Christian Felber |
“Toda la riqueza del país en sus
distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al
interés general.” (Constitución española, art. 128)
Este artículo recogido en nuestra
Constitución, de forma más o menos parecida, podemos encontrarlo en
cada una de las leyes fundamentales de todos los estados de la U.E.
Así, Christian
Felber, un polifacético economista austriaco,
tomando como referencia el artículo de la Constitución de Baviera
que dice: “Toda actividad económica sirve al bien común”,
ha desarrollado un modelo alternativo a la economía capitalista
de mercado y que, del mismo modo, se le denomina “Economía
del Bien Común”.
Al contrario de la brutalidad del
actual modelo capitalista basado en la competitividad a toda costa en
aras del máximo beneficio y en pos de lo que se ha dado en llamar
“el crecimiento perpetuo” por encima de cualquier tipo de
consideración ética, moral, humana, social o política, la Economía
del Bien Común se basa precisamente en tomar estos mismos valores
como principios básicos para su implantación y desarrollo. De este
modo tanto las empresas productivas como financieras acogidas a este
modelo, matizan sus ganancias en relación directa al beneficio
proporcional que puedan repercutir en cada uno de sus participantes,
añadiendo a las citadas premisas conceptos como solidaridad,
cooperación, responsabilidad, apego, etc. lejos de los
desequilibrios existentes de la interpretación más radical de la
Economía
de Mercado que ha abrazado el actual modelo
neoliberal.
Al final de este artículo hemos
incluido dos links con sendas entrevistas a Christian Felber y
Francisco
Alvarez, el que en su día fuera Vicepresidente
de la Bolsa de París y es el principal exponente de la Economía del
Bien Común en España, donde se presentan con bastante claridad los
fundamentos y exposiciones prácticas y reales del modelo, tal como
se están llevando a cabo en la actualidad. Del mismo modo, nos hemos
permitido la libertad de incluir otro link al post al respecto de una
de nuestras comentaristas habituales en este blog, Juliana
Luisa, donde documenta ampliamente el
desarrollo del mismo.
Hoy en día un buen número de empresas
tanto productivas como financieras -en este último caso,
probablemente, sea Triodos
Bank el mayor exponente de un modelo de estas
características dentro de la llamada “Banca
Ética”-, que están acogidas a esta
filosofía con buenos resultados, en especial en una situación de
crisis sistémica como la actual. Sin embargo, no pretendemos ahora
hacer excesivamente extenso este artículo por cuánto ya se aporta
suficiente documentación externa al respecto para comprobar la
veracidad de estas inquietudes, ni vamos a pormenorizar una por una y
por este mismo motivo las
claves y la metodología
del sistema pero sí que vamos a detenernos, por citar un ejemplo, en
una cuestión que puede dar una idea bastante clara acerca de lo que
son sus pronunciamientos sobre la economía real.
Como ya saben los habituales lectores
que escudriñan las tribulaciones de este blog, quien suscribe el
mismo es propietario de una pequeña empresa con varios trabajadores
a su cargo. La Economía del Bien Común plantea numerosas cuestiones
en torno a lo que ha de ser la relación entre empleados y
empleadores en aras del mejor rendimiento de la empresa que deberá
redundar en beneficio de los primeros y los segundos. Pero en el
actual modelo liberal y de mercado nadie pone en duda que es la
dirección de la empresa la que decide los salarios de sus
trabajadores pero... ¿quien decide cual ha de ser el beneficio de
esta?
Francisco Álvarez |
¿Cual debería ser entonces mi salario
con respecto al de mis trabajadores? ¿5 veces más que el que menos
gana? ¿10, 20, 100 veces? Nadie puede poner en duda que si una
empresa se encuentra en un momento extraordinariamente difícil,
habrá de recurrir tanto a reducir los beneficios de la misma como
los salarios de sus trabajadores y si cabe al despido de algunos o
muchos de los mismos con el objetivo de subsistir. Sin embargo, la
crisis actual ha puesto en evidencia -con la anuencia de las
autoridades públicas-, como numerosas empresas con un rango de
beneficio importante están reduciendo sus plantillas de manera
frívola, sustituyendo incluso a unos trabajadores por otros a cambio
de remuneraciones que rayan la miseria, mientras los salarios de sus
ejecutivos siguen manteniéndose del mismo modo o, aún a la baja,
resultan poco menos que escandalosos. Por poner algún ejemplo de
ello nos hemos encontrado recientemente el caso del ERE del diario El
País, donde a pesar de las dificultades económicas que viene
presentando en los últimos años, su presidente, Juan Luís Cebrián,
percibe del mismo unos
emolumentos que superan los diez millones de euros anuales.
O, por el contrario, el caso de Emilio Botín, quien a la cabeza del
Grupo del Banco Santander, con unos beneficios multimillonarios va a
cerrar 700
oficinas con la integración definitiva de Banesto
en su estructura comercial, además de llevar reduciendo
su personal de forma constante desde el inicio
de la crisis. Mientras, su Consejero Delegado, Alfredo Saez, otro
de los asalariados mejor pagados de este país
era indultado
por el gobierno Zapatero.
Probablemente hayamos recurrido a
ejemplos casi extraordinarios pero, en cualquier caso, el
salario medio de los directivos de cualquier
empresa de cierto porte en España se sitúa en niveles absolutamente
desorbitados en relación a sus mismos trabajadores de base. Tanto
que están
incluso por encima de los de sus homólogos de otros países de la
U.E. cuando los salarios de la inmensa mayoría
de los españoles de a pie están
muy por debajo de los de sus vecinos. ¿Puede
haber una justificación razonable a todo esto? Humana, moral y
razonadamente no. Peor aún en un ambiente tan hostil como el actual
donde suena casi a una vejación hablar de sueldos millonarios para
los ejecutivos de numerosas empresas que se simultanean con hordas de
despidos y contrataciones con condiciones más propias de otras
épocas. Como en aquella tragicómica chanza, seremos perfectos
desconocedores de lo que cuesta mantener un jet privado, un yate en
Puerto Banús o un palacete en Pedralbes pero sí que sabemos de
cuanto dolor y cuanto sufrimiento entre tantas y tantas personas que
se encuentran en desempleo o con unas condiciones laborales
absolutamente precarias y una familia a la que atender.
En definitiva, desde mi pequeña
empresa, una vez que haya cubierto mis necesidades básicas... ¿dónde
está el límite a mis caprichos? Eso, ni más ni menos, es lo que
viene a enjuiciar e intentar resolver la Economía del Bien Común.
“Promover el progreso de la
cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de
vida. “ (La nación española proclama su voluntad de...”
Constitución española, Preámbulo)
¿Qué diferencia existe entre el trabajo del director de una empresa y uno de sus trabajadores? Nuestro sistema económico dice que el segundo es una mercancia que se debe comprar al menor precio posible, respondiendo al principio de la oferta y demanda.
ResponderEliminarEstamos en lo de siempre: la diferencia existente entre el trabajo intelectual (aunque habría que ver qué trabajo intelectual desarrolla el directivo de una gran empresa) y el trabajo manual o asalariado. Eso no sucede en una cooperativa. Si todos son trabajos, ¿por qué si las cosas van mal no deciden entre todos qué se puede hacer?
El sistema económico, repito, es inhumano e injusto, y debemos, porque podemos, cambiarlo.
Muy acertado tu análisis
Un saludo
Muchas Gracias Julian por haberme permitido la libertad de utilizar un post tuyo.
EliminarCon respecto a lo que dices no puedo estar más de acuerdo. Y claro, yo también creo que podemos cambiarlo y además pienso que, aún lentamente, estamos en el camino. Hay ya mucha gente en la calle cada día y, aunque por desgracia sea una cuestión de paciencia, si persistimos en ello tarde o temprano lo conseguiremos.
Eso espero.
Saludos
Totalmente de acuerdo con lo expuesto. Lo que hay que tener en cuenta es que todos somos seres humanos y tenemos una necesidades muy parecidas; no es de recibo que mientras unos nadan en excesos y opulentas cuentas bancarios, otros tengan que ser despedidos para evitar la caída en desgracia de los primeros. No es lógico, ni siquiera humano, que por un fajo de billetes se condene una vida inocente.
ResponderEliminarEl desarrollo social pasa por relativizar el valor de las ganancias materiales y buscar una armonía con los sentimientos y las emociones.
Un saludo.
Hola Oscar
EliminarY, por añadir algo más, peor aún ver como se reconoce dede los estamentos públicos como han cometido numerosos actos fraudulentos banqueros y multimillonarios y, sin embargo, se van de rositas y aún más ricos de lo que eran, cuando los demás sufren todo el peso de la ley -leyes más que injustas en muchos casos-, sobre sus cabezas, sus familias y su propia vida.
Un saludo.
Y lo peor de esto es que las diferencias entre pobres y ricos no cesa de aumentar no ya de año en año, sino de día en día. En realidad, el capitalismo es un sistema basado en el mantenimiento artificial de pobres y ricos. Promueve una sociedad de casta donde las diferencias quedan establecidas por el nivel económico, la posesión de riquezas. Esto es fuente de tantas injusticias y abusos, además de tantas masacres y deterioro del medioambiente, que solo puede abocar en una revolución o bien, si el pueblo no se subleva, en una destrucción de los recursos naturales, hasta que nos muramos literalmente de hambre.
ResponderEliminarEfectivamente. Este es el gran error del capitalismo, peor aún llevado a sus límites más extremos tal es el caso. Capaz de generar un extraordinario volumen de riqueza pero, a la vez, una desigualdades terribles. Y como bien dices, a más riqueza mayores desigualdades.
EliminarAl leer tu comentario Lorenzo y ante las posibilidades de un futuro más o menos cercano,de no poner remedio, se me ha venido a la cabeza "Blade Runner", la mítica película de Ridley Scott, donde se presenta un futuro aterrador, con avances tecnológicos espectaculares pero con una sociedad absolutamente destruida en manos de unos pocos.
Esperemos que podamos evitarlo.
Un saludo.
Precisamente, esa es mi película preferida. La mejor para mí de todos los tiempos.
EliminarMás allá de las Puertas de Tannhauser...
Eliminarese es el único futuro posible, fuera competividad agresiva, la economia del bien común, pero sinceramente y ojalá me equivoque, ya no creo que pueda suceder si nos dejamos manejar en manos de las grandesultinacionales.
ResponderEliminaro se rompe este sistema corrupto o no podremos cambiar.
felices fiestas a todos!!!
ResponderEliminarIgualmente, Mar.
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