En buena parte de la población española, casi con toda probabilidad
fruto del interés partidista de determinados grupos mediáticos y los que es
peor aún con miras poco menos que a ideologizar a la misma, ha calado la idea
de que 17 Comunidades Autónomas, el desarrollo del Estado del Bienestar, sus
servicios y prestaciones sociales, y el exceso de infraestructuras públicas son
en buena parte culpables de la crisis actual que asola a España desde hace ya
casi 6 años y especialmente causantes del tan manoseado déficit público.
Si bien es cierto que el desarrollo autonómico podía haberse
ejecutado de mucha mejor manera y que la megalomanía de la casta que ha regido
la política española desde finales del siglo pasado ha despilfarrado ingentes
cantidades de dinero en mega-estructuras , muchas de ellas lejos del más puro
sentido común (aeropuertos, líneas de alta velocidad o palacios feriales y de
congresos a tutiplén, entre otras), en cualquier caso no es aquí donde radica
el verdadero problema del déficit público español. Menos aún venir a
culpabilizar el desarrollo del Estado del Bienestar ya que el mismo no empezó a
extenderse en España más de dos décadas después de que lo hiciera en los países
de su entorno, por lo que resulta más que obvio y los datos y cifras son harto
elocuentes si nos comparamos con cualquier
vecino allende de los Pirineos con nuestro nivel de desarrollo, que aún nos
queda mucho por rodar en ese sentido.
España, a pesar de todos sus dislates en esa década de
locura descomunal 1998-2008 con esas suntuosas,
desproporcionadas e inútiles súper-infraestructuras, sigue
teniendo un gasto público/habitante por debajo de la media europea y por
supuesto muy lejos de Francia, Reino Unido, Suecia, etc. Otra cosa muy distinta
es que este haya aumentado de forma considerable a costa de la crisis pero ello
ha sido consecuencia del aumento de prestaciones sociales derivadas de una
elevadísima tasa de desempleo. Aún así y según los datos publicados recientemente
correspondientes a 2012, dicho déficit seguiría estando por debajo de la media,
alrededor
del 47 % del PIB/hab. Donde,
verdaderamente, se produce un déficit significativo en nuestro país con
respecto a su entorno es en la diferencia porcentual entre ingresos y gastos. O
lo que es lo mismo, España ha venido funcionando, en la práctica, como un
paraíso fiscal desde la época franquista para las grandes empresas, por lo que el
problema de las administraciones públicas, que viene arrastrando desde
entonces, es su bajo nivel de ingresos procedente tanto de las grandes
empresas, sociedades, grandes capitales, etc. y que se ha pretendido amortizar
gravando sobremanera las rentas procedentes del trabajo. Lo que, a la vez de
resultar un fracaso, presenta un claro agravio comparativo que se ha acabado
traduciendo en enormes desequilibrios entre lo que aporta al bien común en
especial la clase media, en comparación con las clases altas.
Lo que, por otra parte, encaja de lleno en la teoría liberal en lo que se refiere a la libertad individual y la capacidad y solvencia de cada persona para valerse por sí misma de todas sus necesidades sin la ayuda del estado. O lo que es lo mismo, también desde ese punto de vista ¿por qué habrá de aportar aquel que no usa de los recursos del estado para que se beneficien otros que sí precisan de los mismos, aunque estos últimos no puedan hacerlo? Por muy cruel que esto parezca, ese es el pilar fundamental del modelo capitalista, la fisiocracia. Lástima que sus fundadores, allá en la Francia del SXVIII, no se acordaran de la vanidad, la avaricia y la codicia humanas al entender la economía del mismo modo que las leyes que rigen la naturaleza.
Lo que, por otra parte, encaja de lleno en la teoría liberal en lo que se refiere a la libertad individual y la capacidad y solvencia de cada persona para valerse por sí misma de todas sus necesidades sin la ayuda del estado. O lo que es lo mismo, también desde ese punto de vista ¿por qué habrá de aportar aquel que no usa de los recursos del estado para que se beneficien otros que sí precisan de los mismos, aunque estos últimos no puedan hacerlo? Por muy cruel que esto parezca, ese es el pilar fundamental del modelo capitalista, la fisiocracia. Lástima que sus fundadores, allá en la Francia del SXVIII, no se acordaran de la vanidad, la avaricia y la codicia humanas al entender la economía del mismo modo que las leyes que rigen la naturaleza.
Cómo aún no parecía suficiente, con la llegada de la horda
neoliberal a mediados de los 90 y el estallido de la crisis en 2007/08, Pedro
Solbes –un liberal vestido de socialdemócrata-, dispuesto a darlo todo en su
errónea idea –eso sí, por entero fiel al mismo modelo-, de que “a menos
gravamen”, más inversión en España, lo que aportaría una suma final de riqueza
para todos, volvió a rizar el rizo en su reentré como ministro del gobierno
Zapatero, promoviendo mayores deducciones a estos grandes grupos empresariales.
Desgraciada idea ya que, una vez más y como demuestra la historia desde la
profundidad de los tiempos, esto no ha servido de nada, solo para que las
grandes fortunas de este país no crearan puestos de trabajo, los pocos que
crearon fueran y son cada vez más precarios, para acabar, en numerosos casos,
desmontando la poca industria transformadora y manufacturera existente para
llevársela a otras regiones del mundo donde contar con trabajadores en régimen
de semi-esclavitud. Mientras, a través del Impuesto de Sociedades, solo aportaban
el 3.5 % de su beneficio al
bien común de este país.
Sí sí, ha leído bien, el
3.5 % de su beneficio fue lo que aportaron los grandes grupos empresariales
que controlan la economía española y copan el Ibex-35 por sus resultados del ejercicio 2011. El
gobierno del PP dándose cuenta de esto ha conseguido revertir en algo la
situación para que este año, las mismas, hayan aportado por el mismo concepto,
su mayor carga fiscal de la historia por ello, nada más y nada menos que… el 12.5 %. Poco más de la línea habitual salvo el citado ejercício 2011. Todo un éxito, si no
fuera por qué el tipo para este impuesto en España es del… ¡¡30 %!! Y que para más sorna está por encima de la media europea. Pero que, a su vez, es víctima de
las enormes desgravaciones, amén de otras triquiñuelas legales, que expertos
asesores ponen en marcha para evitar mayores cargas, según
fuentes del propio Ministerio de Hacienda, sobre las grandes compañías.
Vamos, en definitiva, que si hiciéramos pagar a las grandes
empresas lo que debería corresponderles y el gasto público fuera, como poco,
eficiente tendríamos un país con infinitamente mejores servicios, mucho menos
paro y con una mucha mayor capacidad de respuesta ante una crisis de la
profundidad y dimensiones de esta.
De acuerdo contigo. Pero hacer pagar a las empresas va en contra del imperante sistema económico fundamentalista del mercado, que supone (para lo que le interesa)para que los mercados funcionen bien no se debe interferir en su funcionamiento. Hacer que paguen es interferir en su funcionamiento.
ResponderEliminarPor otra parte, para aumentar el PIB es necesario comprar y vender, y eso lo pueden hacer las grandes empresas mejor que el ciudadano pobre.
En cuanto a tener mejores servicios, la OMC lleva mucho tiempo presionando para que en la UE se privaticen todos los servicios.
Un saludo
Gracias por tu comentario Juliana
EliminarAndamos escasos de personal ahora en el trabajo, por aquello de las vacaciones, así que ando justo de tiempo y ahora, también me voy a tomar las mías, así que me temo que ya hasta Septiembre no volvere a poder retomar el ritmo de mis artículos.
Pero amenazo... volveré.
Un saludo.