domingo, 7 de abril de 2013

Plas-mados

Si hace solo unos años nos hubieran dicho que casi el único contacto que iba a tener el presidente del gobierno de España con la prensa sería a través de una pantalla de plasma en la habitación de al lado o solo un par de preguntas en una comparecencia obligada con un alto dignatario extranjero, hubiéramos creído que estaríamos refiriéndonos a una república bananera, de aquellas de los 60 o 70 en las que un cowboy de ala ancha gobernaba el país pistola en ristre bajo la tutela del poderoso vecino del norte, los Estados Unidos de Norteamérica.

Pero no, eso está ocurriendo en la España de hoy, de la segunda década del SXXI y cuando el país se haya inmerso en una crisis económica y política sin precedentes desde que la democracia recobrara bríos tras décadas de autocracia y conformismo. Mariano Rajoy parece decidido a toda costa a que “descampe” sin mediar palabra ni actitud alguna de por medio o en todo caso con argumentos peregrinos, sin ninguna base ni fundamento, seguro de que, entre silencios y ambigüedades, un insólito “espíritu santo” le acabará salvando los muebles como por obra de birlibirloque. O no, quizá solo haya optado por la vía contemplativa, al arrullo de la voz del amo, y que un sistema basado en eso que un día dieron en llamar “el estado del bienestar” y sin que en España ni siquiera nos haya dado el tiempo suficiente para saborear todas sus mieles, se acabe supeditando a los deseos y las cuitas de quienes se arrogan para si los bienes y las vidas del pueblo soberano. Será entonces por eso que los indignados, perro-flautas les llaman estos, nos advierten día sí y otro también que “esto no es una crisis si no una estafa”.

Por su parte y ante la virulenta ola de corrupción destapada en el seno de su propio partido, su secretaria general, Dolores de Cospedal, anda también desaparecida después de su esperpéntico “despido diferido y simulado” y a saber cuántas sandeces más. Por ahí dicen que anda entre bambalinas y mini-mítines-, entre sus jóvenes huestes a puerta cerrada lejos de cualquier reproche, desaparecida al más puro estilo marianista mientras sus acólitos voceras intentan defender patas arriba lo indefendible. Por su parte su más brillante tesorero –de nombre impronunciable para los mismos-, nuestro sin par Bárcenas se querella contra el partido por despido improcedente y el juez propone el juicio de conciliación pare dentro de…  un año y medio, cuando lo habitual son dos o tres meses.

Mientras tanto, el PSOE su oponente tradicional y con el que viene alternándose en el gobierno desde hace demasiado tiempo, se debate entre debate y debate sin saber muy bien donde va, después de haber venido de su aciaga travesía al más puro estilo liberal, traicionando su historia, su filosofía, su ideario y pasándose por quien sabe donde las ilusiones de sus tradicionales votantes. Pero aquí, tampoco se mueve nadie, ni Rubalcaba si sus secuaces, aferrándose a un trono que hace mucho dejaron de merecerse.

Y para colmo la Casa Real que por fin ha destapado también sus miserias, como no podía ser de otra forma, después de años y años de haber estado protegida y consentida por los mismos que acabaran encumbrándola un día por hacer lo que tenía que hacer aquella noche del 23 de Febrero de 1981, cuando los nostálgicos del régimen volvieron a intentar poner en marcha su particular cruzada a sangre y fuego en pos de quien sabe qué. Nadie podrá negar su estimable papel durante aquel triste episodio de nuestra historia reciente y tras el fin del régimen pero tanto el propio Rey como quienes les rodean fueron entonces, lo han seguido siendo y así seguirán siéndolo hasta el fin de los tiempos, humanos por encima de todo, con sus defectos, virtudes y errores y no ese ente cuasi-espiritual que por encima del bien mal se le había pretendido otorgar desde aquellos días.

Por su parte, millones de personas deambulan por nuestras calles en busca de un empleo, en la inmensa mayoría de las ocasiones pesimamente remunerado y en unas condiciones absolutamente precarias cuando se encuentra, otros tanto acuden cada mañana a su puesto de trabajo temiendo que sea su último día y verse también en la calle por poco más de un quítame allá esas pajas, nuestros jóvenes, diplomados y licenciados en su mayoría, huyen de semejante escarnio intentando labrar su futuro lejos de España aún a costa de pasar por empleos que, hasta hace poco, se reservaban en este país a los menos cualificados y así sucesivamente, sin olvidar a los centenares de miles de familias que han padecido en sus carnes el drama de los desahucios, víctimas de una injusta y abusiva ley hipotecaria que se decanta siempre en beneficio de la parte más fuerte. Y a las puertas, un futuro aterrador en el corto y medio plazo si viso alguno, más allá de la verborrea y la propaganda irracional de quienes aplauden y alaban este endiablado modelo de sociedad basado en el poder y el dinero.

Esta, ni más ni menos, es la realidad del panorama político y social en el que nos encontramos.  ¿Hay quien de más?

3 comentarios:

  1. Mal anda el mundo, sobre todo si la gente no es capaz de levantarse y derrocar a esos tiranos que nos malgobiernan. Tenemos, en el fondo, lo que nos merecemos, por no ser capaces de dar el puñetazo en la mesa. Ahora los países del norte arbolan su egoísmo y cinismo con los países del sur. Muy pronto los ciudadanos del norte también pagarán su desapego y prepotencia. Les estoy esperando, para reírme de ellos en su jeta, como hacen ellos ahora con nosotros.

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    1. Muchas gracias por tu comentario y, sobre todo, por seguir ahí Lorenzo.

      Y con respecto a este, no puedo estar más de acuerdo contigo. Todos los que han provocado esto, acabarán siendo víctimas de su propia medicina pero, por desgracia, se habrán llevado por delante las vidas de demasiada gente.

      Un saludo.

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  2. Es vergonzoso lo que está sucediendo. No me consuela eso de que otros acabarán siendo víctimas de su propia medicina. Lo que deseo es que se modifique el funcionamiento del "laboratorio" que, en la actualidad, fabrica la medicina.

    Un saludo

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