jueves, 20 de septiembre de 2012

La independencia y la voluntad popular.

11 de Septiembre de 1714, Barcelona, tras un largo sitio, cae ante las tropas del imperio español. Es la guerra de sucesión española donde Cataluña se había posicionado a favor de los Habsburgo y en contra de los Borbones, cuyas tropas acabaron tomando la ciudad dando por finalizada la contienda aunque esto no se produciría, de hecho, hasta el año siguiente en la isla de Mallorca. Con la victoria de Felipe V, duque de Anjou, quedaría instaurada la Casa de Borbón en España.

No vamos ahora a alimentar una polémica en la que los historiadores no se ponen de acuerdo acerca de si Cataluña pudo tener o no alguna vez la consideración de un Estado independiente como tal, aunque sus instituciones se remonten hasta el SXIII y su lengua se desarrolle, como el resto de las lenguas románicas, durante la segunda mitad del primer milenio surgiendo del mismo modo que lo hicieran el castellano, el francés, el galaico-portugués o tantas otras. Discernir sobre tal cuestión resultará siempre tedioso, por mucho que unos u otros investigadores se afanen en ello, ya que el propio concepto de estado ha ido evolucionando a través de los siglos de tal manera que, incluso, resulta complicado concretar desde que momento en la historia a la propia nación española se le puede considerar como tal. En cualquier caso la festividad de la Diada -día, en catalán-, cada 11 de Septiembre, ha representado siempre la reafirmación de la identidad catalana que, muy especialmente, en el pasado SXX fue perseguida con suma ferocidad por la dictadura.

Al margen del burdo tratamiento dado a una manifestación pública como la del pasado día 11, con una afluencia sin precedentes en la historia reciente de Cataluña y con un carácter fuertemente reivindicativo en términos independentistas, por los medios de comunicación afines a la derecha reaccionaria o la desafortunada -intencionada, sin duda-, atención prestada por la nueva televisión pública del Partido Popular, ante un hecho de tal magnitud, no es posible dejar de examinar con cierto interés qué circunstancias han propiciado la misma y las consecuencias que puede traer tanto para Cataluña, como para el resto de España, tal grado de sensibilidad.

Monumento a Rafael Casanova (*)
En primer lugar habría que remontarse al largo periodo franquista y a las imperfecciones de la Transición–consecuencia, por encima de todo, del continuo rumor de asonadas militares y la lógica resistencia de la plutocracia, parapetada tras las mismas, después de cuatro décadas en el ejercicio del poder-, que fue incapaz de sentar las bases de un correcto modelo de estado autonómico. Este, quedó plasmado de una forma irregular, con enormes lagunas y una variedad de peculiaridades que acabaron dando pie a un engorroso maremágnum de nacionalidades, regiones y comunidades con diferentes encaje en el conjunto del Estado, amén de desarrollar un extraordinario y pernicioso entramado de instituciones y duplicidades administrativas que, a lo largo de más de tres décadas venimos padeciendo los ciudadanos de este país. Un estado a medio camino entre lo federal, centralista y provincial –con diferenciaciones tan peregrinas como el carácter histórico o no de cada una de sus CC.AA. como si la historia fuera un hecho aislado y único-, pero vinculado de tal modo a la administración central que acabará convertido en un auténtico caos como modelo de gestión. Todo lo contrario al sentido propio de una administración federal cuyo objetivo principal no es otro que las ventajas de un gobierno de proximidad al conjunto de sus conciudadanos.

En segundo lugar y consecuencia directa de lo anterior, la calamitosa gestión fiscal de cada uno de los territorios con enormes agravios comparativos entre unas y otras CC.AA. No resulta admisible que tanto el País Vasco como Navarra se auto-gestionen a través de una Hacienda Pública propia –las Diputaciones Forales-, que ajustará cuentas con el Estado cada año, mientras que el resto dependan de la generosidad de una administración centralista absolutamente desconocedora de la realidad de cada caso y que se intente suplir esto con cesiones mediante otras tipologías fiscales que, además, tampoco son comunes en todos los casos.

En tercer lugar, el flaco favor que el carácter centralista del Partido Popular ha venido propiciando a partir del gobierno Aznar. La enfermiza obsesión de este por devolver a España el puesto que gozará en siglos pasados en el contexto universal, con episodios delirantes como el del islote Perejil o su papel como embajador de la Guerra de Irak en el mundo, así como la manifiesta animadversión de su partido -fomentada a través de sus medios afines con una exacerbada verborrea populista-, ante cualquier hecho diferenciador de la realidad española, ha acarreado un sentimiento cada vez más encontrado entre pro-nacionalistas de la periferia y pro-nacionalistas de la España más patriotera y reaccionaria.

Y, por último, la actual situación de crisis sistémica -política, económica y social-, que vive todo el mundo occidental que propicia además este tipo de sentimientos en un afán lógico por encontrar la receta que sea capaz de sacar a la sociedad del abatimiento en que se encuentra. Máxime cuando se trata de comunidades con reivindicaciones históricas sobre el derecho a la autogestión de su territorio.

Jacint Verdaguer (**)
Fue en el SXIX, consecuencia de la Revolución Industrial, cuando adquieren un fuerte auge los movimientos nacionalistas que acabarán conformando las naciones en Europa. Pero España, que careció de dicha revolución, al contrario que los países norte-europeos, mantuvo durante todo el SXIX un continuo devenir de situaciones convulsas consecuencia de la ferocidad de la monarquía absolutista de Fernando VII, el continuo batallar de las Guerras Carlistas por la sucesión a la corona, la discontinuidad de unos modelos políticos democráticos estables, las guerras en pos de la independencia en sus dominios americanos y demás felonías por lo que no pudo mantener el ritmo de desarrollo tanto social como político de sus vecinos. Pero los sentimientos nacionalistas de algunas regiones peninsulares no dejaron por ello de mostrar su clara relevancia ante las autoridades, incluso, Cartagena, llegó a proclamarse como cantón independiente.  En el caso de Cataluña es la Renaixença, un movimiento cultural que revive la identidad catalana a través del arte y las letras, el que promueve un extraordinario empuje a la identidad del pueblo catalán que, a pesar de la persecución y las prohibiciones, perdura hasta nuestros días. Es incluso posible, aunque esto no pase de una mera elucubración, que si España hubiese contemporizado con sus coetáneos europeos del SXIX y hubiese sido partícipe de sus revoluciones industriales, liberales y burguesas de la época hoy, Cataluña seria un estado independiente y, tras el transcurrir de los años, perfectamente aceptado por toda la comunidad internacional y, como no, la española.

En cualquier caso, no pretendemos desde aquí hacer un alegato en pos de la independencia catalana pero sí que valdría decir que todo pueblo tiene el derecho fundamental de decidir por si mismo su destino y, en el caso de que dicha opción llegará a ser mayoritaria por su parte, sería necesaria una nueva reinterpretación de nuestro ordenamiento legal y jurídico. No es solo una cuestión de historia, ya que la misma no se constituye por si sola como un hecho aislado y único en el tiempo. Nadie puede asegurar que en el transcurso de este cualquier otra comunidad se atenga a tal posibilidad si sus miembros mayoritariamente así lo contemplan y deciden. Ni la península ibérica, ni el continente europeo ni ninguna otra región del planeta presenta un marco geográfico-político que haya permanecido ni permanecerá inmutable a lo largo del tiempo. Será una decisión propia y de mutuo acuerdo ya que, de no ser así, acabará devengando –como la historia da buena fe de ello-, en situaciones nada deseables para el conjunto de la sociedad.

Otra cosa muy distinta es el momento elegido para ello. Y, precisamente ahora, cuando nos encontramos inmersos en una crisis tan profunda como no se recuerda otra desde la Gran Depresión, en todo el mundo y muy particularmente en la escena española, no parece el momento más oportuno para embarcarse en cuestiones como esta. Ningún momento será bueno o mejor según de que parte se trate pero, sí que es cierto que, en la actualidad, hay otros problemas mucho más graves que resolver para esa misma ciudadanía antes que las aspiraciones independentistas de una buena parte del pueblo catalán. Y si bien pudiera llegar a ser entendible que es esta misma situación de desamparo la que puede propiciar movimientos de este tipo, peor será en la coyuntura actual cuando rige los destinos de Cataluña una gobierno como el de Artur Mas con una formación política tras de si como CiU, de marcado corte neoliberal, aliada de unas severísimas políticas de recortes y austeridad que están diezmando no solo los servicios públicos más esenciales sino al general de la ciudadanía apartándola de cualquier perspectiva futura favorable aunque, eso sí y por contra, en pro de las clases más pudientes. Y que, en todo caso, se está valiendo con meridiana claridad de las ilusiones soberanistas de un pueblo para esconder tras las mismas su nefasto legado.

Por último, tampoco resulta nada acertada la carta del Rey Juan Carlos, aparecida en la web de la Casa Real que con un léxico impropio, al menos para la ocasión tacha incluso de quimera la libre voluntad popular. Cuando, hasta la fecha, todavía no hemos escuchado de su viva voz o leído de su lengua vernácula, exhortar con la debida contundencia a la clase política española para que, de una vez por todas, se ponga manos a la obra y saque a su pueblo de la tragedia a la que, fruto de su descabellada irresponsabilidad, ha sumido al mismo y lo sigue haciendo desde hace ya demasiado tiempo. 


13 comentarios:

  1. Yo no sé qué pensar, pero desde mi ignorancia, pienso que si un grupo de gente no quiere formar parte de España, adelante. Si se les impide abandonar esta nación de pacotilla, queda demostrado que la unidad nacional depende de la fuerza y la obligación, no de un sentimiento sincero. Y digo yo que nadie quiere viajar en un barco en el que sus remeros pasan de todo.

    La historia no se olvida y manipular los sentimientos de las personas es sumamente sencillo. Pero nacionalidades históricas a parte, un país no tiene valor ninguno en sí, y menos cuanto los dirigentes te toman el pelo de esta manera.

    A mí, por ejemplo, me inquieta que en Galicia el grupo Resistencia Galega se está volviendo más activo y planean atentados. Siempre hemos sido una comunidad "callada", pero locos los hay en todas partes. Oportunistas ya ni te cuento.

    Mira lo que duró el imperio de Alejandro Magno. Ni dos días.

    Un saludo.

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    1. Es cierto, no creo que sea ahora una cuestión de si independencia sí o no. Ese será un tema que deberán dilucidar los catalanes. Lo que si entiendo es que embarcarse en estos precisos momentos en una modificación territorial de esta índole no es algo perentorio dadas las actuales circunstancias. La situación económico y social es tremenda y los políticos deberían estar, por encima de todo, a salvaguardar los intereses del pueblo en cuanto a mejorar sus condiciones de vida.

      Un saludo.

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  2. Yo soy por la independencia de Cataluña, si así lo desean los catalanes. Dos millones en la calle pidiendo la independencia es para mí prueba más que suficiente. Hay que decir que el gobierno infame de Rajoy ha contribuido a crear este clima separatista, lo que no consiguieron las bombas lo conseguirá la patochada de un gobierno derechoide. No son más tontos porque esto es imposible.

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    1. Hola Lorenzo

      Estoy totalmene de acuerdo contigo. Negar la evidencia es absurdo. Tarde o temprano Cataluña será independiente, al menos cuando el pueblo catalán lo quiera de una forma mayoritaria como así parece ser. Y no cabe la menor duda que desde las filas del PP lo están alentando aún más con unas declaraciones fuera de tono además de altisonantes.

      Pero como decía -lástima de esta clase política tan nefasta-, los políticos nunca están a lo que están y no creo que, sinceramente, Artur Mas este actuando con limpieza, si no más bien todo lo contrario. Es decir, está distrayendo a la opinión pública con una reivindicación absolutamente legítima para seguir realizando unas políticas que son nefastas para su pueblo y harto beneficiosas para la clase social a la que, en verdad, representa, las grandes empresas y fortunas catalanas.

      Por eso creo que el pueblo lo que debería exigir en primer lugar es la necesidad de salvarguardar, a toda costa, el estado del bienestar que el gobierno de Mas y CiU se están ocupando de aplastar y, aún sin bajar la guardia, mantener sus ideales. Pero sin dejarse arrastar por una deriva intencionada desde las cúpulas del poder para, independientes o no, acabar con todos unos derechos que tanto tardaron los ciudadanos en lograr.

      Un saludo.

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  3. si oscar es ignorante imagínate tú como soy yo, casi analfabeta a su lado, pero aún así soy valiente y te digo mi opinión, que se independicen!!!!, quizá son ellos más inteligentes que los demás si lo logran y apuesto que les va a ir mucho mejor que dentro de un país en que no va a salir de la crisis ni de broma.

    Saludos!!!

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  4. Venga ya!! Ni Oscar ni tu sois únos ignorantes por que no tengáis un alto grado de conocimiento de determinados acontecimientos históricos. Al fin y al cabo y en este caso concreto no se trata de eso.

    Hay un error común y generalizado, al menos a mi modo de entender, que entiende que solo pueden aspirar a adquirir su independencia aquellas comunidades que en algún momento de la historia pasada lo fueron o aspiraron a serlo. En España serían los casos más evidentes los del País Vasco o Cataluña, también entre algún otro. Pero eso no quita que mañana en Extremadura o en Murcia pueda surgir un movimiento que asuma tal idea, contagie al resto de sus conciudadanos y aspire a que su territorio adquiera esa condición algún día.

    Con frecuencia conocemos que tal o cual terriorio en el mundo ha adquirido su independencia, que contará con el beneplácito de unos u otros o de toda la comunidad internacional pero, en cualquier caso, el que no lo haya sido antes no quiere decir que no tenga porque serlo mañana.

    Ese, como inento exponer en mi artículo es uno de los errores de la Transición que hizo esas diferenciaciones históricas cayeran en el absurdo ya que, como igualmente intentaba expresar la historia se hace con el devenir de los tiempos y no tiene porque constituir hechos únicos y aislados.

    En cualquier caso y redundando en el tema, por supuesto que pueblo catalán tiene todo el derecho de decidir su futuro pero, a mi modo de parecer eso, al día de hoy dificilmente le va hacer superar esta crisis con un gobierno de las características del que tiene actualmente, cortado por el mismo rasero que Bruselas y el propio Partido Popular, al menos desde el punto de vista ideológico. Y que, además, insisto a mi parecer, intenta desviar la atención de las ciudadanía con un tema tan ilusionante como lo es la independencia para seguir destruyendo las estructuras sociales existentes.

    Un saludo.

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    1. Gracias felipe!!! Y estoy de acuerdo contigo....desgraciadamente si consiguiesen independencia, no cambiaria el sistema general ni los políticos....al final es la misma historia que ahora salvo romper lazos con europa, que si li hiciesen apuesto algo a que salen ganando...
      Saludos!

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  5. Muchas gracias Felipe por el valor aportado por el artículo, pues una base histórica es siempre necesaria para poder entender la situación actual. A mi me ha venido bien para contextualizar la situación.
    En mi modesta opinión, creo que la situación es oportunista. Franco pensó que la solución para acabar con el sentimiento independentista pasaba por la repoblación. Muchas personas fueron allí a trabajar y precisamente hoy sus hijos y nietos son los más radicales. Centró en Cataluña el tejido industrial en detrimento de otras regiones, como Andalucía (en Málaga fue donde se inició la industria textil) o Extremadura.
    Cambiar ahora las reglas del juego es oportunista. ¿Se ha invertido lo mismo en las comunidades "pobres": Andalucía y Extremadura que en las "ricas"?
    En el caso de la comunidad donde vivo las grandes inversiones se han centrado en mantener una pobreza controlada y sumisa: PER, 400 euros... en vez de crear riquezas. Nos han minado hasta hacernos creer que somos pobres y no es así. El sur de España es rico en recursos: 1100 kilómetros de costa, parque nacional de Doñana, Sierra Nevada, Costa del Sol, aceite de oliva, cerdo ibérico, vinos de Jerez o Montilla...
    Ha convenido colocarle al Sur la etiqueta de pobre y subsidiado... al fin y al cabo el sur siempre es lo más pobre, ¿no? Y California, Miami, Florida... ¿no es más rica Corea del Sur que la del norte?
    ¿Es lícito cambiar de golpe las reglas del juego? Si esto fuera así sería preciso un tiempo para crear un plan B para el resto de España.
    Muchas gracias por dejarme participar y por el trato exquisito que le has dado tanto tú como tus lectores a un tema tan delicado.
    Un abrazo.

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  6. Hei!!!adrian! Bienvenido a este espacio de debate sano y respetuoso como tú comentario, seguro que Felipe estará contento con tu incorporacion, ademas edtoy totalmente de acuerdo contigo en todo.
    España es riquísima en recursos pero pecamos en su gestión por culpa de la globalización y otras cosas.
    Saludos!!!

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  7. Muchas gracias Adrián por tu contribución a esta bitácora –y, como no a ti también Mar, como de costumbre-.

    Es cierto y creo que, desde la objetividad que da la distancia, insisto en que esta reciente efervescencia que ha cobrado el independentismo catalán parece más el resultado de la manipulación política y mediática que de una vía de solución para los problemas de la ciudadanía catalana. Estos, que no dejan de ser fruto de una crisis a escala global, no pueden ser subsanables por un cambio en la situación geopolítica de un país, al menos en el entorno europeo que se desenvuelve.

    Por otra parte, si bien es cierto que la dictadura utilizó el desarrollo de Cataluña como medio para acallar voces disonantes en este mismo sentido –aunque no debemos olvidar también que, históricamente, Cataluña se diferenció siempre por el buen desarrollo de su tejido industrial-, no es menos cierto que las políticas y acciones del capital en el sur de España han propiciado esa clara diferenciación entre el desarrollo del sur y el norte de la península. De ahí los grandes latifundistas andaluces y extremeños que ni supieron y menos aún quisieron, aprovechar la gran riqueza agrícola de esa parcela de España y, en general, todos sus innumerables recursos.

    Saludos.

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  8. Hola J.Felipe. En este asunto hay mucha tela que cortar... Intentaré dar unas brevísimas pinceladas, pues no dispongo de tiempo para más.

    Parto de la base de que el capital no tiene patria. A las derechas (CiU-PP), este conflicto les resulta rentable electoralmente. Cosechan votos en ambas orillas del Ebro.

    A finales de Mayo ya advertí de la maniobra que CiU estaba tejiendo entre bambalinas. La legislatura estaba agotada. Las políticas de austeridad, recortes y sufrimiento, no lograron el objetivo de reducir el déficit y sí agudizar la crisis. Con ese bagaje CiU no podía convocar las elecciones, así que volvieron por sus fueros patrioteros. Eso vende mucho.

    Sobre la manifestación cuasi institucional del 11S, te puedo decir por que lo he visto con mis propios ojos, como las bases convergentes camufladas tras la (A.N.C.) fletaron autocares desde la Catalunya interior hacia Barcelona.

    Es una jugada maestra, una fabulosa cortina de humo para ocultar el fracaso de una legislatura, de sus injustas e ineficaces políticas neoliberales, de su corrupción y de su represión.
    Hay muchísimos más matices pero desgraciadamente no me puedo extender más...

    Estoy a favor del derecho a decidir, de la democracia, de la pluralidad y de solidaridad.
    Me considero internacionalista.

    Un abrazo!!!

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  9. Por cierto, se me olvidó decir que me parece repugnante la manipulación de los sentimientos con fines exclusivamente electoralistas. Esto lo digo por CiU, PP y todos sus medios afines y voceras.
    Lo de las televisiones públicas o mejor dicho de partido, TVE y TV3 es de escándalo.

    Salud!!!

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  10. Gracias por tus comentarios Miguel, aunque no los he visto hasta ahora. perdón por la demora y, solo decirte, a estas alturas, que no puedo estar más de acuerdo con tus comentarios.

    Un saludo.

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