domingo, 4 de septiembre de 2011

Educación, bendito tesoro.

Sin educación, sin cultura, no hay desarrollo y, además, no hay capacidad de juicio y de crítica juiciosa. Por el contrario nos encontraremos con una sociedad imberbe y fácilmente idiotizable. ¿Es este el futuro que el PPSOE (PP+PSOE), quiere para nosotros y nuestros jóvenes? ¿Es esa sociedad orweliana, carente de derechos y libertades “en odiosa armonía” la que preconiza el futuro?

Resulta cuanto menos indecente que el pilar fundamental para un correcto desarrollo futuro de la sociedad como es la educación, este siendo maldecido también a base de recortes por esta horda de politiquillos tan decepcionante con las que nos ha tocado compartir nuestras vidas. Y con el perjuicio añadido de miles de profesores que pierden su empleo –ya de por si precario-, y sus opciones a una plaza en un colegio público con la práctica congelación de las bolsas de trabajo.

Es inconcebible que el país más subdesarrollado socialmente de la UE-15 (los de similares características de la UE), reduzca su aportación a la educación considerándola un gasto en vez de una inversión fundamental para el futuro. No se puede calificar más que de esperpéntico ver como una pluriempleada –presidenta de CM y secretaria general del PP-, con astronómicos ingresos como la Cospedal, o la Aguirre en Madrid y todos los que quedarán por venir, condenan a un futuro incierto a una buena enseñanza pública –mientras, en algunos casos, se aumentan los favores a lo privado-, en beneficio de la costosa enseñanza privada al alcance solo de unos cuantos que puedan pagarla. Tan evidente es que el sistema educativo español precisa de una seria reforma como obvio que este camino solo promoverá un peor proceso formativo en detrimento del desarrollo del país.

En el mundo neoliberal no tienen cabida conceptos como la ética y la moral y todo queda supeditado al poder del dinero. Y quien controla el poder lo tendrá todo, por ello nada mejor que una masa inculta a la que de manera fácil pueda manipularse. Para eso la industria mediática a su servicio es el mejor instrumento para sugestionar a esa misma sociedad como culpable de su destino, haciéndola caer así en sus redes por unas cuantas migajas y su pequeña ración de seguridad que, al fin y al cabo, es para ellos la deformación de un bien tan extraordinario como es la libertad. Hay que abrir los ojos a tanto engaño y zafiedad, nos jugamos el futuro, no solo el nuestro, sino lo que es más importante el de nuestros hijos y debemos saber elegir entre uno basado en el bien común y otro en la tiranía del poder económico y la ausencia de libertades.

Ya consiguieron que una gran parte de la población haya educado a su progenie en el consumo exacerbado y en el más baladí de los egoísmos, donde solo prima lo individual en detrimento de lo colectivo. Aún estamos a tiempo de evitar la consagración de tal extremo en toda la sociedad y para ello solo tenemos que ser conscientes de lo que está pasando. No podemos quedarnos solo en lo superficial, debemos mirar más allá y darnos cuenta de que se nos está predisponiendo a un futuro incierto a costa de culpabilizarnos continuamente del desastre. No podemos permitir que el Estado del Bienestar que tanto nos costó edificar pretendan robárnoslo delante de nuestras mismísimas narices.

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