miércoles, 9 de noviembre de 2011

El turno de Italia

Bueno, pues parece que le ha llegado el turno a Italia. Primero fue Grecia, después Irlanda –el modelo a seguir para los neoliberales hasta entonces-, Portugal, después España queda contra las cuerdas y ahora es Italia la que se encuentra al borde de la intervención si “Il Cavaliere” no hace lo que en Bruselas han dado en llamar “los deberes”. Es decir como en los casos anteriores, sumir al pueblo en la desgracia a través de recortes y más recortes, para sufragar los desatinos de los más poderosos. Francia ya se ha ido adelantando –para sacar “buena nota”, ante esas agencias de calificación que califican según su interés-, y dice que va a “recortar” –perdón por que lo haga en texto ya que tales cifras me confunden-, cien mil millones de euros en los próximos tres años. Ahí es nada.

Preguntar por quien será el siguiente no pasa de ser un ejercicio cabalístico. Si Italia llega a ser intervenida –la 3ª. Potencia del euro-, según dicen y parece bastante lógico a primera vista, estaremos ya ante el principio del fin, aunque tampoco sepamos muy bien donde estará este ni cómo será dicho final. O si, a lo mejor, no es el final sino el principio de algo que tampoco sabemos que será. Pero lo cierto, lo auténticamente cierto, es que llevamos cuatro años metidos en este agujero por la avaricia y codicia de no pocos desde hace casi otros veinte y nuestra esperpéntica clase política, después de flirtear más de un decenio con los mismos, sigue incapaz de enfrentarse a ellos y está sumiendo a millones de ciudadanos europeos  en la pobreza. Y lo que es peor, augurando un futuro cada vez más negro –la Merkel, nuestra querida chicarrona aunque bajita y pizpireta,  habla ya de más de diez años de travesía del desierto-, quien sabe si encaminados a la fatídica sociedad orweliana o al calamitoso futuro de los blade runner.

El esperpéntico debate del pasado lunes nos presentó por enésima vez a nuestros  rubaljoys ensimismados en sus pareceres. Y, según se dice, para nada hablaron de la corrupción política, de la financiación de los partidos, de las reformas electorales, de la participación ciudadana, en fin de todas esas cosas que a los ciudadanos nos interesa con respecto a ellos, para saber si podemos contar o no con estos individuos para poder ver la luz del final del túnel de esta maldita crisis.

¿Qué tendrá que ocurrir, no ya solo con estos que los tenemos cerca y tenemos que soportarlos cada día, que a los demás allende de nuestras fronteras “cada palo que aguante su vela”, para que todos estos politiquillos de tres al cuarto con los que hemos tenido la mala suerte de compartir nuestras vidas en nuestra querida Europa desde finales del siglo pasado, se den cuenta de que lo están haciendo rematadamente mal y que cada día que pasa estamos un poco peor y las previsiones son peores para mañana? Hay numerosas y reconocidas personalidades de la economía, la ciencia y la historia que están proponiendo otras alternativas a toda esta interminable serie de desatinos. Por lo que, llegados aquí, volvemos a la eterna pregunta ¿por qué no se les hace caso y se les da, visto el fracaso, la oportunidad  de probarlas?

2 comentarios:

  1. En el año 1802 Thomas Jefferson (3º presidente de EEUU) dijo: "Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecen en torno a los bancos privarán a la gente de toda posesión. Primero por la inflación y después por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo sobre la tierra que sus padres conquistaron."

    Saludos indignados!!!
    http://15mikel.blogspot.com/

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  2. Y acertó de pleno, hace más de doscientos años. Y lo peor, ya ha habido otro precedente práctico con la Gran Depreseión de los 30 pero, por lo que se ve, una vez más y por desgracia, las enseñanzas de la historia no sirven de nada. Gracias por tus comentarios. Un saludo.

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