domingo, 11 de diciembre de 2011

El desatino de la U.E.

Ha terminado la enésima cumbre de los presidentes de gobierno de la U.E. desde que se inició la crisis, sus prolegómenos en 2007 con el estallido de las subprime y su consolidación con la caída de Lehman Brothers un año más tarde. Desde entonces hasta ahora estas cumbres –además de las del G8, G20 y demás órganos e instituciones de fingida elocuencia-, solo habían servido para saber cuándo se iba a celebrar la siguiente. Diez gobiernos, solo en Europa, han caído ya víctimas de sus ofuscaciones ante la crisis y otros tantos han llegado para seguir ofreciendo más de lo mismo, con lo que cada día que pasa todo va a peor para las personas que sufren el despotismo de sus negligencias.

Por fin se nos había anunciado la cumbre del día 9 de Diciembre como “la madre de todas las cumbres”. Ahí se iba a decidir nuestro futuro, el del euro, el de la crisis de la deuda, y el de la prima de ese tal riesgo que anda por ahí, subiendo y bajando, sin saberse bien como ni porqué. Pues bien, finalizados los ágapes de rigor y las “durísimas” negociaciones hasta el alba, los grandes medios nos anuncian a bombo y platillo que… los hijos de la Gran Bretaña se van por su lado y el dúo merkozy con el resto de sus súbditos por otro. Ah, y casi de puntillas, que nos van a seguir jodiendo la vida para garantizar a los especuladores que van a recuperar todo su dinero y hasta el último céntimo de sus intereses.

Pero del desempleo, de trabajo, de condiciones laborales, de inversiones, de oportunidades para una vida digna y decente del común de los ciudadanos, nada de nada. De hecho, parece más que evidente, que la importancia que se le está dando al hecho de que el Reino Unido haya tomado la decisión de mantenerse, más o menos como ha venido haciendo siempre desde su incorporación a la CEE en 1973, al margen de las decisiones que se toman en el continente, no es más que una mera maniobra de distracción para ocultar la poca o ninguna relevancia que los resultados de la cumbre tiene para el futuro inmediato de los millones de familias que están pasando serias dificultades de una u otra índole. Por el contrario, cuando lo más probable es que la reafirmación en las políticas de austeridad y reducción del gasto público en pos de reducir el déficit –o lo que es lo mismo contentar a los “inversores” vs “especuladores” o tiburones de las finanzas-, acabarán redundado en más desempleo y por ende en más penurias para los que sufren esta situación. Los grandes medios de comunicación no dejan de responder más que a intereses de otros tantos imperios económicos y hace ya tiempo que perdieron los valores propios del periodismo. Por lo que, a fuerza de ser objetivos y dotarse un poco de ciertos conocimientos básicos, solo hay que dar un paseo por los grandes medios españoles –al margen ya de excentricidades como los de la tdt party-, para darse cuenta de la falta de rigor y de la manipulación informativa que se hace, aunque solo sea por omisión, de lo que realmente está ocurriendo en el mundo.

Este liberalismo desnortado –por suavizar algo el término, al margen de otras teorías conspirativas que, a la vista de cómo se van desarrollando los acontecimientos, es lógico que cobren cada vez más fuerza-, que fue socavando voluntades y creencias desde los 70 para acabar adueñándose de la sociedad y con ella de nuestro mundo con el fin del milenio, sigue obsesionado con las prácticas de unas políticas que en otro tiempo condujeron al crack de 1929 y tras él a la Gran Depresión, único antecedente comparable conocido de los sucesos que estamos viviendo en la actualidad. De hecho, una y otra vez, la clase política dirigente se reafirma en premoniciones sin ningún fundamento como que una vez que fluya el crédito –no sabemos cuándo ni dónde-,  se resolverá el problema del empleo por arte de birlibirloque –aunque tampoco sepamos en qué ni en qué condiciones-. Todo queda a la iniciativa privada y se nos habla de la exportación como la panacea, como si China con los BRICS y todo los demás países  en vía de desarrollo no tuvieran unas condiciones y costes laborales propios de otras épocas. Mientras, se reniega de la inversión pública quedándola relegada a un mero recurso de subsistencia para la ciudadanía.

El presidente Hoover siguió estas mismas políticas de austeridad y de menosprecio de las capacidades del estado, para hacer frente a la Gran Depresión en EE.UU. con resultados nefastos hasta la llegada de Roosevelt en 1932 quien, tras invertir el modelo, acabó proyectando a su país al liderazgo tras la segunda guerra mundial. Europa, fue presa de esos mismos desatinos en su periodo de entreguerras  con los trágicos resultados que todos conocemos. Un modus operandi absolutamente contrario al de las políticas que se devengaron en la segunda mitad del siglo XX y casi hasta el final del mismo, que promovieron con el modelo demócrata europeo basado en la solidaridad y el bien común, aún con sus defectos y virtudes, la mayor época de estabilidad, desarrollo y bienestar de la historia. Pero el hombre se reafirma una y otra vez en ser el único ser viviente capaz de tropezar repetidamente de la misma forma y una vez más, la ceguera que provoca la vanidad, la avaricia y la codicia de los seres humanos ha vuelto a arrancar todas esas páginas de nuestra historia.

4 comentarios:

  1. Mucho me temo que la historia volverá a repetirse, incluida la ahora tercera guerra mundial.

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  2. Hombre, al menos en esos extremos, esperemos que no. Creo -a lo mejor más con el deseo que con la razón-, que para que eso ocurra debe haber una gran superpotencia que de el primer paso, como fuera el caso de Alemania en la 2ª. Guerra Mundial o el Imperio Austro-Húngaro en la 1ª y ahora no parece el caso. Es cierto que que uno de los motivos por lo que la industria alemana apoyó a Hitler en su locura fue porque les facilitaba una forma de "expandir" su extraordinaria producción por todo el continente. Quizá, sí quizá, estemos presenciando ahora una nueva invasión germana de una forma más ortodoxa pero por lo demás, para que haya una conflagración militar de ese calibre tiene que haber un empuje de una potencia lo suficientemente importante rica y poderosa. Otra cosa es que el pueblo acabe levantándose contra esta dictadura neoliberal pero eso... ya es otra historia.

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  3. La historia se repite, pero nunca de manera idéntica, siempre es un juego de variantes. Puede haber una guerra inopinada por razones que se nos escapan, recuerda que de la información importante solo nos cuentan la mitad de la mitad. Si acudimos al pasado vemos que en España meses antes de que hubiera la guerra civil nadie imaginaba ni por asomo que esto pudiera suceder. Los aires de guerra no se dejaron sentir hasta el último momento. Incluso Franco creía que sería un golpe de estado resuelto en unos pocos días. Pero se encontró con una guerra que duró más de tres años.

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  4. Sí, es cierto, no tiene por que ser siempre igual aunque el caso que señalas tenga un ámbito local y no es el mismo caso que una guerra de dimensiones planetarias. Pero sí, que duda cabe que es una posibilidad que no debemos desdeñar, sobre todo cuando el número de familias por debajo del umbral de la miseria aumenta cada días ferozmente. Esperemos que, al menos, en este mundo de locos quede la cordura suficiente para evitar que ocurra un desastre de tales dimensiones. Y para ello es absolutametne necesario que este clima de ahogo que experimenta la sangría neoliberal se detenga.

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