lunes, 9 de marzo de 2015

De tertulianos y tertulias

Confieso que he hecho un penúltimo esfuerzo por ver uno de esos programas de pseudo-debates políticos que ponen en la caja tonta los sábados en la noche. Que por cierto no tengo ni idea de cuando acaban por que cuando salgo, llegue a la hora que llegue todavía siguen enzarzados los tertulianos.

Y digo que,  difícilmente,  voy a ver alguno más por que a fuerza de ser sincero,  no soporto tanta estulticia,  sobre todo cuando a los citados tertulianos se les presupone cierto grado de eficiencia ilustrada. Convertidos en ardorosos gallineros entre políticos y periodistas vehementes y partidistas la cosa a pocos minutos del empiece, ya se ha convertido en un diálogo de sordos hasta el pitido final.  Y lo curioso que toque el tema que se toque.  Solo algunos contertulios se salvan de la quema, que son los que hablan poco, a saber si por vergüenza, por eso no entran al ruedo con insistencia y por eso también, claro está, acaban repitiendo poco en el programa.

Informar, enseñar y entretener que decía la ínclita BBC, cuando se refería a la labor del periodista.  Agua de borrajas para esta pérfida televisión nuestra que manipula, embrutece y aburre hasta a las ovejas. Sí, ya sé que si sigue es porque tiene audiencia pero siempre me cabe la duda si eso es lo que la gente quiere ver o es que lo ve porque no tiene una mejor propuesta.


2 comentarios:

  1. Las tertulias son una buena forma de ponerse al día si uno es capaz de ignorar todo el ruido que circunda a las noticias. Por desgracia, al final están siempre los mismos (amiguetes), cada uno defendiendo sus ideas habituales, a menudo vociferando o entrando en barrizales de los que ni siquiera saben salir. Tiene su gracia si te lo tomas como lo que es, un espectáculo para entretener a las masas.

    Echo de menos más documentales en las televisiones, y no entiendo los motivos que llevan a las cadenas a preferir programas de zapping o reposiciones de películas a un poco de cultura o naturaleza.

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    1. Siempre se puede apagar la televisión. El sistema se hunde. Pero aún siguen chupando, aún les queda por robar, por eso lo sujetan con pinzas, hasta que se termine cayendo por su propio peso. Entonces sí que será el sálvese quien pueda. La sociedad no reacciona, está hipnotizada, aletargada, aborregada, idiotizada. Han hecho con nosotros lo que les ha dado la gana.

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