Anoche, cenando con unos amigos, uno de ellos recordaba ese chiste
que no por manido siempre nos deja estupefactos, ya saben ese de que “están tres científicos en un restaurante,
uno inglés otro alemán y otro español, y va el español y le dice a los otros
dos: ¿qué van a tomar los señores?”. Vamos que el español, muy a pesar de
su gramaje, ejercía de camarero y seguro que no por aquello de “la movilidad”
que dijo la sin par ministra de trabajo Fátima Báñez, la misma que no
ha trabajado nunca más allá de la política y que será por eso por lo que se
encomendó a la Virgen
del Rocio para que nos sacara de esta maldita crisis.
Uno, que a su hijo lo tiene al otro lado del mundo, como bien
saben los que se atreven a merodear por este blog –dicho esto con todo cariño,
porque como dice alguno de mis amigos, cuanto más te leo más me cabreo y no
precisamente por no coincidir con lo dicho-, lo primero que le llega a la
memoria cuando escucha dicho alegato es la ilusión con que el muchacho afrontó
su carrera –nada menos que en la madrileña Complutense, otrora recubierta de
gala y prestigio y hoy “en pelota viva” gracias a la Aguirre y sus consortes
para dar asi más lustre a sus amigos de las privadas-, y el desengaño que se
fue llevando conforme avanzaban los años, además del dineral que nos costó
completar su formación, visto lo visto, a base de cursos ajenos a la misma. Así,
como el científico del chiste, allá anda por aquellas lejanas tierras el hombre
buscándose la vida en lo que pilla después de que esta putrefacta casta
política lo haya echado del país.
Puestos ya en materia, no vamos ahora a profundizar en cifras y
datos que están al alcance de cualquiera en los medios de comunicación, donde
se manifiestan claramente unos recortes
por encima del 30 % en las partidas presupuestarias para la ciencia, la
investigación y el desarrollo en los últimos años y a instancias tanto del
gobierno actual como del anterior. A lo más, el presidente Rajoy, aduce ahora
que cuando se den las condiciones propicias para ello volverán a prodigarse las
ayudas a la ciencia en la medida que le corresponde. Lo de siempre, vamos, más
o menos. Pero si a esto y a todo lo visto hasta ahora, añadimos las últimas
declaraciones de otro inefable ministro, José Ignacio Wert, por las que pone
encima de la mesa la posibilidad de que se eleve
la nota mínima para poder acceder a una beca universitaria, -curiosa suposición
esta cuando viene de un ministro que suspende
claramente a tenor de las encuestas-, todo ello en si viene a formar un
compendio más que cuestionable cara al futuro de nuestra sociedad.
Decía Theodore Roosevelt que “la
democracia debía progresar o acabaría dejando de serlo” y parece que,
conforme avanzan los acontecimientos, al menos en Europa, desde el inicio de
esta crisis en 2007, la mayor parte de las actuaciones de los diferentes
gobiernos europeos y en particular los de la Comisión Europea, van encaminados
en ese sentido. Mientras las decisiones más importantes se toman en cualquier mancebía
lejos de las instituciones que han sido elegidas por el pueblo, lo que es peor
aún, estas se hacen a espaldas del mismo por cuanto lo que todos
los sondeos de opinión barajan un día sí y otro también. Y todo ello, no obstante, ante la sorprendente
impasividad de la mayor parte de esa misma población que sufre y va a seguir sufriendo
cada vez más sus consecuencias.
En el caso de España los anteriores gobiernos de José Mª. Aznar y
José L. Rodríguez Zapatero se encargaron de levantar un gigantesco castillo de
naipes que de manera inevitable se desplomaría, tal como sucedió, al más mínimo
viento de cambio pero que embaucó al grueso de la población en un frenesí
consumista que acabo sirviendo solo para que la riqueza aportada por su
conjunto fuera acaparada en unas pocas manos, mientras que la mayor parte de la
misma veía como sus ingresos se estancaban, disminuían o, en el mejor de los
casos, apenas si se incrementaban de manera sensible. Una maniobra con
resultados tan extraordinarios que difícilmente podría suponerse, a priori, tan
bien pensada. Ahora, el gobierno Rajoy –lo que podría ser extrapolable al resto
de sus coetáneos europeos-, parece empeñado en asestar el golpe definitivo haciendo
desaparecer esa ingenua clase media que encumbró a unos pocos para al final
verse sometida por estos y, de paso, enviar al pozo de la miseria a todo lo que
quede por debajo de ella.
Hace unos años ni siquiera podríamos haber imaginado una
aseveración como esta pero, a estas alturas del metraje, qué creer si no de tal
grado de ineptitud, negligencia, incapacidad,
torpeza o incompetencia de quienes, por gracia de la democracia, fueron elegidos
para dirimir nuestro destino.
Varios comentarios en uno solo.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que dice Rajoy, él sabe que no es cierto que "cuando se den las condiciones propicias volverán a prodigarse las ayudas a la ciencia en la medida que le corresponde". De la ciencia y la técnica se encargarán las grandes empresas multinacionales en las universidades ptivadas. Al sistema no le agradan las universidades públicas: pueden investigar lo que a ellas no les interesa y pueden enseñar a los estudiantes a pensar de firma crítica.
En cuanto a Wert, puede poner la nota que quiera para acceder a la universidad, siempre que sea la misma para los ricos que para los pobres, como quiere hacer con las becas.Encima de que uno es pobre tiene que sacar una nota más elevada para estudiar en la universidad. Eso se llama discriminación y va en contra de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Estoy de acuerdo con Roosvelt:la democracia ha desaparecido porque no hemos hecho uso de ella. La situación actual es consecuencia de la expresión "no me interesa la política".¿Cuándo empezaremos a obrar según indica la Constitución: gobierno del pueblo, para el pueblo?
Un saludo
Lo supongo Juliana. Supongo que Rajoy dice lo que dice bien de manera ingenua -lo que es dificil de creerse-, o a sabiendas que nunca volveran esos tiempos en el que el estado promueva la ciencia en beneficio de todos y lo más probable es que esta quede en manos privadas que la desarrollará conforme a sus intereses.
EliminarLo de Wert resulta más que obvio y este es un proceso que empezó hace ya algunos años. Volvemos a tiempos preteritos donde solo podían tener la facultad a su alcance los hijos de los ricos terratenientes que, en la mayoría de los casos, terminaban sus carreras "a base de jamones", que decíamos por estos lares.
Y, por último, la democracia lo que expresa, ni más ni menos es la voluntad popular y mientras unos estamos a una cosa el resto aprece que esta a otra. En fin, veremos.
Un saludo.
Lamentable haber llegado a esta situación sin que el pueblo haya sido capaz de levantarse. El calla, otorga; el pueblo, callando, ha otorgado las peores injusticias. Y las que quedan por llegar. No es posible hacerlo peor, y lo digo tanto del lado de los políticos como del de los electores, que a sabiendas de que el gobierno gobierna en contra de ellos, ¡no hacen nada!
ResponderEliminarSí que es cierto cuanto afirmas Lorenoz y negar tal evidencia es peor aún que no admitirla. Ya lo hemos comentado en varias ocasiones y quería aprovechar la ocasión para remitrte a este artículo de Rosa Mª. Artal, publicado en El Diario, al respecto: http://www.eldiario.es/zonacritica/Periodismo-politica-relacion-contaminada_6_147395277.html En el que, más o menos, viene a culpabilizar de la inactividad de la mayor parte de la sociedad ante la situación actual a la actitud de los medios de comunicación. No tiene desperdicio.
EliminarUn saludo.