martes, 22 de enero de 2013

Las tertulias del café

Atenea, Diosa de la razón
Las tertulias mañaneras y vespertinas del café son,  en buen número de ocasiones, harto gratificantes. Digo en ocasiones porque en otras los que intentamos mantener la veracidad y la realidad objetiva como un bien preciado dentro del más puro sentido común, nos sentimos cuanto menos preocupados al escuchar más veces que otras un buen número de disparates. Peor aún cuando estos vemos que no son fruto de las intenciones de muchos sino de la manipulación mediática e interesada de unos pocos. Ocurría en tiempos de Rodríguez Zapatero a quien, amén de por sí ser un pésimo gestor, se le pretendía atribuir todos los males del mundo como si de una nueva Pandora se tratase. De hecho, aunque pocos lo crean o al menos así debería serlo, todavía se le intenta hacer culpable de los desatinos de los que detentan el poder hoy en día aunque en verdad no sea otra cosa que una manera más de dar crédito a sus fechorías.

Si en algo estamos de acuerdo en los últimos días con nuestros queridos contertulios es que resulta absolutamente insostenible, a estas alturas de una crisis sistémica que está asolando como no lo hacía otra desde hace muchas décadas a la mayor parte de la población, como día sí y otro también venimos comprobando nuestras sospechas de que esta crisis no es fruto más que la avaricia de unos pocos, llámense estos la más pura casta política que al servicio de un buen número de empresas y de sus grandes fortunas embaucaron a muchos para enriquecerse y seguirse enriqueciendo hasta ahora  hasta extremos nunca vistos.

Los casos Bárcenas, Gürtel, Oriol y Pujol, Baltar, Fabra, los ERES de Andalucía, el Palma Arena, o el caso Urdangarin, entre otros muchos con cifras de por medio capaces de obnubilar  la mente a cualquiera por un lado y las infaustas pretensiones de empresas como Repsol, Telefónica o las eléctricas, en general para hacer de su capa un sayo a costa de recursos básicos para la población, rayan en lo auténticamente insostenible para una multitud asolada por unos recortes y unas medidas de austeridad que, desde los poderes públicos, la viene despojando de unos derechos que tardaron hasta siglos en conquistar. Y que está empujando a buena parte de la misma casi a la marginalidad consecuencia de una economía de  supervivencia.  

Es aquí y ahora donde la presión popular ha de hacerse sentir con mayor fuerza sobre el cogote de quienes prestos a desviar la atención del pueblo con peregrinos argumentos y una verborrea  agotada pretenden seguir imponiendo sus intereses y los de quienes les dan amparo y protección. La clase política de este país y en especial la que ejerce su más alta jerarquía, tal y como reflejan todas las encuestas, forma parte ya del repudio popular junto al de banqueros y grandes capitales a los que se les ve solo prestos a un enriquecimiento no solo inmoral sino en numerosas ocasiones ilícito. Destruir las aspiraciones de los que un día, fruto de su trabajo y esfuerzo, buscaban para sí y para su familia una mejor calidad de vida, parece que ha acabado convertido en el deporte nacional de nuestros encabronados políticos. Quizá aún inconscientes de sus peligros, quizá cegados por la lujuria y quizá aprisionados en una nueva clase de fascismo donde ensimismados por el poder son capaces de dar rienda a suelta a sus deseos, sin darse cuenta que, al final,  la profundidad del abismo tienen cabida para todos.

 “La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos.” (Enrique Múgica)

3 comentarios:

  1. La democracia que tenemos está a años luz de la que decía Enrique Mújica. Creo que es lo primero que habría que hacer, peo por ahora no veo muchas personas que estén dispuestas a ello, ¿pereza? Lo que según Einstein es el mayor problema con que tropiezan los países y las personas, para aprovechar una situación de crisis, aprovechar para buscar nuevas estrategias.

    Un saludo

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    1. Pereza, miedo, desengaño... inrervienen muchos factores en ello pero, sin duda, algo habrá que hacer. Aún tengo mis dudas si todo lo que está ocurriendo es meramente dogmático o responde a una estrategia para acabar con las clases medias y de paso con la libetad y la democracia. O que incluso buena parte de la clase política ni siquiera es consciente de ello. Pero es evidente, por otro lado, que es inimaginable tal grado de incompetencia. En fin, veremos.

      Un saludo

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  2. La situación actual bien se merecía el nombramiento de un caballo como presidente del gobierno, en mímesis del nombramiento que hizo Calígula en el Imperio Romano. Vendría a dejar claro lo "útiles" que son los políticos actuales, y que rara vez van separados de corrupción o sustracciones ilícitas. Casi sería mejor que nos gobernase un ordenador, algo más justo e imparcial, a esta caterva de envenenadores y magos del robo.

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