viernes, 24 de abril de 2015

De Monago, Trillo y otras zarandajas.

Si para algo sirvió enterarnos de las correrías de J. A. Monago por las Canarias fue para conocer que nuestras señorías del Parlamento -diputados y senadores-, desde el inicio de la democracia,  pueden viajar a lo largo y ancho de la geografía española cuanto y cuando quieran sin necesidad de justificar dichos gastos y, menos aún, dar cualquier tipo de explicación al respecto.

Ahora, acabamos de enterarnos también que, no solo y con esto, que esos mismos parlamentarios pueden realizar trabajos ajenos al ejercicio de su actividad política, incluso,  con empresas que contraten servicios con las administraciones públicas, aunque sea de forma solapada.  Y esto ha sido gracias al diario El País que nos cuenta como Federico Trillo, ex ministro,  ex presidente del Congreso y actual embajador en el Reino Unido,  se embolsó 354.000 € -casi 60 millones de las antiguas pesetas-, por sus servicios de asesoramiento a una constructora, durante su etapa como diputado del Congreso.  Y lo más curioso es que ni siquiera queda rastro documentado de ello, por cuanto esas labores las ejerció "de viva voz". Ahí es nada.

Y como él, el ínclito Vicente Martínez Pujalte, conocido por su furibunda verborrea en el Congreso de los Diputados, quien preguntado esta mañana al respecto sobre la tacha moral del asunto, ha respondido sencilla y llanamente: "que es legal".

Y ese es el problema, que por muy escandaloso que nos parezca el caso Monago o el caso Trillo y otros que puedan ir apareciendo, es que estos son consecuencia de las habilidades de los parlamentarios españoles para desarrollar normas y leyes que les permiten todo tipo de licencias por muy temerarias e impúdicas que nos parezcan. Y con la más absoluta falta de transparencia como no podía ser de otro modo ante tamaños vilipendios.

La clase política española ha arraigado vicios de tal raigambre y calaña que han acabado tirando por la borda la confianza necesaria en las instituciones por parte del común de la ciudadanía. Las consecuencias de una democracia joven que, por unos u otros motivos,  fue incapaz de romper con los vicios adquiridos entre las altas clases sociales que durante toda la etapa franquista controlaron a su libre albedrío la actividad política y económica española,  han acabado marchitando de tal forma la misma hasta convertirla en una democracia de segunda en relación a sus vecinos del centro y norte europeos.

Hechos como los descritos o como el que en su día protagonizara el recién jubilado Alfonso Guerra, cuando para evitar un atasco de tráfico fletó un avión de la fuerza aérea para llegar más cómodo a su destino o la última travesura del susodicho Monago, haciendo desplazar de forma inhabitual, lejos de su base, a un helicóptero del 112 a un acto de partido en Las Hurdes, por si pudiera sufrir un síncope su secretaria general, Dolores de Cospedal, no dejan de poner en evidencia que muchos de estos tipos siguen actuando como si España fuera su cortijo. Motivo más que suficiente y que hace absolutamente imprescindible una renovación completa tanto de las personas como de las ideas para dirigir en la forma debida este país.

A tenor de las encuestas es difícil creer que, a pesar de la virulencia de los acontecimientos y tal como se está empezando a oír en los mentideros, que estemos presenciando el colapso y desintegración del Partido Popular tal como le ocurriera en su día a la UCD. No es fácil imaginar que ello pueda ser posible, por mucho que su breve periplo histórico este siendo sacudido desde sus inicios, ahora que vemos a uno de los gabinetes de José Mª. Aznar con el 75 % de sus miembros imputados, investigados y hasta encarcelados por la justicia. Si no más bien lo contrario y es de suponer que si el PP no gana las elecciones, el apoyo de sus incondicionales y acríticos será suficiente para mantenerle vivo.

El caso del PSOE es distinto ya que su largo bagaje de más de cien años de historia le ha permitido sobrevivir, a pesar de haber pasado numerosas vicisitudes, manteniéndose de una forma u otra a flote y aunque en determinados momentos  su peso en la escena política haya podido resultar insignificante.

Pero los motivos y razones de que, a pesar de tales desatinos de una u otra parte, puedan darse casos como el ocurrido recientemente en Andalucía con el PSOE casi rozando la mayoría absoluta y los más que previsibles del PP en otras comunidades españolas en la misma línea y que, en definitiva no nos hace ser precisamente muy optimistas al respecto, son motivo más que suficiente para dedicarle otro artículo más que completo.

Pero de eso, mejor, ya hablaremos en otro momento.


Fuentes: Diario El País y Diario HOY.

2 comentarios:

  1. Estos señores son los de siempre, los mismos que mandaban con Franco, pero solo cambiaron de traje y corbata. Nada más fácil. Creo que te equivocas cuando dices que esto no pasa en Europa del norte. Falso, en todos los países la democracia es un engañabobos. Detrás hay manejos turbios, amiguismo, privilegios, medievalismo encubierto. En fin, lo de siempre. La democracia nunca ha existido en ninguna parte.

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    1. Perdón por la demora. Sí, claro que en todas partes cuecen habas y ni que decir tiene de las turbias maniobras existentes desde el poder.. Pero, al menos, en otros países cuando a alguien lo pillan, lo paga. Ya se sabe, no se trata solo de serlo si no, al menos, parecerlo. Pero en España, ni eso.

      Un saludo.

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