El espectáculo que está dando el PP con el caso Bárcenas, además de rayar lo esperpéntico, está haciendo perder a la democracia española los pocos enteros que le quedaban desde que asomara esta puta crisis hace ya seis años por estas mismas fechas. Seis años han pasado ya desde que el anterior presidente del gobierno no pareciera o no quisiera enterarse de lo que se venía encima y el actual lo utilizará para hacerse con su sillón de La Moncloa, aunque para ello tuviera que engañar hasta “al tate”, que diría mi madre, con un partido detrás que tenía de todo o casi todo, menos de liviano y honrado.
Lo de honrado hace tiempo que saltó por los aires en el seno
de los populares y lo de liviano cada vez, no solo nos sorprende el derroche y
los delirios de lujo y grandeza de algunos de sus más altos representantes,
sino que roza también casi el insulto al resto de mortales que tenemos que
soportar, día sí y otro también, sus lindezas a través de su endiabla
austeridad para todos excepto para ellos mismos. Y no solo para con los de su partido sino
cuando se trata de la clase política en general, donde cada día es más difícil
hallar recoveco alguno donde encontrar
un mínimo de lúcida honradez. Y digo lo de lúcida por que o bien es que
realmente esta casta política debe estar convencida de que somos tontos y lelos
o que la tonta debe serlo esta por creérselo. Si no, hay están las propuestas para
reformar las administraciones públicas presentadas recientemente a bombo y
platillo, que no por ser necesarias terminarán acabando con los huesos de
muchos en la calle si no que, una vez más, se han vuelto a olvidar de las de
las suyas propias, es decir el Senado o las Diputaciones Provinciales que, a
pesar de su probada inutilidad, no dejan de ser un reducto para jubilados de la
política de primera línea y de estómagos agradecidos para con la misma. Eso sí,
a la vista de la tibia reacción del pueblo ante tamaños desmanes y dislates, la
verdad que a veces se hace difícil creer en la capacidad de este para redimir
su futuro, por mucho que se nos quede la cara de tonto cuando vemos tamaños
atropellos y escuchamos auténticas necedades de parte de las primeras espadas
de los principales partidos políticos de este, cada vez más, ridículo país.
Por todo eso, resulta el colmo de la desvergüenza que el
Partido Popular, insista una y otra vez en ser el
modelo de la honradez y la transparencia cuando su tesorero, hasta hace dos
telediarios y con la pública y entusiasta defensa del mismo, amasó una inmensa
fortuna solo con los retales que le dejaban las inmensas cantidades de dinero
que entraban en el PP bien vía a través de la consabida trama Gürtel, bien a
través de multimillonarias donaciones en busca de ulteriores beneficios y
variadas prebendas. Todo esto “presuntamente” y si es que algún día conseguimos
que el juez termine un proceso que, cada vez, resulta más interminable y que ya
se llevo al juez Garzón por delante. Y
con eso y todo si no es suficiente nos los aderezan también con casos como los
de Arenas
o González
Pons que, al fin y al cabo, no dejan de ser fruto de su propia y si cabe ya
hasta excéntrica prepotencia.
Claro que era
necesario un cambio ante la nefasta gestión del presidente Zapatero pero no de
siglas y logotipos para seguir encallados en más de lo mismo, sino de un modelo
que ha arrastrado a millones y millones de familias al pozo de la miseria a lo
largo y ancho de todo un continente.
“No se puede cambiar
el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared.” (Sri Pandit Jawaharlal Nehru)
Me acojo a la frase de Sri Pandit Jawaharlak Nehru.
ResponderEliminarEste comentario está hecho después del correspondiente al siguiente artículo. Desde ese punto de vista esa frase tiene una espacial importancia
Un saludo
OK Juliana, desde luego.
Eliminar