada en el Foro Asturias para conseguirlo. En definitiva la decisión de aceptar o no la constitución de un Grupo parlamentario en la Cámara, que se aproxime a ciertos mínimos, no será más que la consecuencia de una decisión política como se ha venido haciendo legislatura tras legislatura.

 En el caso Amaiur, el PP haciendo uso de su mayoría absoluta –con la connivencia en la abstención del PSOE y CiU al respecto-, ha denegado a la coalición tal posibilidad, en lo que podría entenderse una decisión errada en su primera decisión como futuro partido de gobierno. Es cierto, Amaiur representa un pasado oscuro y tenebroso y que muchos de sus integrantes han dado cobertura de una forma u otra al entramado criminal etarra con las trágicas consecuencias conocidas. Es cierto que no podremos olvidar nunca el dolor causado a las víctimas y en general a toda la sociedad española. Es cierto que, aún no podemos estar seguros del fin de esa tragedia. Y es cierto que, constituyéndose en Grupo Parlamentario, además de contar con ciertos privilegios, percibirá mayores emolumentos.

Carlos Garaicoechea, fundador de EA
Pero no es menos cierto también que, en primer lugar, no todos los que forman Amaiur pueden calificarse del mismo modo –Eusko Alkartasuna, uno de los miembros de la coalición es firmante del Pacto de Ajuria Enea por la paz y contra el terrorismo- , que Amaiur ha entrado a formar parte de las reglas del juego –aunque quede por ver si realmente se sigue ateniendo a las mismas pero eso será el tiempo el que lo determine-, y lo que es más importante, estamos inmersos en un proceso de paz que será largo y complicado y en el que para nada es posible promover desde las instituciones democráticas acciones que supongan el arraigo del victimismo en una organización tan próxima a un mundo marcado por la violencia. Y por último, no lo olvidemos, más de 300.000 personas se han manifestado a favor de su presencia en dichas instituciones y no se les puede volver la espalda ante ello.

Amaiur ha recurrido la decisión al Tribunal Constitucional. Esperemos que el mismo sepa aplicar el uso y la costumbre, como ya manifestó en su día, del mismo modo que se ha venido haciendo tradicionalmente y no cometa el error de despreciar unos argumentos que han sido tan válidos para unos como para otros, pero que han sido ahora tratados de forma tan discriminatoria por el Partido Popular. Esta vez la democracia sí que debe poner la otra mejilla.

4 comentarios:

  1. Excelente artículo de carácter político. Y mira que a mí no me gusta hablar de política, pero lo haces ameno.

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  2. Estimado Lorenzo, la política no tiene por que ser aburrida, la han hecho aburrida estos politiquillos de tres al cuarto con los que nos ha tocado compartir nuestras vidas, por haber hecho de la política una rutina y un desatino de tal modo que así nos va.
    Gracias por tu agradable comentario.

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  3. Pienso que hay que confiar en la buena fe de otras personas, en ocasiones. Entiendo que el pasado ha sido complicado, y que el futuro no se presenta fácil, pero el diálogo es la única vía. Con un poco de suerte y buen hacer, todos saldremos ganando.

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  4. Sin duda, totalmente de acuerdo Elemento Cero.
    Un saludo.

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