sábado, 9 de mayo de 2015

De elecciones en el Reino Unido y en el Reino de España

Entre otras tantas cosas, si hay algo que debiera molestarnos aún más de algunos políticos es la forma que tienen de dirigirse al pueblo, como si más o menos nos estuviéramos chupando el dedo.

Y es que eso es lo que ha debido pretender la súper-ministra Soraya cuando, tras la reunión del consejo de ministros del viernes nos ha venido a decir que el pueblo británico, en el último momento, ha abrazado de manera decidida las políticas de reformas, léase las políticas de recortes y austeridad, de David Cameron y ha facilitado por ello la nueva victoria del partido conservador.

Hombre, cuando todos los analistas coinciden en que su sorprendente y holgada victoria de última hora ha sido consecuencia de la reticencia de parte del electorado laborista a su posible pacto con los nacionalistas escoceses y la abrumadora victoria de estos últimos en su país del norte, las de otra parte del mismo que han decidido no votar a los radicales cada vez más racistas de extrema derecha, la acostumbrada fragmentación del voto de izquierda, el hundimiento de los liberales por su anterior pacto con el partido conservador, la falta de carisma del líder laborista y las particularidades del sistema electoral británico parece, cuanto menos, sorprender también que la ministra justifique el resultado en la satisfacción de los ciudadanos cuando les bajan los salarios, les encarecen los servicios públicos y se les recortan los derechos.

Por cierto que convendría recordar ahora las particularidades del sistema electoral británico que, aún de forma distinta al español, premia igualmente a los dos partidos mayoritarios. El partido conservador, de hecho, apenas si ha conseguido un 1 % más de votos que en las elecciones pasadas –que es obvio que provienen de los radicales por su derecha y de parte de los desencantados liberales con la pasada coalición-, pero que le ha permitido una mayoría más que suficiente al contrario que en la convocatoria anterior.

Algo parecido de lo que le ocurrió a Mariano Rajoy en las últimas elecciones generales en España, cuando los populares con menos votos de los que había conseguido el PSOE en las inmediatamente anteriores, conseguían la mayoría absoluta más aplastante de la historia de la democracia, mientras que los antiguos socialistas solo había logrado una mayoría simple.

De ahí y a la vista de la irrupción de otros partidos en la escena política española que puedan impedir el clásico bipartidismo, algunas voces en el PP estén ronroneando la posibilidad de un cambio en el modelo electoral, promoviendo una doble vuelta para garantizarse la persistencia del mismo. Aunque, a saber según los intereses de cada momento que, ahí está el caso de Andalucía donde los populares se han vuelto a pegar un tiro en el pie cara a su electorado al impedir con su negativa en las sesiones de investiduras que la lista más votada pueda gobernar. Todo lo contrario a lo que sugieren en otras partes.

En fin, que lo de Soraya no viene a ser más que otro episodio a saber si fruto de su manifiesto distanciamiento de la realidad o de la manifiesta inquina habitual de quienes nos gobiernan.



2 comentarios:

  1. Tanto en esto como en tantas otras ocasiones, los políticos enfocan el discurso de forma que cualquier suceso los beneficia o justifica sus medidas. Se llama falacia y les gusta mucho, tanto que dudo que sean capaces de gobernar de otra forma. Por otro lado, intentar modificar el proceso electoral ahora que pintan bastos deja en evidencia lo que piensan de la democracia: que está muy bien mientras les deje gobernar a sus anchas.

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    1. O la "ley del embudo", mientras sea yo y mi partido los que estemos en el candelero.

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