“Es la cosa que todos necesitamos, que pocos la tienen y que ninguno cree que le falta” (Benjamin Franklin)
viernes, 17 de junio de 2016
Lobos solitarios y democracia en juego
El asesinato de la diputada laborista británica Jo Cox, a manos de un individuo al grito de “Britain First” (Gran Bretaña Primero), uno de los eslóganes para el Brexit de los grupos de ultra derecha del Reino Unido, de los que el UKIP es su mayor exponente, y que están calando cada vez con más intensidad en una parte de la sociedad británica, vuelve a poner en evidencia el estado de decadencia de la política europea por mucho que se trate de lo que se ha dado en llamar “un lobo solitario”.
A estas alturas del metraje esta crisis económica irresuelta ha convulsionado a todos los países europeos de tal forma que han vuelto despertarse actitudes que se creían desterradas de nuestra sociedad hace décadas. La probada ineptitud de la clase política dirigente en Europa que favoreció el estallido de una crisis económica fruto de la avaricia y la codicia humana que podía haberse evitado ejerciendo el debido control sobre el mundo financiero, ha devenido de manera más que evidente en una crisis sistémica que abarca todas las áreas del modelo social, político y económico del continente.
Hoy, la política de Bruselas está envuelta en una serie de problemas a los que no acaba de dar debida respuesta y que se van haciendo cada vez más complejos ante la ineptitud de los representantes públicos. Un contexto ideológico basado en el neoliberalismo y su extravagante teoría del crecimiento perpetuo en un mundo de recursos limitados, acabó dando lugar a la citada crisis económica y con ella al menoscabo de numerosos derechos laborales, un indecente incremento de los desequilibrios sociales, un brutal aumento de las rentas del capital en detrimento de las del trabajo y un retroceso de las políticas fiscales rebajando de manera encubierta la presión fiscal sobre las clases altas mientras no cede el acoso a las clases medias. Además de una destrucción sistemática de puestos de trabajo consecuencia desde hace tiempo de los avances tecnológicos, de un extraordinario proceso de deslocalización de la industria hacia países en vías de desarrollo donde las condiciones laborales resultan misérrimas y ahora en pos de la máxima optimación de los beneficios. Y todo ello sin dejar de lado los cada vez mayores problemas derivados del cambio climático.
El considerable incremento de los flujos migratorios hacía los países más desarrollados del continente desde el propio seno europeo por sus elevadas tasas de desempleo y precariedad, los procedentes de otras regiones del planeta de donde huyen en masa a consecuencia de guerras y hambrunas y la necesidad de buscar un chivo expiatorio por buena parte de la población ante la atribulada clase política, ha dado lugar a numerosos grupos fascistas o próximos al fascismo que a través de la exaltación nacionalista están atrapando para sí a muchas personas que de una forma u otra padecen las consecuencias de la ortodoxia neoliberal que ha dominado Europa desde prácticamente la caída del muro de Berlín. Y que no dejan de retroalimentarse también ante la pertinaz inquina de los mismos y de la plutocracia dominante contra todas aquellas nuevas formaciones políticas surgidas de los movimientos sociales de los últimos años que intentan recuperar el espíritu integrador de las comunidades del occidente europeo tras el fin de la 2ª. Guerra Mundial.
Por su parte, las redes sociales vienen a ser un elemento aglutinador de numerosas sensaciones en un momento tan sensible de la historia reciente. En este caso su consumada falta de rigor y la continua manipulación interesada de las mismas están dando pie a la aparición de foros en forma de grupos cada vez más numerosos que giran alrededor de una intransigente vehemencia ultranacionalista que produce auténticos escalofríos para los que han formado parte de otras épocas.
La continua alusión a los símbolos nacionales como la bandera, el himno y la heráldica y su apropiación de estos como únicos valedores de su particular interpretación del concepto de patria, aderezados con la proliferación de imágenes de diferentes cuerpos armados o de las propias fuerzas de seguridad del estado y las continuas arremetidas contra todos aquellos que no participen de su vorágine identitaria, han acabado dando lugar a la proliferación de secuencias que recuerdan cada vez con más fuerza las acaecidas en la Europa central durante la Gran Depresión de los 30 y que sirvieron de prolegómeno a la guerra.
Aunque lejos todavía de la trascendencia adquirida en un buen número de países europeos tal como hemos comentado en otras ocasiones y donde ya gozan de importantes parcelas del poder político gracias a las bondades de la democracia, hace solo unas semanas hemos presenciado también en España una tan poblada como controvertida manifestación en Madrid de sus partidarios y simpatizantes lo que sumado a la extensa proliferación de sus signos representativos en las redes sociales pueden ir dando idea del grado de importancia que van adquiriendo también en nuestro país.
La clase política debe darse cuenta de una vez por todas que el principal caldo de cultivo de estas actitudes está en los extraordinarios desequilibrios sociales existentes y en las enormes bolsas de pobreza, en especial en la periferia las grandes ciudades, que se están dando a lo largo y ancho del continente a consecuencia de la crisis. Solo con una poderosa recuperación de la sensibilidad social a través de conceptos como la solidaridad, el bien común y un crecimiento económico sostenible podrá detenerse un proceso que hace solo 80 años, un abrir y cerrar de ojos en tiempos históricos, resultó tan destructivo para toda Europa.
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Si al rebaño le quitas el trabajo, la esperanza y el futuro, ¿qué le queda? Por eso mucha gente gira su desesperación hacia líderes que se aprovechan de ella, utilizando enseñas caducas para reanimar viejos fantasmas. Porque esto que está pasando era la consecuencia lógica de la supresión de las identidades nacionales en favor de una identidad global sometida al consumo y el dinero. Se veía venir.
ResponderEliminarAhora solo nos queda capear el temporal y esperar que las piezas no se muevan demasiado. Una salida de UK de Europa puede propiciar un efecto dominó. Cuando Europa vuelva a estar dividida, entonces ciertas gentes darán el pistoletazo de salida a una nueva era de conflictos armados, con Rusia de por medio. Porque pasará, ese es mi temor: Europa como campo de prácticas de preguerra, países que huyen en estampida y que se dividen entre alianzas paradójicas.
Qué poco pesan las personas en el gran esquema de las cosas.
¿ Ineptitud de la clase política ? ineptitud según para que y para quienes . Si consideramos que no se ha destruido el dinero , no se conoce noticia alguna que se haya quemado en ningún horno cantidades importantes de dinero ni de que hayan arrojado al mar grandes bosas con monedas , por lo tanto el dinero esta , pero lo que si ha cambiado es quienes tienen mas y quienes tienen menos , ha cambiado y mucho , por lo tanto para los que tienen bastante mas dinero no hay ineptitud ninguna todo lo contrario . ¿Bondades de la democracia ? pienso que mas que bondades es prostitución de la democracia ; ¿ Quien elije y mantiene a los políticos ? esta es la cuestión, porque en este país ,por poner un ejemplo, hoy mismo en las encuestan están primero los que cada día salen en los medios con nuevos casos de " cosas feas " , porque en este país seguramente tendrá otra vez la llave un partido que después de 22 años de gobierno y que no ha hecho lo que gran parte de sus votantes esperaban del mismo .Los ciudadanos tiene que dejar de ser " rebaño" como dice Oscar y ser ciudadanos de verdad , ELLOS ( los de siempre ) no son la posible solución . Saludos cordiales
ResponderEliminarEs notoria la falta de sensibilidad de los dirigentes políticos de la Unión Europea. Sensibilidad, inteligencia, empatía... Pendientes siempre de tener contentos a los mercados. Nunca piensan en los ciudadanos. un desastre.
ResponderEliminarUn desastre
Quizá tengáis razón en lineas generales. Es terrible sí, pero francamente me asusta muy mucho afirmar que los políticos que dirigen los destinos de Europa solo están preocupados por las parcelas de poder que les pueden estar quitando en el norte y centro de Europa los nuevos movimientos fascistas y en el sur de Europa la izquierda clásica.
ResponderEliminarSería tremendo admitir que los Sres. de Bruselas no es que se estén mirando el ombligo en asuntos políticos o económicos si no que están convencidos que ésta Europa que beneficia a los que más tienen a costa del perjuicio del resto es y debe ser su objetivo.
Lo malo es que solo queda una de dos. O su grado de torpeza e inutilidad es mayúsculo, lo que cuesta creerse, o realmente... tenéis razón.
Veremos.
Un saludo a todos.