viernes, 12 de agosto de 2011

La manipulación mediática. (Cap. I)

Ante la evidencia de los datos objetivos, demostrados de forma absolutamente empírica y desde los puntos de vista histórico y macroeconómico, ¿cómo es posible que una gran parte de la población crea que la crisis actual solo sea una más entre tantas otras y no tenga el verdadero carácter sistémico que tiene? ¿Cómo es posible, igualmente, que esa misma gente piense que estamos ante una situación pasajera que solo es culpa de la nefasta gestión de unos cuantos políticos de baja ralea y que, en el momento que cambien su sillón de posaderas irá todo a mejor? ¿Cómo puede obviarse que estamos viviendo la mayor crisis social, económica, política y de todo el sistema en su totalidad a escala mundial, más importante desde la Gran Depresión de la década de los 30 en el pasado siglo XX?

Veamos por ejemplo en el caso español, como estas cuestiones resultan igualmente flagrantes. Que el presidente Zapatero ha sido un mal gestor en lo económico es evidentemente cierto, pero lo es mucho peor desde el punto de vista de la socialdemocracia que desde la óptica liberal –que es la que más lo ultraja-, como veremos a continuación. Si repasamos sus 4 primeros años de mandato al frente del ejecutivo comprobaremos fácilmente que se siguieron, a pie juntillas, las políticas neoliberales del anterior gobierno de José Mª. Aznar. De hecho la burbuja inmobiliaria que empezó a formarse con la aprobación de la Ley del Suelo en 1998, siguió hinchándose de tal modo y absorbiendo tal cantidad de mano de obra que la cifra más baja de paro conocida en España, desde que existen registros fiables, fue del 8.3 % durante el año 2007, al cabo de 3 años de gobierno del PSOE –llegando incluso a estar por debajo del 8 % en algún momento del año-, justo antes del pinchazo de la misma. Y por lo que respecta a la carga fiscal, el gobierno Zapatero ha seguido favoreciendo, durante todo su mandato, a las clases altas en la misma línea de su predecesor, privatizando y desregulando los mercados tal como marcan las directrices liberales.


Una vez destapada la crisis y su desorientación inicial, propia de un ex-socialdemócrata reconvertido a la corriente más visceral del socio-liberalismo, ha venido cumpliendo rigurosamente con los preceptos enviados por los mercados y la corte neoliberal europea, es decir recortes, recortes y más recortes a las clases populares. Mientras que, desde la realidad de un socialdemócrata, lo más lógico hubiera sido presentar la dimisión, en ese mismo momento, antes que actuar en contra de sus principios más básicos. Sin embargo actuó y lo ha seguido haciendo en la línea que además proclama su más que probable sustituto en el cargo, Mariano Rajoy que ya nos viene advirtiendo que “tomará medidas tan duras que no van a gustar a mucha gente, mejor dicho que no van a gustar a casi nadie (sic)”. Es decir más y más recortes, algo que si que encaja claramente dentro de los principios neoliberales que su partido defiende. Por ello que, en los últimos tiempos, en el argot popular y dada la similitud entre las políticas de uno y otro partido, al partido socialista se le denomine también como PPSOE.

Por lo tanto ya estamos viendo, en una primera aproximación, como la industria mediática a través de sus medios de persuasión que no de comunicación, nos ha presentado a un político de corte claramente liberal, como un político vil que a través de un supuesto socialismo de lo más reaccionario ha llevado a España a la ruina. El objetivo de ello resulta de lo más obvio: hacer creer a la población que las políticas de izquierdas –el que no lo sean en la práctica es lo que menos importa-, son ruinosas para la sociedad mientras que las de derechas son grandes generadoras de empleo y riqueza.  De hecho, del caso de Irlanda, país “rescatado” por la U.E., apenas si se hace mención en los medios; del carácter ultra-liberal de los sucesivos gobiernos de la isla, donde menos impuestos se pagaban, el de mayor desregulación, el que más creció desde la entrada del milenio, etc., tanto es así que se le llegó a poner como ejemplo a seguir para el resto de la comunidad europea

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