sábado, 21 de julio de 2012

¿De obligado cumplimiento? (III) De la reconstrucción europea a la crisis del petróleo.

A la vista de de los acontecimientos que se habían venido desarrollando en el periodo de entreguerras, el presidente Roosevelt instó al resto de las naciones de carácter democrático a establecer una serie de nuevas conductas que impidieran que tras la guerra la comunidad internacional volviera a cometer los mismos errores que habían conducido a a misma. Si bien hay que tener presente también que EE.UU. sería el primer beneficiado en ello porque le facilitará así, como potencia hegemónica mundial, una inmejorable marcha para sus exportaciones, no es menos cierto que una de los problemas que habían profundizado la depresión económica de los años inmediatamente anteriores era el exceso de proteccionismo de cada país para sus respectivas economías nacionales.

J.M Keynes
En tal sentido tuvieron lugar en New Hampshire los Acuerdos de Bretton Woods, en los que participaron 44 países y donde se sentaron las bases del modelo económico que habría de regir en el mundo desarrollado después de la 2ª. Guerra Mundial y que se fundamentaría básicamente en la libertad de mercado y la facilidad para el intercambio de bienes y servicios entre países. Es aquí también donde se decide la creación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional con la misión del fomento y la ayuda al desarrollo en el primer caso y en el segundo la supervisión de las políticas económicas de cada uno de los países integrantes que, hoy en día abarcan prácticamente la mayoría de las naciones. Sin embargo el extraordinario papel preponderante de EE.UU. en ese momento –como lo ha venido siendo desde entonces-, impidió que las teorías de un economista británico dispuesto para la ocasión, John Maynard Keynes, fueran admitidas por cuanto intentaban situar en un mismo plano de igualdad las relaciones entre las diferentes naciones. Sin embargo y como veremos a continuación ellas acabarían sirviendo de inspiración al grueso de la política económica y social de la Europa de la posguerra y, prácticamente se mantuvieron en plena vigencia hasta la irrupción de la nueva ola liberal tras la crisis del petróleo de 1973 e incluso, en muchos casos, se han venido alargando hasta la actualidad..

  En cualquier caso, un año más tarde, en 1945 se fundaría la Organización de las Naciones Unidas, consecuencia del acuerdo de 51 países “que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar entre las naciones relaciones de amistad y promover el progreso social, la mejora del nivel de vida y los derechos humanos”. Después vendrían la Unesco, Unicef, Acnur y toda una serie de instituciones y organismos internacionales que al amparo de su Carta fundacional han ido desarrollando su actividad hasta hoy con desiguales resultados. Probablemente el problema al que se viene enfrentando la ONU desde el mismo momento de su fundación, además de su financiación como suele ser habitual en estos casos, es la determinante preponderancia de su Consejo de Seguridad sobre su Asamblea General, especialmente dado su poco cariz democrático por cuanto la potestad para ejercer su derecho al veto sobre cualquier resolución de sus 5 países miembros permanentes del mismo, EE.UU., Rusia, Francia, Reino Unido y China.

Volviendo a J. M. Keynes, a criterio de muchos, probablemente el economista más influyente del SXX, a través de su “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”, publicada en 1936, ponía por completo en entredicho las prácticas habituales en política económica que, hasta ese momento, habían venido desarrollándose en todo occidente amparándose en los axiomas de la Economía Clásica. Mientras que para esta la intervención en la actividad económica del estado constituía un obstáculo para la libertad de mercado impidiendo el normal desenvolvimiento de la misma conforme al orden natural y a su grado de auto-regulación espontánea, para Keynes el motor principal que dinamizase la actividad económica debía ser el fomento del gasto traducido en inversión y que cuando este no fuera suficiente por parte de la iniciativa privada debería ser el propio estado quien debiera acometer el mismo.

Aunque, por razones obvias, en EE.UU. sus teorías no tuvieran tanto calado –aunque, en cierto modo el New Deal de Roosevelt representaba en parte ese modelo-, la combinación del modelo keynesiano y sus consecuencias políticas fueron determinantes en la nueva concepción del continente europeo, al margen de las dictaduras que permanecieron en la posguerra (Portugal, España, Grecia y los países de la órbita soviética), y que tomó como fundamento lo que sería el mayor exponente del desarrollo social de la historia hasta entonces, el Estado del Bienestar. Esto es, desde una concepción capitalista de la economía y la libertad de mercado habrá de ser el estado el que actúe como elemento vertebrador de la misma cubriendo sus deficiencias y promoviendo el desarrollo solidario y común de todos los miembros de la sociedad. De esta forma, además de consolidar su avance se impediría que pudieran darse las circunstancias que habían dado lugar a la guerra.
 
  Así se fueron construyendo tanto las naciones como los diferentes tratados de adhesión y colaboración entre las mismas con un modelo social y económico que, con sus posibles defectos, acabaría cosechando los mayores éxitos como no se habían conocido hasta entonces en la historia de la humanidad, en cuanto a progreso económico y social. Por desgracia la citada crisis del petróleo de 1973 vendría, en cierta medida, a trastocar este orden y poco a poco los acontecimientos que irían produciéndose después acabarían dando lugar a la crisis actual que está poniendo en jaque todo ese modelo.

Y ésta, será la premisa para nuestro siguiente capítulo.

5 comentarios:

  1. Un artículo esclarecedor que viene a confirmar eso de que "los hechos pasados explican el presente". Conocer la historia y los motivos por los que ocurren las cosas es imprescindible para entender el rumbo que llevamos. Nada surge de la nada, casi siempre hay una causa.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Yo esto lo veo muy mal. ¿No hay nadie que sea capaz de parar este tren de locos? Mucho me temo que terminaremos estrellados.

    ResponderEliminar
  3. Fmi es igual al fider...estos dominados por desalmados que juegan a ser más ricos mientras nos manipulan en ciudades cada vez más parecidas a campsr de concentración

    ResponderEliminar
  4. Gracias a todos por vuestros comentarios y espero publicar en breve el último capítulo de esta serie para no resultar excesivamente pesado. Je, je.

    ResponderEliminar