jueves, 8 de diciembre de 2011

El fútbol al margen de la ley (La burbuja del fútbol)

23 equipos de fútbol profesional se encuentran en situación de “suspensión de pagos” en las ligas europeas, de los cuales 22 pertenecen a la liga española. En consecuencia,  resulta una obviedad que nuestra liga no es “la mejor liga del mundo” como se jacta cada día la prensa especializada. Por cierto una prensa absolutamente mediatizada por los intereses de parte de los dos clubes más representativos de la liga española, R. Madrid (Marca y As) y F.C. Barcelona (Mundo Deportivo y Sport), donde la objetividad brilla por su ausencia en lo que sería la versión futbolera de lo que en la política representa la “tdt party”.

Solo entre Madrid, Barça y At. de Madrid las deudas acumuladas con acreedores sobrepasan los 1.500 millones de euros –para el total de la liga de fútbol profesional se habla de más de 5.000 millones-, mientras que con la Agencia Tributaria estaríamos hablando de cerca de otros 1.000 millones y con la Seguridad Social, aunque estas cifran no son públicas, se estima que la deuda debe superar los 5.000 millones de euros. Deudas multimillonarias para sueldos multimillonarios. No menos de 150.000 € al año en la 1ª. División, estando la media entorno a los 500.000 machacantes anuales. Y no entremos ya en las cuentas de las estrellas con emolumentos por encima de los 10.000.000 de euros anuales (aproximadamente unos 1.700.000.000 de las antiguas pesetas, por si alguien no se había dado cuenta). Y todo ello por trabajar unas 25 horas semanales, en lo que quieren y los que les gusta. En resumen, unos auténticos privilegiados.

Unos privilegiados a los que, además se les podrán achacar cualquier tipo de cosas, pero no precisamente la magnitud de sus salarios –al margen de otras cuestiones ética y morales-. Al fin y al cabo son los clubes los que les contratan y están dispuestos a asumir costes de esa envergadura, aún sabiendas que desde el punto de vista empresarial sea algo absolutamente ruinoso. La argumentación que se usa siempre al respecto y que mantiene  mediatizada a gran parte de la hinchada es que dichas estrellas “generan” lo que ganan, lo que no deja de ser más que un burdo espejismo dada la situación deficitaria en que se encuentran la generalidad de dichos clubes, comenzando por los dos más presuntuosos, R. Madrid y F.C. Barcelona.

¿Cómo pueden permitir las administraciones públicas tales desatinos? Sobre todo cuando nos encontramos ante un escenario que se remonta a décadas de absoluto desvarío y que, incluso, allá por los 90, en un caso inédito de la política española, se les condonó la deuda contraída hasta ese momento, para acabar multiplicándola después casi hasta el infinito en nuestros días.  En el reportaje que da pie este artículo, “La burbuja del fútbol”, se achaca tal circunstancia a la consideración de “bolsas de votos” que suponen para los diferentes grupos políticos –particularmente PP y PSOE principales responsables de semejantes desatinos-, las respectivas hinchadas y prefieren ver como estas sociedades deportivas actúan continuamente al margen de las leyes de forma absolutamente impune y vulnerando una y otra vez todos los derechos fundamentales que recogen nuestra maltrecha Constitución. Sobre todo aquel que dice que todos los ciudadanos son iguales con respecto a la ley. Y, curiosamente, no solo los clubes, jugadores y afines, sino hasta un funcionario público como es el sempiterno presidente de la Real Federación Española de Fútbol –se ha llevado a tres presidentes del gobierno por delante-, que en el colmo de los desmanes, ha llegado a afirmar que el fútbol en España debería estar por encima de la ley.

Si es cierto, como dicen muchos, que el país ardería por los cuatro costados –lo cierto que hay precedentes que así parecen indicarlo-, si R. Madrid y F.C. Barcelona cayeran a los infiernos víctimas de sus reiterados desenfrenos, el mejor momento sin duda sería la llegada de un nuevo gobierno tras un proceso electoral. Tendría 4 años para apagar dicho incendio, cuando los aficionados percibieran el grado de disfunción ante las obligaciones legales del general de la ciudadanía y los clanes futboleros.
Y suscribe este artículo un aficionado al fútbol, para más inri, directivo en una peña seguidora de uno de los clubes más importantes de este país. Ahí queda eso.

2 comentarios:

  1. Excelente artículo. Precisamente, porque 'amamos' el fútbol podemos criticar sus desmanes.

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  2. Por eso, porque nos gusta el fútbol. Un saludo

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