Si bien el European Recovery Program (ERP), infinitamente
más conocido por el de Plan
Marshall, recibió su nombre en honor del Secretario de Estado de los
EE.UU. George Marshall, sus verdaderos
creadores fueron William L. Clayton y George F. Kennan. El primero
subsecretario de estado para asuntos económicos de la administración Truman y
el segundo diplomático y consejero político para las relaciones internacionales
de la misma. Ambos venían a representar la combinación idónea para la
estrategia que pretendía EE.UU. con el objetivo de la reconstrucción del
continente europeo tras la devastación generada por la 2ª. Guerra Mundial. Por
una parte la fluidez de los intercambios comerciales con el viejo continente
que potenciaría aún más el desarrollo económico de los EE.UU. y por otro el
asegurarse socios políticos al otro lado del Atlántico que pusieran freno al
expansionismo soviético.
Así el 3 de Abril de 1948 el Congreso de los EE.UU. aprobaba
toda una serie de paquetes de ayudas para la reconstrucción de Europa que,
sumados unos a otros, acabaría resultando en unos 25.000 millones de dólares,
hasta 1952 año en que se dio por finalizado el programa. El objetivo inicial
era que dicho programa alcanzara a toda Europa pero la URSS y sus satélites
decidieron quedarse fuera por considerar estas ayudas una injerencia interesada
para tumbar el modelo soviético. También, en algunos países como Suiza o
Suecia, el Plan Marshall infundió un cierto temor inicial a que el exceso de la
influencia de un modelo capitalista podría redundar en una merma del modelo de estado
social que debía construirse. Sin embargo el Plan Marshall quedo al margen de
esta idea y, definitivamente, las ayudas fueron aceptadas por toda Europa occidental.
España, por su parte, sí que quedaría al margen de las
ayudas. Su régimen de un claro carácter fascista, su posicionamiento, a pesar
de su supuesta neutralidad, de forma favorable hacia la Alemania nazi
manifestado incluso de forma activa a través del envío de tropas y el conocido antiamericanismo
de la sociedad española arraigado desde las guerras con EE.UU. de finales del
SXIX, hizo que no fuera considerada en
el Plan Marshall. Habría que esperar hasta la primera mitad de los años 50
cuando las tensiones que se venían acumulando en la Guerra Fría y el enorme
potencial de las fuerzas terrestres del bloque soviético hacía presumible una
derrota en la primera línea de defensa de Europa occidental, dado el caso de un
conflicto militar de hecho. Tras esa
presumible derrota en lo que se diera en llamar la Batalla de Alemania, EE.UU.
necesitaba un lugar donde replegar y concentrar todas sus fuerzas en el
continente. Y no había otro mejor que España por su especial posicionamiento
geoestratégico a lo que se añadía, en lo político, la conocida animadversión al
comunismo y cualquier otro movimiento de izquierdas por parte del General
Franco. Es conocido que, a pesar de las primeras reticencias del núcleo más
duro del régimen, encabezado por el propio Franco, las dificilísima situación
económica por la que atravesaba España fruto de su auto-aislamiento
tras la guerra civil, obligó a este a una serie de acuerdos mediante los cuales los
EE.UU. establecerían bases militares –prácticamente sin control alguno por
parte de las autoridades españolas-, a cambio de ayudas económicas y la
admisión de España en los organismos internacionales.
Aunque, como suele ocurrir, existen opiniones dispares al
respecto, se entiende de forma bastante generalizada que el Plan Marshall favoreció
de manera muy importante la recuperación europea de la posguerra. Pero si cabe,
quizás aún más importante, fue la nueva forma que propició de entender las
relaciones internacionales. Así, lejos de las políticas aislacionistas y
proteccionistas de antaño, el Plan Marshall contribuyó a un nuevo marco de
intercambios comerciales que, al amparo de nuevas instituciones como la OECE, más tarde convertida en la
OCDE y que serían la semilla para las futuras instituciones europeas que,
aunque en la actualidad estén atravesando una gravísima crisis de identidad y
para nada asuman el papel que entonces les correspondió, por aquellos años
marcarían un espíritu de amistad, colaboración y cooperación como nunca se
había dado antes y que contribuyó, por encima de todo a una época de desarrolló
tanto en lo económico como en lo social en el occidente europeo como nunca se
había conocido.
No en vano entre los años 1948-1952 Europa, a través de los
países integrados en el Plan, registro tasas de crecimiento por encima del 35 %,
acabaría con las secuelas del hambre y la miseria de la guerra casi de inmediato y daría pie,
hasta las crisis petroleras de los 70, a una época de prosperidad sin
precedentes. Mientras que en el ámbito de lo social pondría en marcha en su
forma más decidida un modelo, basado en la solidaridad, la
justicia y el bien común, como en ningún otro momento de la historia: el Estado del
Bienestar.
Bueno, en breve nos marchamos a Canadá para ver a nuestro hijo. Dada la distancia, por aquellas tierras andaremos durante más de dos semanas así que, hasta entonces no volveremos a retomar el blog.
ResponderEliminarGracias a todos los que seguis habitualmente el mismo y hasta pronto!
Buen resumen histórico. Al final creo que el post nos acerca a las causas profundas y físicas de la actual crisis económica.
ResponderEliminarEl crecimiento y la prosperidad sin precedente se truncaron con las crisis petroleras de los años 70, cuando EEUU alcanzarón el pico de producción del petróleo. En 2006 se alcanzó el pico de producción global de crudo. Por supuesto que esta es una crisis financiera lo que en definitiva es una crisis de futuro.
Bienvenido al Blog.
EliminarSí, desde aquí intentamos acercarnos a la realidad histórica en aras de entender los sucesos de la realidad actual. Siento decirle que tengo que ausentarme por unos 15 días, por lo que noi volveremos a retomar nuestros artículos hasta entonces.
Un saludo y gracias por comentar.
disfruta pues del viaje!!! ya que no se puede disfrutar de mucho más con este panorama tan terrible!!! Me ha gustado leerte!
ResponderEliminarEstoy esperando tu regreso. Tus entradas constituyen unas magníficas lecciones de historia. Muchas gracias y muy buena estancia en Canadá. Ya no contarás
ResponderEliminarTus clases de historia son magistrales, y aunque las leo un poco tarde, al menos quiero ponerme al día. La historia explica el presente, cierto, y es una pena que las buenas intenciones acaben redundando en tan malas artes por parte de unos pocos que han olvidado qué es lo que importa, dejándose llevar por el afán de lucro y el egoísmo individualista. Esperando ansioso ya la 3ª entrega. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarEn verdad es una satisfacción encontraros aquí nuevamente a todos.
Un saludo y gracias.