sábado, 4 de julio de 2015

“Para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión” (Paul Auster).

La verdad es que uno empieza a estar harto de tanta estulticia y tratarnos a los ciudadanos como si nos hubiéramos caído de "un guindo" y nunca mejor dicho.

Más de 4 millones de desempleados; condiciones laborales cada vez más precarias; cada vez aumentan más las personas sin ningún tipo de ayuda; nuestros jóvenes huyen al extranjero en busca de su futuro; la educación y la sanidad camino de convertirse en bienes de lujo; el sistema de pensiones en entredicho; gente inocente que pierde sus casas ante normas abusivas y un sinfín de etcéteras que nos devuelven a épocas pretéritas en las que tantas personas pusieron todos sus arrestos por unos deberes y derechos para todos que hoy parecen caídos en desgracia.

Y España va bien, el motor de Europa, líder de la recuperación, el modelo a seguir. Sin duda, para nuestras grandes empresas y sus ejecutivos. Las primeras de las que más ganan y los segundos, de los mejor pagados de Europa y con un atractivo añadido, tantas deducciones fiscales que, para ambos, España se ha convertido en un auténtico paraíso fiscal.

Por eso, para soportar todo el peso del país quedamos las clases medias. Los trabajadores y pequeños empresarios. Aquellos que caen diezmados por la voracidad de las grandes empresas mientras los trabajadores ven como aumentan los beneficios de estas en progresión geométrica a la vez que son sacrificados en pos de unos estipendios rayanos al escándalo, de los que los envían a la cola del desempleo o les recortan derechos y salarios.

Aznar es elevado a los altares a pesar de haber sido el hacedor de la mayor burbuja inmobiliaria de la historia de España. Zapatero caído en desgracia por su carácter imberbe y haberse dejado arrastrar por la misma locura. Rajoy preso de la nueva y delirante teología mientras Felipe González se pavonea por encima del bien y el mal, quién lo ha visto y quién lo ve.

Y lo que es peor de todo, la democracia, como nunca, cuestionada. "Es la única forma", "no hay otra alternativa" y todo un machaqueo constante como si la nueva teoría económica fuera incuestionable al margen de sus dramáticas consecuencias. Incluso se dictan leyes y normas que intentan coartar la libertad de expresión de aquellos que ponen en duda sus dictados.

Probablemente no hayamos registrados unas dosis de manipulación mediática en toda Europa y en España en particular como la que estamos presenciando ahora en nuestra reciente historia democrática. Informaciones falsas e interesadas, ocultación de evidencias como veíamos hace solo unos días cuando The Guardian destapaba un informe que el Eurogrupo intentaba ocultar en el que el FMI reconocía sus errores sobre Grecia. Medias mentiras y medias verdades que, en el caso de España, pretenden atemorizar a la opinión pública tras los resultados de las pasadas elecciones municipales y autonómicas y ante las próximas generales, equiparando todo aquello no conforme con la ortodoxia establecida con regímenes aberrantes y brutales que, de forma lamentable, dan sustento a la historia presente y pasada.

Quizá, como dijera Margaret Tatcher, su mayor éxito fuera Tony Blair al resquebrajar este los valores de la socialdemocracia. Quizá, como dice Josep Fontana, el famoso historiador, Orwell erró en 30 años su celebérrima novela, "1984". O quizá, de no mediar algo, estemos a un paso de aquel "Mundo Feliz" de Huxley. ¿Veremos arder libros a los 451° Fahrenheit?

Atentos.


2 comentarios:

  1. Estamos en un régimen fascista a nivel europeo (cuando no mundial) que despliega sus alas. Esto ya es incuestionable. Es un hecho.

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