Hasta ahora no había querido escribir de manera explícita acerca de la cuestión catalana, entre otras cosas porque día sí y otro también la inmensa mayoría de los medios de comunicación de toda índole se vienen despachando masivamente al respecto. Eso sin entrar ya en las especulaciones y demás dimes y diretes de los que aparecen en las redes sociales, que en numerosas ocasiones resultan incendiarios, fuera de tono, sin el más mínimo rigor, descontextualizados y que en definitiva tienen por finalidad el enardecimiento de las masas. Pero tengo que ser consciente que mi desempeño en esta revista es el de la crónica política y no me queda otro remedio que echar a rodar unas líneas en relación a todo extraordinario despropósito en el que se ha convertido dicha cuestión...
“Es la cosa que todos necesitamos, que pocos la tienen y que ninguno cree que le falta” (Benjamin Franklin)
martes, 17 de octubre de 2017
El buenista equidistante: la cuestión catalana
En una revista de carácter cultural como es Amanece Metrópolis, resulta un tanto díscolo titular este artículo con una palabra aun no reconocida por el diccionario de la RAE. «Buenista», es un término utilizado desde la óptica liberal de manera despectiva contra todas aquellas personas que creen que a través del diálogo o la solidaridad pueden resolverse buena parte de los problemas que aquejan hoy en día a la humanidad. De hecho, fueron en principio las ONG las más atacadas con el término del mismo modo que son enjuiciadas tan dura y exageradamente cuando alguno de sus miembros comete un acto ilícito o resulta poco acorde con los fines de la organización a la que pertenece.
Hasta ahora no había querido escribir de manera explícita acerca de la cuestión catalana, entre otras cosas porque día sí y otro también la inmensa mayoría de los medios de comunicación de toda índole se vienen despachando masivamente al respecto. Eso sin entrar ya en las especulaciones y demás dimes y diretes de los que aparecen en las redes sociales, que en numerosas ocasiones resultan incendiarios, fuera de tono, sin el más mínimo rigor, descontextualizados y que en definitiva tienen por finalidad el enardecimiento de las masas. Pero tengo que ser consciente que mi desempeño en esta revista es el de la crónica política y no me queda otro remedio que echar a rodar unas líneas en relación a todo extraordinario despropósito en el que se ha convertido dicha cuestión...
Hasta ahora no había querido escribir de manera explícita acerca de la cuestión catalana, entre otras cosas porque día sí y otro también la inmensa mayoría de los medios de comunicación de toda índole se vienen despachando masivamente al respecto. Eso sin entrar ya en las especulaciones y demás dimes y diretes de los que aparecen en las redes sociales, que en numerosas ocasiones resultan incendiarios, fuera de tono, sin el más mínimo rigor, descontextualizados y que en definitiva tienen por finalidad el enardecimiento de las masas. Pero tengo que ser consciente que mi desempeño en esta revista es el de la crónica política y no me queda otro remedio que echar a rodar unas líneas en relación a todo extraordinario despropósito en el que se ha convertido dicha cuestión...
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