El diario Expansión publicaba el pasado miércoles la noticia de la inminente subida de los precios de las labores de tabacos de la compañía norteamericana Philip Morris en España. A tenor de la noticia que publica el diario, el principal argumento esgrimido a tal efecto, es la buena voluntad de las tabaqueras para evitar los perjuicios causados a las arcas del Estado –ante la caída en la recaudación de los impuestos especiales que fiscalizan el tabaco-, consecuencia de la guerra de precios habidas entre las diferentes compañías desde el mes de mayo pasado.
Encima… ¿cachondeo? Las multinacionales tabaqueras, petroleras, constructoras de automóviles y un sinfín de etcéteras han causado con sus prácticas y el sobreseimiento y servilismo de los principales gobiernos de todo el mundo aferrados a la doctrina neoliberal, destrozar todo un modelo de sociedad que debía haber estado basado en la solidaridad y el bien común. Y no en el beneficio propio a costa de lo ajeno y de los despuntes de una línea quebrada en una gráfica, sobre la pizarra de un estrado y frente a una partida de caníbales del poder y el dinero elegantemente enchaquetados.
Ahora parece que algunos de los llamados ricos quieren ganarse su trocito de cielo después de haber permitido –y, en muchos casos haber sido parte activa de ello-, condenar a la miseria a centenares de millones personas a lo largo y ancho de todo el planeta Tierra. Que se metan sus limosnas y sus prebendas por donde les quepan que habrá de ser el pueblo –si algún día lo consigue o le dejan-, quien habrá de enjuiciar sus vilezas.
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