martes, 12 de julio de 2011

Banqueros o bancarios

Decía en el artículo anterior que a la estadística solemos llamarla “la ciencia de la mentira” por cuanto, por ejemplo y según la misma, si Ud. gana un millón y yo cero patatero, resultará que cada unos nos guardamos medio millón y eso, evidentemente, es una tajante mentira. Pero lo llamativo de esto es que en este mundo que nos tocó vivir y no muy lejos de aquí hay asalariados que no ganan ni uno, ni dos, ni tres sino hasta más de diez millones de euros al año, o lo que es lo mismo más de 1.600 millones de las antiguas pesetas. Y la mayor parte de ellos son nuestros queridos amigos los banqueros aunque también podrían llamarse bancarios ya que, en ocasiones, ni siquiera son los principales accionistas del banco para el que trabajan.
 Muchos de estos sueldos hoy podrían considerarse indecentes ya que se trata de altos ejecutivos de entidades financieras que han recibido una importante inyección de dinero por parte del estado al objeto de salvarlas o, al menos sanearlas, consecuencia de la crisis financiera que ellos mismos han provocado. Y que, en agradecimiento, extorsionan ahora al mismo exigiéndoles medidas y recortes en detrimento del resto de los ciudadanos.  El colmo del despropósito es el caso de los bancos alemanes que han dispuesto de más de 400.000 millones de euros en ayudas por parte del gobierno federal para evitarles el colapso y tienen estranguladas a decenas de millones de personas en todo el continente –sobre todo en los llamados países periféricos-. La banca alemana es la primera acreedora de Europa en connivencia con los diferentes gobiernos alemanes que desde la caída del muro de Berlín han venido extorsionando al resto de sus socios europeos forzando la importación de sus productos intentando compensar así un deficiente consumo interno y un gasto gigantesco derivado de la reunificación.
En España tenemos el caso singular de Rodrigo Rato, ministro de economía durante el gobierno Aznar que no se enteró de las deficiencias y consecuencias previsibles de la famosa Ley del Suelo, siguió sin enterarse de nada en el FMI, y que por algún designio político acabó desembarcando en una Caja Madrid a la que ha ayudado a situarse al borde del desastre y que, tras verse obligada a convertirse en un banco –del que está por ver su solvencia-, él se ha asegurado un sueldo de más de 3.5 millones de euros al año por estar al frente del mismo.
¿Cuándo tendremos políticos de relevancia en Europa que, realmente, atiendan las demandas del pueblo y sean capaces de someter a estos tiburones, renombrados como mercados, a los designios de las leyes y al control de los estados?
Por último, seguro que se ha hecho usted alguna vez esta pregunta: ¿en que se gastará, un tipo de estos, 10 millones de euros cada año?

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