miércoles, 2 de noviembre de 2016

El discurso de Pedro Sánchez

Del mismo modo que si la democracia consigue abrirse camino tras la crisis se estudiará en Ciencias Políticas cómo un partido asolado por la corrupción como el PP ha podido mantenerse en el gobierno, incluso con el apoyo de millones de ciudadanos de una manera única en Europa, en otra medida podría tenerse como optativa una asignatura que describiese y analizara cómo ha podido renunciar a sus principios más básicos y elementales un partido centenario  que entre sus siglas aparecen las palabras socialista y obrero: el PSOE.

La entrevista el pasado domingo a Pedro Sánchez, ex-secretario general del PSOE y poco menos que un apestado para el mismo, en "Salvados", el magnífico programa de Jordi Évole, ha levantado ampollas para unos, despertado sorpresa entre otros y a los que intentamos estar al día de este cada vez más inexplicable mundo de la política no ha venido más que a constatar de una manera fehaciente lo que ya se presuponía desde hace mucho tiempo. Y que no es otra cosa que con un modelo económico como el actual que ha resultado tan favorecedor para las élites, éstas harán todo lo posible para mantenerlo a toda costa.


Pero, en cualquier caso, tales evidencias ponen todavía más en entredicho la figura del ex-secretario general ya que no por obvias sus afirmaciones ello le exculpa de sus actos y declaraciones durante toda su permanencia al frente del partido. Ni que decir tiene que la crisis económica ha consolidado un modelo económico y político que, en manos de las élites económicas, trasvasa las cada vez más devaluadas rentas del trabajo de las clases medias y bajas a las clases más altas, tal como demuestran de manera tan elocuente los datos que facilitan cada año Eurostat para toda Europa y el INE en el caso de España.

O lo que es lo mismo: el beneficio empresarial de las grandes corporaciones resulta, en buena parte, de la devaluación de los salarios de su masa laboral mientras se siguen apreciando los de sus ejecutivos y puestos de alta dirección. Y que tanto los partidos tradicionales como los gobiernos que éstos conforman han quedado rendidos a las mismas, abducidos por la teoría neoliberal que queda en manos de las partes intervinientes a título individual el devenir de la economía, aborreciendo del control de las administraciones públicas y menospreciando la llamada justicia social quedando ésta reducida al ámbito de la caridad. Una consecuencia más de esa interpretación de la sociedad como la suma de sus individuos y no como un colectivo tal como preconizaron liberales, demócrata-cristianos y socialdemócratas en Europa occidental desde el final de la 2ª. Guerra Mundial hasta la década de los 90 del pasado SXX.

"El camino de los mercados actuales es conseguir que la gente gane cada vez menos y consuma cada vez más" (Luis García Montero)

Que Pedro Sánchez no se haya enterado hasta ahora de esto bien clama al cielo, evidencia una ignorancia supina o denota que ni mucho menos se trata de ello si no que durante su mandato se alineó con esas mismas posiciones y que solo ha primado en su persona el interés personal por mantenerse en el cargo hasta que la constatación del derrumbe del partido socialista era evidente y busco en las bases de militantes del mismo su propio salvavidas.

De lo contrario, Pedro Sánchez, podía haber dimitido y esgrimido las mismas razones que ha enunciado ahora el pasado mes de Diciembre, cuando más fácil lo tuvo para intentar formar un gobierno alternativo al actual y, sin embargo, no lo hizo. Decir ahora a estas alturas del metraje que “a Podemos hay que hablarle de tú a tú” o que “España es una nación de naciones”, aun reflejando ello el espíritu  de lo que debería ser un partido socialdemócrata al uso, resulta absolutamente contradictorio con sus afirmaciones realizadas en el mismo sentido hasta hace solo unas semanas.

En cualquier caso, la crisis del partido socialista, con sus connotaciones propias de las que darían para hablar ríos de tinta en especial desde los últimos mandatos de Felipe González, no es más que otro episodio de la crisis de la socialdemocracia europea y, como decíamos antes en buena medida, de la pérdida de las percepciones de los modelos clásicos que comandaron el desarrollo del estado del bienestar europeo tras la guerra y encumbraron al continente como un modelo único en la historia. La quiebra de todos ellos con su supeditación absoluta a la dictadura de los mercados financieros y a la ambición sin límites de las grandes corporaciones, en especial, las de sus directivos cuyas responsabilidades se diluyen entre millares de accionistas sin capacidad de decisión, la ruptura de ese equilibrio entre la justicia social y el egoísmo individual, la aportación del modelo fisiocrático –el laissez faire-, equiparando el desenvolvimiento de las actividades económicas con los ecosistemas de la naturaleza sin tener en cuenta conceptos tan humanos como la avaricia y la codicia y la supeditación de la política de las personas a la política de partido instigando a las masas en el mismo sentido, han consolidado una crisis sistémica que está poniendo en riesgo los mismísimos fundamentos de la democracia.

El solo hecho que la entrevista a Pedro Sánchez hasta hace solo unos días Secretario General de un partido de la importancia en la democracia española del PSOE, que pone sobre la mesa de tal manera las miserias del sistema, apenas haya tenido repercusión en los grandes medios –a pesar de haber sido el programa de televisión de mayor audiencia de la noche del domingo-, aun habiendo quedado estos mismos en evidencia como parte integrantemente del problema –en especial el Grupo Prisa con El País a la cabeza-, son ya de por sí una buena muestra de tales certezas.

La carrera de Pedro Sánchez, consecuencia de todo esto, por muy buenas intenciones que pudiera tener ahora y por mucho “mea culpa” que pudiera atribuirse, lo más probable es que quede relegada definitivamente al ostracismo al carecer de la cobertura mediática necesaria.  Lo peor, un nuevo éxito del sistema, es que el PSOE se ha convertido en un partido en desbandada y de que no mediar poco menos que un milagro, tiene todas las papeletas para, como le ocurriera al PASOK griego, para darse por finiquitado.

El bipartidismo, en España, es evidente que ha muerto pero no en el sentido deseado si no en la disposición de un partido único, algo que la historia se ha encargado siempre en demostrar, ha resultado tan pernicioso para la libertad y la democracia.

4 comentarios:

  1. El PSOE ha sido SIEMPRE el partido del si pero no , el de ni frio ni caliente , hay cantidad de situaciones que así lo demuestran, desde que en 1924 Fco Largo Caballero entro a formar parte del Consejo de Estado de la dictadura de Primo de Rivera , en 1939 Julián Besteiro formo parte del golpe de estado del comandante Segismundo Casado contra el gobierno de la II Republica presidido por Negrin , por no citar lo , de entrada OTAN No de Felipe González o de la " defenestración " del candidato elegido en primarias para la presidencia del gobierno José Borrell por parte de Felipe González y Joaquim Almunia para imponer a este ultimo , podríamos seguir con otros " casos " lo de Pedro Sánchez no es nada nuevo , el desastre del PSOE no viene solo desde ahora , aunque Pedro Sánchez esta en esa línea del si pero no de SIEMPRE , antes decía que no pactaría NUNCA con los populistas ( Podemos ) ni con los que quieren romper España (los independistas ) y ahora el domingo pasado dice con Jordi Evole que " se equivoco " con Podemos y que el PSOE tiene que contar con Podemos ,también dijo que hay que hablar con los independentistas , o sea lo de siempre , si pero no , así le va al PSOE , lo peor es que ESTO no ha terminado aun , tiempo al tiempo SALUDOS

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  2. Sin duda, la historia del PSOE está plagada de luces y sombras. Lo peor en el momento actual es que el PSOE apenas si tiene margen para maniobrar, en el supuesto caso que quisiera hacerlo que esa es otra. Si hace oposición de verdad, Rajoy en unos meses disolverá el parlamento, convocará nuevas elecciones y si no saca mayoría absoluta los pocos diputados que consiga Ciudadanos le serán suficientes, con un PSOE todavía sin liderazgo. Y si no la hace pasará definitivamente al ostracismo. Vamos que "blanco y botella".

    Un saludo.

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