Más de lo mismo

Tanto monta, monta tanto… Al final, en este mundo de locos que nos ha tocado vivir, la CUP, ha aceptado que sea un convergente, Carles Puigdemont, el nuevo Presidente de la Generalitat. Un nuevo pacto contra-natura, aún más sorprendente del que ya mantenía Convergencia con Esquerra.

Un nuevo favor a los partidos centralistas, su nacionalismo en clave electoral y un craso error para España y la propia Cataluña. Con una mayoría de catalanes manifiestamente en contra del proceso independentista, tal como atestiguan todas las encuestas y evidencian los resultados electorales, en especial de las generales en Cataluña con la victoria de una formación, En Comú, que tampoco está por el mismo.

Por encima del respeto que deban merecernos las aspiraciones que puedan tener todos aquellos ciudadanos catalanes que anhelen la independencia, sí que es posible cuestionar el modelo de coalición y haber convertido en monotemática en las instituciones catalanas un asunto mucho menos prioritario  para el conjunto de la ciudadanía que las devastadoras consecuencias de una crisis económica de carácter tan crónico como sistémico.

Solo la realización de un referéndum que, como decía al principio, a tenor de todas las encuestas, los resultados de las elecciones catalanas y la evidencia de los de las recientes generales, tendría un resultado negativo para la apuesta independentista, podría poner sensatez en todo este entuerto.

Pero una vez más la aritmética electoral prima sobre el sentido común e incluso en un caso de tan flagrante pragmatismo como éste. Tal como ha ocurrido en Cataluña, las dos fuerzas mayoritarias en clave nacional, PP y PSOE, seguirán prefiriendo anteponer sus posibles réditos electorales, peor aún en las actuales circunstancias en Madrid, que las necesidades de los ciudadanos.

Al fin y al cabo, ha sido así como han resuelto el problema los independentistas catalanes: en clave electoral. Es posible que caso de haberse celebrado unas nuevas elecciones en Cataluña, el bloque de Podemos y sus aliados hubiese tenido un peso más determinante que el que tiene ahora en el Parlament. Es posible que ello hubiese beneficiado una posible coalición de izquierdas en el gobierno de Madrid. Es posible que, entonces, el referéndum se hubiera celebrado y es más que posible que su resultado hubiese sido ciertamente negativo al proceso.

Ahora, el referéndum es más difícil que pueda celebrarse, la posible coalición de izquierdas en Madrid es aún más complicada, PP y el ala más reaccionaria del PSOE salen beneficiados por aquello de la “unión nacional” y esas cosas y el enfrentamiento entre Cataluña y Madrid proseguirá cada vez con más encono. Y si algo es rigurosamente cierto  es que desde que Rajoy gobierna en España, los independentistas han pasado de su tradicional 15-20 % a casi la mitad de los catalanes, precisamente por ese mismo enconamiento.

Todo en clave electoral.