martes, 6 de noviembre de 2012

El necesario rebrote de la izquierda (II)

"La velocidad de la economía es hoy la del relámpago, mientras que la velocidad de la política es la del caracol” dice Ignacio Ramonet quien en un magnífico artículo “El nuevo sistema-mundo” en Le Monde Diplomatique hacía un recorrido bastante explícito sobre la dimensión de los problemas de la sociedad actual. En definitiva Ramonet propone, como no puede ser de otra manera, que la economía vuelva a estar a supeditada a la política. Es decir que el dinero vuelva a ser un medio y deje de ser el fin en que se ha convertido en el transcurso de las últimas décadas. Y termina diciendo. El péndulo había ido demasiado lejos en la dirección neoliberal y ahora prodría ir en la dirección contraria. Ya no es tabú hablar de proteccionismo para limitar los excesos del libre comercio, y poner fin a las deslocalizaciones y a la desindustrialización de los Estados desarrollados. Ha llegado la hora de reinventar la política y de reencantar el mundo.”

La caída del Muro de Berlín no representó el fin de las ideologías, tal como se ha venido pretendiendo decir desde la citada derecha mediática. Todo lo contrario, ha sido la excusa para que la ultraortodoxia liberal haya impuesto sus posiciones hasta límites que hubieran parecido imposibles solo unos años antes. De hecho es desde el propio Estado donde se están satisfaciendo, en otra clara muestra de dogmatismo ideológico, las pérdidas e incluso las mermas en los beneficios del poder financiero a costa del sacrificio del pueblo, como remedio a la salida de una crisis provocada, precisamente, por ese deseo irrefrenable de acumulación de riqueza por parte de esa misma clase dominante. Hace solo unas horas, la propia Angela Merkel, erigida en la máxima expresión de ese dogma, ha afirmado rotundamente que aún le quedan no menos de 5 años a la ciudadanía europea para la salida de esta crisis, colocando una vez más y en un gesto de crueldad casi infinita, “la austeridad” como su principal panacea aunque, en primer lugar y con mayor dureza, donde más fuerte golpee esta sea a las clases medias y bajas del arco social.

El famoso economista británico John Maynard Keynes expuso en la Conferencia de Versalles de 1919, que sanciones como las que pretendían imponerse a Alemania tras su derrota en la 1ª. Guerra Mundial resultaban imposibles de satisfacer y que, además, sumirían en una trágica depresión al país germano. Del mismo modo vaticinó que dichas medidas desencadenarían un tremendo resentimiento negativo contra los ganadores que podría acabar trayendo graves repercusiones en el futuro. Keynes, que abandonó la conferencia disconforme con lo acordado, no se equivocó y tanto es así que, hoy casi un siglo después de aquello se estudia en los libros de historia como dos de las principales causas de la 2ª. Guerra Mundial, el Tratado de Versalles y la Gran Depresión de 1929. Como trágica anécdota de esto valga recordar que Hitler obligó a firmar la rendición de Francia en el mismo vagón que tuvo que firmar Alemania la suya dos décadas atrás. Hoy, resulta significativo que un gobernante alemán, como es el caso de la Sra. Merkel, este infligiendo tal grado de castigo a sus vecinos y con tan dramáticos resultados como recibiera por entonces su propio pueblo.

Pero, qué tienen que hacer los partidos de izquierda para recobrar la pujanza que tuvieron durante tanto tiempo en las naciones europeas de larga tradición democrática. O en el caso del PSOE, el único partido centenario de la escena política española. Son varias las condiciones que tienen que darse para que dichos partidos vuelvan a tener arraigo entre los ciudadanos. De entrada, no pueden permanecer al frente de los mismos las mismas personas que renunciaron a las ideas que se les presupone deben inspirar a unos partidos políticos acuñados bajo la denominación “socialista”, hasta terminar abrazando las máximas del pensamiento liberal. De no ser así serán sus bases las que tendrían que impulsar un cambio en tal sentido. En cualquier caso los nuevos rectores deberían apoyarse en todo ese extraordinario elenco de intelectuales de toda índole, historiadores, sociólogos, economistas, etc. que cada día en la red de redes o en los pocos medios que todavía lo permiten, plasman sus ideas con miras a recuperar al conjunto de la sociedad no solo de la crisis que la azota si no en relación a ese futuro tan incierto que plantea el sostenimiento de un modelo actual que ha resultado absolutamente fracasado. Y que, además, acierten en buena medida a transmitir debidamente esos planteamientos a la ciudadanía.

En este mundo globalizado, aún una mala entendida globalización, es necesaria la colaboración internacional para provocar un cambio radical en las políticas que se han llevado a cabo y, a pesar de la consumación de su desastrosos resultados, se siguen dando, Es imprescindible el impulso a un nuevo modelo de pensamiento que recupere conceptos tan denostados en la actualidad, como solidaridad, bien común, sociedad, ciudadanía, respeto y entre otros muchos olvidados, quizá uno de los más importantes, el más puro, estricto y sencillo “sentido común”.

En un tiempo de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”
(George Orrwell)

9 comentarios:

  1. Habiendo leído ambas partes (I y II), en las que se analiza en detalle y con acierto la evolución política de los últimos años, pienso que la ciudadanía poco puede hacer al respecto y mucho menos la propia izquierda. La izquierda, relativamente hablando, es otro actor de la función y sabe que su turno ha pasado y que ahora le toca esperar al próximo.

    Tradicionalmente, los sectores conservadores siempre han dominado durante más tiempo, y ahora están en su pleno apogeo. Tanto es así que recuerda a la Europa de los años 30, con todos esos fascismos brotando como la espuma. Y esto es así porque interesa; han elegido a unas cuantas naciones para pisotearlas durante años y, quizá a la larga, originar una guerra para poner en marcha la industria bélica. Hay muchas tentativas al respecto y esta crisis, más que económica, es un ridículo pretexto para desatascar una situación global y orientarla hacia intereses más concretos.

    Ante el envite financiero y el doble rasero de los gobiernos, ante la pasividad social y el continuo abuso, nada que tenga lugar dentro del tablero servirá para algo. O se añaden nuevas reglas o el ganador ya está decidido.

    Un saludo.

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  2. No olvidemos que la guerra es otro negocio, y además, de los más lucrativos. Tiene la ventaja de arruinarlo todo, y entonces harán nuevo negocio para reconstruir sobre las ruinas. El capitalismo es así de salvaje.

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  3. Que duda cabe que, ambos, podéis tener buena dosis de razón. Y sí que es cierto que, cada vez, se parece más a la situación existente en los años 30 en todos los órdenes. Una fuerte recesión económica, tras una década de esplendor y el azote de los diferenes tipos de fascismos a lo largo y ancho del continente. Aquello acabó como acabó, por eso resulta cada vez más llamativo que, ante como se van desarrollando los hechos, los que dicen gobernar sigan empeñados en un modelo que tanta desgracia está causando al pueblo.

    Veremos.
    Un saludo

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  4. Personalmente me inclino más hacia un agotamiento de las tradicionales dicotomías históricas: conservadores o progresistas; izquierdas o derechas.
    Veo más útil un futuro que pase por la transversalidad política y la verdadera separación de poderes.
    Un cordial saludo y espero que hayas disfrutado el viaje a Londres.

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  5. Como bien sabemos los términos izquierda y derecha vienen de la situación de la nobleza y el clero a la derecha de Luis XVI y los comunes a su izquierda en la Asamblea de Francia en el SVIII. En la actualidad lo que viene a definir los dos conceptos es, en el caso de la derecha, la idea de la sociedad como la suma de los individuos que la forman mientras que para la izquierda lo será el conjunto de dichos individuos.

    O lo que es lo mismo es la diferencia entre lo individual y lo colectivo. Y es el primero de los casos lo que, a mi juicio, ha deformado completamente el concepto de sociedad ya que este modo de pensar acaba derivando al egoísmo y por ende a la avaricia y la codicia que es lo que ha traido como resultado la dramátia situación actual en que nos encontramos.

    Un saludos y gracias.
    Nota: Lo pasamos muy bien en Londres pero el tiempo...

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    1. Muchas gracias Felipe, por tu respuesta e información. ¡No sabía exactamente de donde procedían los términos políticos de izquierda y derecha! Gracias por el inciso. Que verdad es que leer es cultura... y la cultura ya no está solo en los libros. Ahora también navega en internet a coste 0.

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    2. Pero, cuidado, que he escrito un disparate y es que he obviado "una letra". Me refería al SXVIII y no al SVIII.

      Un saludo

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  6. Sin saber lo que sabe Felipe, pienso que ahora no hay apenas separación entre derecha e izquierdas. La izquierda, como muy bien dice Felipe, ha caido en la trampa; tendría que cambiar mucho, muchísimo.

    Un saludo

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    1. Al final vais a conseguir que me ruborice. Sí que es verdad que quise haber estudiado historia o periodismo pero por aquellos entonces en mi casa no se podía... y me he conformado con solo ser un avezado lector de la historia. Creo que es importante, tanto que sirve para entender muchos de los fenómenos que ocurren hoy en día. Y si en algún momento resulto pedante, por favor disculpadme por que, ni de lejos es esa mi intención.

      Con respecto a tu comentario Juliana, es cierto que la linea que separa la derecha y la izquierda hoy en día es tan fina que es dificil ver donde esta la diferencia. Lo hemos visto estos últimos años no solo en España con el gobierno Zapatero, sino en el R.U. con Blair e incluso en la msima Grecia con Papandreu -que lo único que hizo en condiciones fueron dos cosas: intentar convocar un referendum sobre los recortes y... dimitir, aunque fuera dos minutos antes de que le echaran-.

      Y lo significativo es que, según las encuestas de la UE entorno a las ideas políticas de los ciudadanos europeos, de sus resultados se desprende con claridad que la mayor parte de dicha ciudadanía -los porcentajes se mueven alrededor del 70 %-, tienen un claro matiz socialdemócrata. Luego el problema radica en los partidos políticos que se han dejado arrastrar por la deriva neoliberal y se han alejado tanto de sus bases como de su propia doctrina.

      O por decirlo más llanamente, al final se van rendido o "vendido" a los ominosos poderes financieros con tal de perpetuarse en el poder político.

      Un saludo.

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